Enroque de blancos para negra etapa

El debutante gobierno de difuntos y flores ratifica que la política de cuadros es otra mentira de la revolución.

Miguel Díaz-Canel, reelecto como presidente de Cuba © Prensa Latina
Miguel Díaz-Canel, reelecto como presidente de Cuba Foto © Prensa Latina

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Este artículo es de hace 1 año

La gran novedad es que no hubo novedad; la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) aprobó, por mayoría, la nómina prefabricada de mayorales tardocastristas; con el habitual predominio de mujeres y hombres de raza blanca para una de las etapas más negras de la historia de Cuba.

El nuevo gobierno refuerza las idea errónea que los problemas de los cubanos se resuelven con teques mentirosos y patrioterismo de hojalata; por tanto, los ciudadanos deben saber que seguirán a la intemperie porque la casta verde oliva y enguayaberada sigue anteponiendo su instinto de conservación a servir a la nación, en peligro de desparecer.


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Díaz-Canel, achicharrado políticamente desde 2019, renovó el cargo porque es el penúltimo capricho de Raúl Castro y nadie sensato se prestaría a inmolarse por Bodegas Birán, S. A. Las crónicas de Indias dicen que, en su primer período presidencial, demostró sus cualidades de capitán del Titanic, sensibilidad y vocación por la innovación científica y tecnológica.

¿Ordenar una guerra civil, apaleando a cubanos indefensos, demuestra sensibilidad?

¿Mantener en las cárceles a más de mil cubanos presos de conciencia revela nobleza?

¿Desterrar a casi 300 mil cubanos a Estados Unidos, para evitar otro 11J, significa honradez?

¿Diseñar un país mendigo de remesas y recargas de la solidaria emigración, y gobernado por jineteros, representa generosidad?

¿Apoyar la invasión rusa a Ucrania denota altruismo?

Sería útil saber cuánto cuestan a los empobrecidos cubanos, inventos como la Tarea ordenamiento (herencia raulista), la dolarización de la economía, la hiperinflación y las invendibles y propagandísticas vacunas anti coronavirus.

Mantener a Marrero como primer ministro del pan con na' es seguir premiando al lamebotas de sus amos y déspota con subordinados; aunque fue el único de los designados no votado unánimemente por los diputados.

Sacrificar a Meisi Bolaños para salvar la cabeza del erróneo y atormentado Alejandro Gil y poner en su lugar a unos de los heraldos mandados a Londres para cosechar la cantada derrota frente al fondo de inversión CRF-I Limited, retrata el oportunismo simplón de los piratas del Caribe; para que haya finanzas y precios, antes debe haber economía.

Devolver a Cabrisas al Ministerio de Comercio Exterior confirma que la política de cuadros es otra mentira revolucionaria -una más- y que el banquillo está agotado porque nadie sensato quiere ser cuadro en la selva de la Empresa Consolidada de Otras Tareas Revolucionarias (ECOTRA); adonde ya partió Rodrigo Malmierca Díaz.

Nombrar a un general de brigada y hasta hace poco jefe del Ejército Occidental, Raúl Acosta Gregorich, como jefe de Ordenación territorial y Urbanismo, conserva militarizado e innecesariamente un organismo civil, que debe basar su actividad en la ley y la eficacia para -al menos- aminorar el caos en ciudades y pueblos.

Incoherente sustituir a las ministras de Educación y de Universidades, administradoras de desastres que abarcan desde la Ortografía hasta los Máster, porque conservan sus cargos el atropellador de Cultura, los hambreadores de Agricultura, Alimentaria y Comercio Interior, el renqueante de Transporte, el mentiroso de Energía y Minas y el cobardón y jinetero Bruno Rodríguez, proxeneta de emigrados pagadores de diezmos abusivos.

Otros errores son mantener a García Granda en Turismo; tras la ruina cosechada (herencia parcial de Marrero), o a Villafaña en Construcción, donde incumple cada año los planes de viviendas; mientras Cuba se derrumba.

La parálisis anticubana solo es coherente con las decisiones de mantener -por razones diferentes- a Lazo al frente de la ANPP y a Valdés como vicepresidente; posponiendo una vez más a Inés María Chapman Vaugh y a Homero Acosta, que podría pilotar una transición de la ley a la ley; una vez muertos Raúl (físicamente) y Díaz-Canel (políticamente); aunque puede darse la paradoja que el pesista y nadador muera antes que el pescador y gallero.

La salud de Lazo no es buena, la de Valdés tampoco, aunque no tan escasa como su materia gris ni tan abundante como su pasión por las rubias; y ambos ya han cumplido su vida política, pero con el cuento ese de que los revolucionarios no se jubilan, seguirán machacando en baja hasta que el cuerpo aguante; como pasó con Flavio Bravo Pardo.

El gobierno entrante -avisó Díaz-Canel en su discurso- sacrificará a sus familias en aras del pueblo; otra serpentina para las glorietas del tribuno de la presa Minerva, que insiste en ponerse los zapatos al revés una y otra vez; pese a las órdenes del joven Ramirito -que sigue al bate- para que se contenga.

A ver, presidente, si no tienen energía por la maldad de Estados Unidos y dificultades de los proveedores, ¡coñó, Selena, apretaste! ¿En qué van a emplear su tiempo los ministros? ¿En jugar al dominó, palitos chinos y empinar papalotes; declarándose listo para los vacilones y la defensa de sus privilegios?

¡Ay mi Cuba!, menos mal que el imperialismo sufrió su primera gran derrota latinoamericana en las arenas de Playa Girón; que si llega a ganar...

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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