El gobierno cubano volvió a justificar los elevados precios y la escasez de alimentos con el embargo de Estados Unidos y el alto costo de muchos productos y materias primas en el mercado internacional.
Manuel Sobrino, ministro de la Industria Alimentaria, aseguró que el gobierno de EE.UU. mantiene una "persecución obstinada" a todas las actividades comerciales que realiza Cuba.
"Afecta el propósito de Cuba de incrementar los alimentos con un índice de prosperidad y desarrollo", declaró Sobrino.
Sin embargo, no mencionó que Estados Unidos es uno de los países que mayor comercio tiene con Cuba, y es allí donde se compra la mayoría del pollo que se vende posteriormente a la población, a precios que superan hasta siete veces su valor.
Sobre este alimento, el ministro cubano dijo que hoy el país debe pagar más por ese producto, y actualmente deben depositar 1,300 USD por cada tonelada, situación que hace un año era diferente, porque valía unos 900 USD.
En ese sentido, el resumen de Cubadebate de la Mesa Redonda donde se dieron estas explicaciones se equivocó en las cifras reales, provocando una distorsión de los números oficiales, aunque posteriormente fueron rectificados.
La inflación internacional, agravada por la guerra de Rusia contra Ucrania (que tampoco se atrevió a mencionar de manera explícita), es lo que provoca que hoy el régimen cubano tenga que destinar más dinero para comprar la misma cantidad de comida.
"Un litro del aceite que se vende [de manera racionada] en Cuba supera los dos dólares; y la soya, una materia prima que usa la industria, hace apenas un año valía 400 USD, ahora cuesta 640 USD la tonelada", explicó el funcionario.
Otro problema que enfrenta la industria alimentaria de Cuba son los apagones y la falta de combustible, y aunque la dirección del país autorizó ciertos beneficios para este sector, sigue siendo insuficiente para hacer frente a la crisis.
Aunque no abundó en detalles ni explicó cuántas industrias han disminuido sus producciones, es conocido que se orientó reducir el nivel de trabajo en las grandes empresas, para no tener que prolongar en el tiempo los apagones en el sector residencial.
Sobrino culpó también al cambio climático de la escasez de alimentos y en primer lugar mencionó la sequía, que trajo como consecuencia principal que se perdieran 38 millones de litros de leche, así como problemas para obtener pescado de agua dulce, por los bajos niveles de los embalses.
"Después vinieron las lluvias intensas. Se ha precipitado en Cuba la maduración del mango y la industria no tiene capacidad para procesar toda esa fruta", reconoció.
Aunque el total de mango procesado supera las 25 mil toneladas, Sobrino aceptó que hay territorios donde se pierden productos porque no están debidamente organizados y tampoco cuentan con los recursos que se necesitan para enfrentar la demanda.
El ministro no ofreció una solución definitiva a la crisis alimentaria que sufre el país, con tiendas y mercados desabastecidos y, a pesar de los planes y leyes aprobados, los ciudadanos deben buscar soluciones propias a un problema generado por la mala gestión del gobierno.
Inflación descontrolada, precios impagables, productos que solo se venden en moneda libremente convertible, entre otras, son las consecuencias de una serie de políticas adoptadas desde enero de 2021, con la llamada Tarea Ordenamiento y que solo ha empobrecido más a la población, sin que las autoridades reconozcan sus errores y les busquen una solución definitiva.
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