Tres curdas desestabilizaron al pan con na'

Las justificaciones tardocastristas a la lógica rebelión de cubanos parecen sacada del catálogo de la estupidez y, paradójicamente, reconocen que la revolución ida a bolina produce borrachos poderosos.

Cubanos protestando pacíficamente en Caimanera © Erika Guevara
Cubanos protestando pacíficamente en Caimanera Foto © Erika Guevara

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Este artículo es de hace 1 año

Cortaron Internet en toda Cuba, usaron tropas especiales, el canciller jinetero soltó una de sus habituales estupideces y todo eso por tres curdas que fueron capaces de movilizar a una parte de sus vecinos contra la dictadura más vieja de Occidente.

Al cortar Internet, el régimen reconoce -de hecho- que los estallidos son espontáneos y nada organizados por la oposición, emigrados ni la CIA, aunque ya buscarán las adecuadas conexiones los interrogadores de la devaluada Contrainteligencia; para llenar espacios mentirosos de la prensa financiada por el partido comunista.


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Unidades de tropas especiales para reducir a tres cubanos en estado de embriaguez, revela el abuso y desproporción represiva de los acobardados jefes militares, con responsabilidades penales desde el aldabonazo popular del 11J.

Que el ministro de Relaciones Exteriores salga a la palestra por la acción de un trío bebido confirma la insensatez y sentido del ridículo militante que anida en el Palacio de la Revolución que se fue a bolina y que no convence a nadie porque, a las pocas horas, ya habían sido condenados por organizaciones internacionales defensoras de la libertad y de los derechos humanos y la Casa Blanca, que calificó la hostilidad oficial como "cruel e inútil".

La dictadura del proletariado, además de resistencia creativa produce ciudadanos que beben alcohol y desordenan municipios; pese a la consigna generalizada que el hombre nuevo era un ser lleno de virtudes, instruido, pacífico y sensato.

Después que uno vive veinte desengaños qué importa uno más, pero los capitostes andan amurallándose en sus mansiones de Siboney con grandes muros que protegen a Marrero y a Valdés Mesa y nuevas regulaciones circulatorias en el entorno de la chocita de Díaz-Canel, ahora salpicada de accesos prohibidos.Ya avisó Guillermo Cabrera Infante, natural de Gibara, con el arranque de su deslumbrante Tres tristes tigres: "Lo que no le dijimos nunca a nadie fue que nosotras también hacíamos cositas debajo del camión. Pero todo lo demás lo contamos y toda la gente del pueblo lo supo enseguida y venían a preguntarnos y todo".

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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