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La Serie del Caribe 2023 fue un fracaso, y el Clásico Mundial está a punto de reactivar la humillación. El béisbol cubano va de ridículo en ridículo (con todo respeto, es la palabra exacta), y todo apunta a que esta realidad pretende perpetuarse. Lo que sigue son apenas 10 de los tumores más terribles que devastan al pasatiempo nacional.
1. La falta de aplicación, seriedad y eficacia ante el trabajo de un alto porcentaje de los funcionarios beisboleros, directores de equipos, jugadores y árbitros.
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2. La necesidad de instaurar un campeonato verdaderamente profesional, apto para estimular económicamente a todos los elementos vinculados con el juego, especialmente los atletas.
3. La desatención del trabajo en la base, donde cunde el desaliento entre preparadores y atletas ante la ausencia de recursos básicos.
4. La incapacidad de muchos técnicos para enseñar los rudimentos del béisbol (el llamado ABC) en edades tempranas.
5. La desactualización de una parte importante de los especialistas que trabajan en el país.
6. La impericia de los atletas para ajustarse a las exigencias de cada situación particular de juego.
7. La inexistencia de un torneo de desarrollo que evite el salto forzado de las filas juveniles a la Primera Categoría.
8. La carencia de estudios detallados de las debilidades y fortalezas del rival (dentro y fuera del país), a partir de una subestimación retrógrada de la estadística avanzada.
9. La paupérrima condición de estadios y terrenos.
10. La ausencia de una cabeza pensante, honesta y valiente (o un grupo de cabezas pensantes, honestas y valientes) con la facultad de proponer ante las altas esferas del país una serie de cambios radicales en la filosofía beisbolera nacional, tanto para encarar los eventos domésticos como los de carácter foráneo.
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