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El Departamento de Defensa de Estados Unidos está experimentando con animales para determinar si las ondas de radiofrecuencia podrían ser el origen del "Síndrome de La Habana" que afectó a miembros del personal diplomático estadounidense.
Mediante una investigación de la Universidad Estatal Wayne, de Michigan, subvencionada por el ejército, se estudian los efectos de las ondas de radiofrecuencia en hurones, que tienen cerebros similares a los humanos, para determinar si esta exposición induce síntomas similares a los experimentados por los afectados en La Habana, según trascendió en un reporte de Politico.
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"Estudios conductuales, de imagen e histológicos determinarán si el modelo es comparable a las anomalías observadas en humanos tras un traumatismo craneoencefálico por conmoción", dijo el portavoz del Departamento de Defensa, Tim Gorman. "El modelo podrá utilizarse posteriormente para probar posibles tratamientos que alivien los déficits asociados a la lesión cerebral traumática".
El portavoz afirmó que la subvención de 750,000 dólares a la Universidad Estatal Wayne, con colaboradores de la Universidad de Michigan, "desarrollará y probará un novedoso modelo animal de laboratorio para imitar lesiones craneales por conmoción leve".
El Departamento de Defensa también ha probado recientemente fuentes de radiofrecuencia pulsada en primates para tratar de determinar si sus efectos pueden estar relacionados con lo que el gobierno denomina "incidentes sanitarios anómalos", según funcionarios estadounidenses que pidieron mantener su anonimato.
Al respecto, Tim Gorman declinó comentar si el Departamento de Defensa ha realizado recientemente estas pruebas en monos.
La noticia de los experimentos en animales se produce después de que la Oficina del Director de Inteligencia Nacional determinara la que no existen pruebas creíbles de que un adversario extranjero haya causado los incidentes sanitarios.
Los síntomas se han descrito como fuertes dolores de cabeza, pérdida temporal de audición, vértigo y otros problemas similares a una lesión cerebral traumática.
Un informe del gobierno desterró una teoría publicada el pasado año por un grupo de investigadores convocados por la Administración Biden, quienes indicaron que probablemente “un enemigo clandestino” que usaba “ondas de energía como arma” había logrado enfermar a cientos de diplomáticos; y alegaba que el estrés o las reacciones sicosomáticas no pueden explicar en su totalidad los incidentes reportados en embajadas estadounidenses desde 2016.
Tras varios años de investigación los expertos concluyeron que era "muy improbable" que un adversario extranjero como Rusia fuera responsable de los síntomas descritos.
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