Aún recuerdo aquel descubrimiento de la icónica obra teatral Mi socio Manolo, del recientemente fallecido Eugenio Hernández Espinosa, tras una magistral interpretación de Pedro Rentería y Mario Balmaseda allá por 1988.
Les confieso que no soy asidua a las tablas, pero quedé gratamente impresionada por la actual puesta en escena de dos excelentes actores como Renecito de la Cruz y José Ignacio León, dirigida con soberbia mano maestra por Sarah María Cruz, quien, conjuntamente con el propio León, versionó la original y la condujo un tanto a la actualidad del cubano.
El reencuentro de dos amigos de siempre, uno que partió al exilio, Cheo, y otro que permanece en Cuba, Manolo, nos lleva de la mano al contradictorio sendero de la vida, plagado de errores, mentiras, sueños, alegrías, tristezas, desengaños… ¡Realidades todas que conmueven! e incluso, cuando despiertan sonrisas, como el momento en que se escucha "La Internacional", nos abofetea la realidad del tiempo perdido en el caso de los que peinamos canas como yo.
Reitero, la obra reverencia en la producción dramática del autor los temas de lo cotidiano del cubano: la corrupción, la escasez, los sueños rotos de aquí y de allá.
La humanización, el acercamiento a los personajes nos abre una amalgama contradictoria de sentimientos que confluyen en ambos y que, tan distintos, difieren.
Para esta versión, que homenajea a Hernández Espinosa y a los primigenios actores, así como al director Silvano Suárez, el contenido informativo es lo de menos y esto lo extrapola a cualquier forma artística.
No se trata de trasmitir al público una información por todos conocida sino de que experimente esta realidad según su visión de la misma.
Considero que en la obra se palpa que el tiempo pasado está ante nosotros, tan abierto como el futuro… El pasado nos subraya el presente hasta el punto de poder desestabilizarlo.
Si se me permite opinar, siempre ha sido cruel el drama de Mi socio Manolo y en esta versión, se logra trasmitir ese sentimiento a lo largo de toda la obra, teniendo como colofón el consabido cierre de la muerte de Manolo a manos de su querido amigo Cheo.
Excelente el diseño de la banda sonora, también bajo la égida de Sarah María, como un mensaje sugerente, muy bien acoplado al diseño de luces de Paquito (Norberto Parra); imbricados al desempeño actoral y como completos especiales, atribuyen vida y originalidad a la obra.
Esta versión de Mi socio Manolo celebra el aniversario 18 de la fundación del grupo Teatro del Sol y los 20 años de la Sala Adolfo Llauradó. Se presentará todos los fines de semana hasta el 19 de marzo, en los horarios habituales.
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