Las fotos de unos albañiles trabajando en lo alto de un edificio de Centro Habana han generado polémica acerca de si se emplean todas las medidas de seguridad posibles, o si vale la pena arriesgar la vida por el sueldo que cobran.
Lerdis Fernández Castillo, del grupo de Facebook "Fotos de La Habana", compartió imágenes de un edificio de 20 plantas situado cerca del Parque Trillo, en el barrio de Cayo Hueso, donde un albañil colgado de dos cuerdas repellaba la pared.
"Lo primero que pensé al verlo fue: '¡este es un loco! y, ¿cuánto le pagarán por ese trabajo?'", comentó, antes de reconocer que se trata de un trabajo muy necesario pero riesgoso, y se preocupó por las condiciones del hombre, pues según ella solo tenía dos sogas y una tabla.
Varios miembros del grupo se refirieron a los medios de protección indispensables para una labor de ese tipo y la preparación física que deben tener quienes trabajan a esa altura.
"No son sogas, son cuerdas técnicas de escalamiento y descensos, una principal y otra de seguridad, con un sistema de autostop. La tabla es para que las piernas no se cansen", explicó Alejandro Ruiz Galiano Locos, ingeniero.
"Es necesario que se documenten antes de juzgar o hablar de algo o alguien, no son dos sogas, son dos cuerdas de alpinismo, y no es una tabla, es una silla destinada para ese fin, y lo más importante, el arnés de seguridad", detalló Víctor Adán Sánchez Díaz.
"Es un trabajo difícil y complicado, que pocos hacen, es una modalidad en la ingeniería civil, alpinismo de ciudad para construcción. Existen MIPYMES que lo hacen y lo pagan bien. Dudo muchísimo que con la desmotivación para trabajar en La Habana, nadie esté haciendo ese trabajo sin las condiciones elementales", aseguró una usuaria.
Una vecina de la zona relató que conversó con los albañiles y concluyó que no tenían todos los medios de seguridad.
"Me dijeron que es una soga de alpinismo. También le señalé que ese día había fuertes vientos, que no deberían trabajar así, y lo otro, que necesitarían una malla de protección. Me dijeron que esa malla cuesta mucho dinero", dijo la anciana, llamada Florinda Toledo.
"Cómo es posible que ellos mismos arriesguen sus vidas con tal de ganar dinero. Y que no tengan una administración o jefe que responda por la seguridad de sus trabajadores. De ocurrir un lamentable accidente la culpa se le achacará a los trabajadores", agregó.
Toledo aseguró que en Cuba muchos se acostumbran a trabajar así por la necesidad o por el desconocimiento de sus derechos.
"En la antigua Ley 13, el artículo 44 decía que si un trabajador entiende que su vida peligra en su puesto de trabajo, se puede negar a trabajar pero queda obligar a trabajar donde la administración lo ponga, hasta tanto se resuelva la situación de peligro", recordó.
Con ella coincidió otro jubilado, que subrayó que "debe haber quienes velen por el cumplimiento de las normas de seguridad establecidas para estas labores y que no deben de permitir la realización sino se cumplen".
Una residente en Santiago de Cuba comentó que en la generalidad de los casos, estos trabajadores tampoco tienen seguro de vida.
"Mis respetos para ese 'loco' que arriesga su vida por un trabajo mal pagado. Se sabe que en cualquier otro país del mundo solo por limpiar cristales a esa altura, el salario y las condiciones de trabajo son altísimas", recalcó una habanera.
Recientemente fueron noticia en redes sociales tres cubanos recién llegados a Estados Unidos que se ganan la vida limpiando cristales y cambiando luces de los rascacielos de Miami, sin miedo a las alturas.
Uno de ellos, nombrado Ignacio Díaz, de 25 años, se disfraza de Spider-Man. Contó que disfruta cuando los residentes de los edificios se sorprenden al verlo vestido así mientras trabaja, y su sueño es hacerlo en hospitales infantiles para alegrar a los niños enfermos.
En 2016, un grupo de jóvenes emprendedores en Cuba dedicados al alpinismo de remodelación y rehabilitación de inmuebles, denunciaron que se exponían a graves riesgos cuando las instituciones que los contrataban no verificaban ni garantizaban los estándares básicos de seguridad.
En su página en Facebook, el Servicio Especializado en Alturas (SEA) publicó imágenes de un trabajador de la construcción pintando las ventanas exteriores del ICRT, colgado a más de 20 metros de altura de una cuerda cuyo extremo estaba limitado únicamente por una tabla rústica de madera.
"Un operario a más de 20 metros de altura, sin cuerda de seguridad, sin casco de protección, sin un arnés de acceso mediante cuerdas, utilizando dispositivos deportivos no normados para este tipo de trabajo, sin conocimientos de cuerdas. ¡No puede ser un héroe o un alpinista! Más bien es un gran irresponsable", subrayó el grupo.
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