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La racha de innings consecutivos sin permitir indiscutible eslabonada por el relevista cubano Yennier Cano se quebró la misma noche que su compatriota Miguel Vargas consiguió el mejor performance de su naciente carrera ligamayorista.
Asentado en el bullpen de los Orioles, Cano había laborado 11 entradas sin que nadie le llegara a primera por hit (de hecho, el único hombre que se le había embasado lo logró por la vía del pelotazo). Sin embargo, su faena de la víspera ante los Reales le puso temprano fin a la cadena cuando el primer bateador enfrentado, el venezolano Maigel García, le conectó un machucón que hizo inalcanzable para el guante del camarero Ramón Urías.
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Lejos de desanimarse, Cano respondió liquidando sin apremios a los siguientes tres rivales (rodado a la intermedia, ponche y foul fly a tercera), y arribó así a 12 episodios de apenas un imparable, cero carrera y ninguna base por bolas, con WHIP de 0.08 y average adversario de .028.
Eso fue en Kansas City. Al oeste, en California, el hijo del exindustrialista Lázaro Vargas vivió una noche mágica, resumida en tres dobles y un sencillo en cinco turnos, con par de carreras anotadas y un trío de remolques.
Jamás el muchacho había fimado tantas conexiones a terreno de nadie en un partido, ni tampoco tantos extrabases. Para bien de su permanencia en la titularidad de los Dodgers, los desafueros de este martes decoraron su estadística, pues el OPS le llegó a .749 de la mano de tanto batazo ante los Filis y, también, de las 18 transferencias logradas hasta ahora.
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