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Un anciano cubano aquejado de cataratas y que recorre La Habana con una carretilla para la venta ambulante, cayó en un hueco abierto por la empresa Aguas de La Habana, que realizó obras de reparaciones, pero dejó el agujero abierto luego de terminarlas.
Los hechos sucedieron el viernes pasado en la calle Agua Dulce entre San Benigno y San Indalecio, en el municipio Cerro. Según el medio independiente CubaNet, la víctima se llama Minardo Rodríguez López, un anciano de 81 años con la visión borrosa.
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Tras la caída, el hombre tuvo que ser rescatado por los vecinos del lugar, quienes llamaron infructuosamente al servicio de ambulancias de la capital.
Con golpes en todo su cuerpo y heridas en la rodilla, brazo, antebrazo y hombro derechos, el anciano tuvo que ser trasladado al hospital por los propios vecinos, a los que nunca les contestaron sus llamadas de auxilio al servicio de ambulancias capitalino.
Tampoco les ofrecieron ninguna solución los efectivos de Emergencia Policial, a los que se les puso en conocimiento del incidente, ocurrido en plena calle, y se les solicitó en sendas llamadas que enviaran un patrullero a trasladar al anciano herido a un hospital.
Idéntica indiferencia mostró la funcionaria del Puesto de Mando del Partido Provincial de La Habana que atendió la llamada de los vecinos. Con el anciano quejándose por el dolor, la funcionaria (que no quiso identificarse) aseguró que la capital solo cuenta con cuatro ambulancias, debido a la crisis del combustible que atraviesa el país.
En ese caso, les dijo, la responsabilidad de llevarlo al hospital era de los propios vecinos ya fuera cargado o en un sillón de ruedas, cosa que terminaron por hacer los desesperados vecinos, que trasladaron al anciano al Cuerpo de Guardia del Hospital Docente Clínico Quirúrgico Diez de Octubre, muy cerca del lugar del accidente.
Al momento de redactar esta nota, la empresa Aguas de La Habana no se ha pronunciado sobre el incidente, provocado por las obras de reparación de una acometida. Según el citado medio, los encargados de “terminar la obra” abandonaron el lugar dejando un hueco cuyas dimensiones rondan los dos metros de largo por dos de ancho y casi, y más de un metro de profundidad.
Según denunciaron residentes, un mes después de realizada la reparación, los empleados de la empresa no han regresado para sellar el agujero, a pesar del evidente peligro que este supone para los transeúntes. Tampoco han sido removidos los escombros que dejaron, y que ocupan parte de la vía pública.
La Empresa, perteneciente al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, también realizó la reparación de otra acometida en la calle Serafines, entre San Indalecio y San Benigno, a poco más de 150 metros del lugar del referido incidente.
Terminada esta reparación la semana pasada, en la calle quedó otro agujero al descubierto. Aunque, según el citado medio, las dimensiones de esta obra son menores, representan un peligro similar para los transeúntes, en especial ancianos como Minardo Rodríguez López, a quien le espera una sobrevivencia aún más dura después de un incidente provocado por la irresponsabilidad de la empresa estatal Aguas de La Habana.
A comienzos de abril, el anciano cubano Jorge Triana esperó más de 82 horas por una ambulancia que le hiciera un traslado interhospitalario para realizarse un TAC, tras sufrir un accidente cerebrovascular en la capital.
Un mes antes, fallecía Carmen Leonides Botana Fernández, una anciana cubana que debió esperar más de cinco horas en estado de deshidratación severa por la llegada de una ambulancia para ser trasladada a un hospital en La Habana.
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