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Sumidos sin remedio en la espiral de propaganda a la que sirven, el dúo Buena Fe cantó en la ciudad española de Torrelavega ante un reducido grupo de simpatizantes del régimen cubano y entre manifestaciones de repudio de activistas contra la dictadura.
“Acabamos de terminar un concierto, bueno, un evento al que nos invitaron en Torrelavega. Contentísimos. Un evento que trataba sobre la cultura como base del pensamiento crítico y nos invitaron para tocar ahí, abrir el concierto”, dijo el guitarra Yoel Martínez en una directa de redes sociales junto al cantante Israel Rojas.
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Organizado por la Asamblea Ciudadana por Torrelavega, un partido político de izquierdas y ecologista surgido de la escisión de Izquierda Unida (IU, comunistas) en esa localidad, el evento se celebró el sábado en la Plaza La Llama a iniciativa del Rincón Cubano Granma, un colectivo en la órbita del Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba.
Con 51,687 habitantes, según el censo de 2018, en Torrelavega las canciones del polémico dúo fueron escuchadas por apenas un 0,1 por ciento de sus residentes, a juzgar por las propias imágenes compartidas por la agrupación en sus redes sociales.
“¡Masividá absoluta en el Gran concierto de Buena Fe ayer en Torrelavega, gratis!”, dijo con sarcasmo el activista cubano identificado en Facebook como Edmundo Dantés Junior. Según afirmó, luego de analizar las imágenes, en la plaza había “71 personas; y conté hasta a los del fondo”.
La Asamblea Ciudadana por Torrelavega (ACPT), partido que ni siquiera concurre a las elecciones municipales que se celebran en España el próximo fin de semana, y que se define como “una organización humilde, pobre en recursos pero rica en ideas”, movilizó el capital necesario para montar un show en una plaza pública, vigilada por la policía local, con la misión de impedir manifestaciones de la sociedad civil cubana en el exilio.
Junto a la mencionada entidad de simpatizantes del régimen cubano, la ACPT se sumó a las entidades e instituciones del régimen cubano que salieron en apoyo a Buena Fe, “frente a la campaña de acoso fascista que sufren” en España.
“Aunque paremos nuestra participación en las elecciones municipales, la organización comienza una fase en la que reforzará su presencia en las calles y barrios de nuestra ciudad. Por ello organizaremos la sexta edición de la jornada 'La cultura como base del pensamiento crítico', y, como en anteriores ocasiones, con acceso libre y gratuito y sin límite de aforo y, por supuesto, en la Plaza de La Llama”, indicó el partido en su web.
Presidida por Iván Martínez Fernández, la ACPT se presentó a las elecciones municipales de 2007, pero en las actuales no consiguió el apoyo popular preceptivo para poder presentarse, aunque movilizó a medio centenar de personas que gritaron “Buena Fe” con furor, por encima de las voces de activistas cubanos que protestaron por la presencia del dúo en la ciudad cántabra.
“Llevaron al hogar de ancianos”, comentó una internauta cubana ante las imágenes de la presencia de un puñado de personas mayores que mostraron su entusiasmo por los músicos cubanos con cierta expresión de desorientación en sus rostros.
“¿Pertenece a los pueblos de la llamada España vacía?”, se preguntó otra viendo que la afluencia de público se correspondió a la propia de estas provincias y localidades con menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado, en las que se incluye la provincia de Cantabria.
Cuesta abajo y sin frenos, Rojas celebró en otra publicación un “lindo concierto” celebrado este domingo en Cáceres, al que también asistieron un puñado de personas del mismo perfil que los anteriores, simpatizantes y defensores del régimen cubano.
Incluido por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba en su lista de represores, Rojas es acusado de incitar públicamente a la violencia después de las protestas del 11J y de colaborar con la propaganda del régimen castrista en el exterior.
La presencia de ambas dinámicas represivas en su proyección como artistas, y en el entorno oficialista que le arropa, produjo la agresión sufrida por dos activistas cubanos durante el concierto que ofreció la agrupación en la sala Galileo Galilei de Madrid, un episodio de violencia que fue denunciado ante las autoridades españolas y que movilizó activistas del exilio cubano que reclamaron la cancelación de sus presentaciones en España.
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