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La cubana Odalis León brinda refugio a más de 60 perros y dos gatos en su casa del municipio Marianao, en La Habana.
El fotógrafo y profesor Joel Hernández Marín, quien relató en Facebook una visita a Sole de Esperanza, el refugio de esta rescatista, cuenta que desde niña Odalis “estuvo estado trayendo animales a su casa y realmente no recuerda el día que se percató de que tenía un refugio”.
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“Acepta perros y gatos por igual, aunque los primeros son los que abundan en este espacio. Aquí hay de todo, cachorros, adultos, viejos, machos, hembras. Unos se los trajeron, otros fueron encontrados después de algún accidente, como Lachy que perdió un ojo y llegó con el cráneo abierto, o llegan después de un maltrato muy grande como el que sufrió Totó, que por estar amarrado con un alambre tenía toda la piel del pecho y el abdomen colgando”, relata.
Hernández Marín, quien compartió varias imágenes de la rescatista con sus animales, dice que Odalis recibe la ayuda de “su mamá Arminda, de 81 años, y de Rolando, pero llevar su refugio no es fácil, conseguir la comida, medicinas, tiempo para la limpieza, todo es bien difícil, pero siempre se hace con puro amor”.
Aunque mediante el Decreto-Ley de Bienestar Animal las autoridades cubanas se comprometen a facilitar la compra de alimentos para los refugios de animales, la realidad dista mucho de ello, y los rescatistas cubanos persisten en su labor gracias a la solidaridad y el apoyo colectivo y de la sociedad civil, muchas veces resistiendo a las presiones del propio gobierno.
A finales de abril trascendió que una cubana protectora de animales pidió ayuda para poder alimentar a sus 38 mascotas -gatos y perros- en medio de la grave crisis económica en Cuba.
Susana Bisbé, una mujer hipoacúsica residente en La Habana, suplicó por ayuda para proporcionarles alimento a sus animales rescatados: 16 gatos adultos, 10 perros y 12 gatitos pequeños con anemia.
En noviembre del pasado año, activistas animalistas denunciaron que funcionarios del gobierno cubano los obligaron a desalojar un local que servía de refugio a una decena de animales en el municipio Güines, Mayabeque.
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