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La noticia este viernes del derrumbe en el interior de la chimenea de la Termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas, que dejó a cuatro trabajadores sepultados en su interior, ha llevado a muchos cubanos a preguntarse por las causas de este otro importante accidente industrial en una de las principales infraestructuras del Ministerio de Energía y Minas de Cuba.
Cuando se cumplen nueve meses desde que ocurrió el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, que se inició con la supuesta caída de un rayo en uno de los depósitos y se propagó a otros tres tanques -además de cobrarse la vida de 17 personas, incluidos algunos jóvenes que hacían el Servicio Militar- una nueva catástrofe viene a poner en vilo a los cubanos.
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La angustia por las labores de rescate se mantiene en primer plano, cuando todavía falta por encontrar al trabajador de la Empresa de Construcción y Montaje Especializado (ECME), Lázaro Frank Montero Pita (57 años), quien se encontraba retirando hollín e incrustaciones de vanadio en el interior de la chimenea junto a otros tres compañeros cuando el derrumbe los dejó atrapados.
Mientras efectivos de Salvamento y Rescate conseguían extraer con vida a Leonel Pérez Montoya (de 30 años) y Maikel López Navarro, un tercer trabajador, Alexis Bernardo Labrada Junco, no corría la misma suerte y su cuerpo era recuperado sin vida este viernes. Durante la madrugada del sábado, las labores de rescate de Montero Pita se interrumpían para preservar la vida de los rescatistas ante una nueva amenaza de derrumbe.
A la espera de los resultados de las investigaciones pertinentes, los cubanos se preguntan qué pudo haber causado el desprendimiento de una columna "cenicero" de la chimenea, que dejó sepultados a los cuatro trabajadores de ECME que laboraban en su interior.
Una actualización del incidente publicada a las seis de la tarde del viernes en las redes sociales de la emisora matancera Radio26 ofrecía detalles de lo sucedido.
“Según explicaron autoridades de la unidad y trabajadores que laboraba cerca del lugar al momento del accidente, se trata de un derrumbe en la pared interna de esta estructura construida de ladrillos refractario y tras la cual se acumulan las impurezas”, explicaba el medio.
El director técnico de la CTE, Román Pérez Castañeda, precisó que los operarios estaban recogiendo escombros tras la limpieza de la parte inferior de la chimenea, donde se acumula el hollín. “Se trata de una labor que se realiza en grandes paradas y que inició aquí hace aproximadamente una semana”, explicó el directivo.
“La chimenea está preparada para el trabajo de dos unidades. Tiene una pared divisoria que se le dice tabique de 7 y 10 metros que delimitaba una parte que, con la limpieza y la presión del hollín del otro lado, hicieron que se derribara, creando además un ambiente tóxico con peligro para la vida, más por esto que por las contusiones”, detalló Pérez Castañeda.
En sus declaraciones, el directivo aseguró que se cumplió con todo el protocolo que estipula paso a paso los procedimientos de trabajo a seguir durante paradas técnicas de mantenimiento.
“Fue un hecho fortuito, todo parece indicar que el hollín del otro lado ejerció presión sobre la pared. Ayer se había revisado y se comprobó que todo estaba en orden”, expresó Pérez Castañeda, quien identificó como el mayor peligro “la inhalación de hollín y sustancias tóxicas en el interior de la chimenea”.
Por su parte, el gobernante Miguel Díaz-Canel refirió en sus redes sociales estar “al tanto del accidente ocurrido en la CTE Guiteras y en constante comunicación con las autoridades matanceras”.
“Todo se ha dispuesto para el rescate de los trabajadores. Nuestros rescatistas y bomberos están haciendo un gran esfuerzo. Nuevamente Cuba está con Matanzas”, señaló.
Más allá de la solidaridad enunciada por la narrativa oficialista cubana, lo cierto es que el gobierno de Díaz-Canel no ha dado muestras de su voluntad de esclarecer lo sucedido en eventos desastrosos que incumben a su gestión.
Las causas del incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas, o de la explosión en el hotel Saratoga en La Habana -donde fallecieron 47 personas, incluidos cuatro niños- han quedado ocultas al escrutinio de la opinión pública.
Más allá de desplazar a un equipo antiterrorista del Ministerio del Interior a la incendiada Base, o rodear el Saratoga de autoridades y policía, las investigaciones de estos grandes siniestros siguen sin aportar públicamente unas conclusiones que esclarezcan lo sucedido y sus responsables.
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