El Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, sostuvo un encuentro este viernes con el gobernante Miguel Díaz-Canel, al que transmitió la posición de los países del bloque europeo respecto a la invasión rusa de Ucrania.
“He reiterado nuestra posición clara sobre la guerra rusa de agresión contra Ucrania”, dijo Borrell a través de Twitter, resaltando la responsabilidad de Cuba con la legalidad internacional, en tanto ocupa la presidencia del G77.
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Según el Alto Representante, la invasión ordenada por Vladimir Putin sobre Ucrania constituye “una amenaza para la estabilidad y seguridad global”. Sin embargo, el régimen cubano no ha perdido ocasión de alinearse con las tesis de Moscú y justificar la agresión de Rusia, negándose a la evidencia de los crímenes de guerra cometidos por tropas rusas y que investigan diferentes organismos internacionales.
“Cuba, como presidencia del G77 tiene un papel y una responsabilidad especial en el ámbito multilateral, en defensa de la carta de las Naciones Unidas (ONU)”, subrayó Borrell, quien viajó a La Habana para copresidir el tercer Consejo Conjunto de Cuba y la UE, contemplados como parte del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) suscrito en diciembre de 2016.
El encuentro, según el jefe de la diplomacia europea, sirvió para hacer balance de las relaciones bilaterales y abordar los diálogos políticos y sectoriales previstos para continuar la implementación del ADPC.
“Sostuve encuentro con Alto Representante de la UE, Josep Borrell. Constatamos contribución del ADPC a avances en las relaciones entre Cuba, la UE y sus Estados Miembros, y la madurez alcanzada al abordar diversos temas de manera respetuosa y bajo principios de reciprocidad e igualdad”, indicó por su parte Díaz-Canel.
Mientras la diplomacia europea mueve sus hilos para poner fin a la invasión rusa de Ucrania, una guerra que dejaba 18,955 víctimas mortales entre civiles y más de ocho millones de desplazados, cuando se cumplía un año desde que comenzaron los ataques rusos el pasado 24 de febrero.
Los datos, proporcionados por Naciones Unidas hasta el 13 de febrero registran 438 niños entre los fallecidos, así como 854 menores de edad heridos. La organización internacional estima que las cifras son “considerablemente mayores” por la dificultad de confirmar fallecimientos en zonas donde el conflicto permanece activo.
Sin embargo, Díaz-Canel se dedicó a resaltar “los positivos resultados del III Consejo Conjunto Cuba-UE y los significativos daños que causan el bloqueo de EE.UU. y la inclusión de Cuba en la espuria lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo a los vínculos entre Cuba y la Unión Europea”.
El encuentro estuvo marcado por la “repentina afección viral” del canciller cubano, Bruno Rodríguez Padilla, que dejó a Borrell sin posibilidad de encontrarse con su contraparte, mientras este afirmaba vía Twitter que se veía “obligado a guardar un aislamiento responsable”.
“La UE es el primer socio comercial, de inversión y de cooperación en Cuba”, indicó el Alto Representante, que tuvo que conformarse con reunirse con “representantes de las más de 700 empresas europeas en el país”, probar pastelitos de guayaba en Centro Habana y adentrarse en los secretos del dominó de esquina.
Ese mismo jueves ocurría un tiroteo en Centro Habana, pero Borrell se mostró convencido de que, en el futuro, Cuba está destinada a ser una “nueva Mallorca”. A pocos metros de donde se acercaba a la “realidad cubana”, medio derruida y clausurada, se quedó sin salir en la foto la sede del Movimiento San Isidro, cuyos líderes, el artista Luis Manuel Otero Alcántara y el rapero Maykel Osorbo, continúan en prisión por ejercer el derecho a la libertad de expresión.
Para abordar su situación y la de los más de mil presos políticos del régimen cubano, la UE decidió mandar a su Enviado Especial para los derechos humanos, Eamon Gilmore, quien viajará a La Habana en noviembre próximo.
Impedido de intercambiar con el canciller cubano y dejando fuera de su agenda encuentros con familiares de presos políticos, activistas, periodistas independientes y opositores, Borrell se regresa a Bruselas en medio de fuertes reproches de la sociedad civil cubana, y soportando una vez más el desplante del régimen al bloque comunitario.
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