Cubano necesitado de trasplante de corazón pide ayuda para poder vivir en Miami

Al menos dos personas ya le han ofrecido un lugar donde quedarse mientras espera su turno para ser trasplantado.

Leomir Varela Ortiz © Captura Facebook/Javier Díaz
Leomir Varela Ortiz Foto © Captura Facebook/Javier Díaz

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Este artículo es de hace 1 año

Un cubano necesitado de un trasplante de corazón pide ayuda para poder vivir en Miami sin perder su lugar en la lista de espera para ser operado, según información compartida por el periodista Javier Díaz, reportero de Univisión 23.

Leomir Varela Ortiz, de 34 años, acudió este jueves al periodista cubano para visibilizar su caso en Facebook y recabar la ayuda de la comunidad de Miami para encontrar un lugar donde vivir allí mientras espera su turno para recibir un trasplante de corazón.


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Díaz contó que Varela Ortiz hace cuatro meses sufrió un infarto y tras rebasarlo milagrosamente a sus 34 años, su corazón se mantiene funcionando entre un 10% y 15%, por lo que necesita un nuevo órgano mediante trasplante.

Refirió que él vivía junto con su esposa e hija de meses de nacida en una localidad muy pequeña del estado de Wyoming, por lo que los médicos le recomendaron mudarse hacia otra ciudad donde pudiera conseguir en un menor tiempo un trasplante de corazón.

“Por eso se mudó hacia Miami, donde fue acogido por familiares y amigos de su localidad natal en Las Tunas, pero esas personas tienen una situación de enfermedad y le dijeron que ya no podían seguir cuidándolo y debía buscar otro lugar donde quedarse”, explicó el reportero en una directa de este viernes por su perfil de Facebook.

También contó que tras la publicación de su reportaje en la noche del jueves, al menos dos personas han llamado a Varela Ortiz para ofrecerle un lugar donde vivir, incluso le comentaron que podía traer a su esposa y bebé para que lo acompañaran.

Recién la madre de este cubano también pidió ayuda a los seguidores del humorista y filántropo Limay Blanco, para obtener una visa humanitaria y los recursos para poder viajar antes de la operación de su hijo.

El joven, de 34 años, permanece constantemente monitorizado y se atiende con especialistas de cardiología del Jackson Memorial Hospital de Miami, donde el equipo de cirugía le ha dado cita para los primeros días de marzo.

Ortiz Monteagudo sufre por no poder estar junto a su hijo en un momento tan delicado y pidió ayuda humanitaria para viajar y acompañarle durante la intervención y su proceso de recuperación.

Valera Ortiz está diagnosticado de una “insuficiencia cardiaca biventricular aguda o crónica grave” y “Miocardiopatía dilatada no isquémica”, clasificada como Clase IV (más aguda) en la escala de la New York Heart Association (NYHA) que establece la “valoración funcional de Insuficiencia Cardíaca”.

En esa ocasión, la angustiada mujer compartió fotografías de su hijo en el hospital, así como los informes médicos que describen su condición.

El caso de Ortiz Monteagudo es similar al de otras madres y familiares que, a raíz del masivo éxodo de cubanos de los últimos tiempos, han quedado separadas de los suyos y han sido golpeadas por tragedias e historias parecidas.

Es el caso de la cubana Anna Lidia Beltrán, quien suplicó a comienzos de febrero una visa humanitaria que le permitiera viajar cuanto antes a EE.UU. donde su hijo Reidel Daniel Rodríguez, de apenas 21 años, se encontraba ingresado en estado crítico y coma inducido tras sufrir un accidente.

“Salvar su vida y tenerme ahí con él, es lo que estoy pidiendo, ni dinero, ni ayuda ni nada”, dijo desesperada la mujer en emotivas declaraciones a Telemundo 51, en las que precisó que espera por el resultado de una solicitud de visa humanitaria que ya le habían negado al padre del joven, pero que en su caso se encontraba en “proceso administrativo”.

Apenas cuatro días después de sus declaraciones, su solicitud de visa humanitaria fue aprobada. En la resolución del caso fue clave la visibilidad mediática y la intervención de la oficina del senador cubanoamericano Marco Rubio, que realizó gestiones para acelerar la llegada de Beltrán. Lamentablemente, poco después de su arribo a Miami, su hijo falleció.

A finales de enero, Estados Unidos aprobó una visa humanitaria para la niña cubana Náthaly Zaragoza Hernández, de 9 años, paciente de leucemia linfoide aguda, quien permanecía ingresada en el Instituto de Hematología e Inmunología de Cuba como candidata a un trasplante de médula.

La menor viajó a Florida en compañía de su madre, Naila Hernández, según dio a conocer el padre de la niña, que agradeció enfáticamente a quienes los habían apoyado en los últimos meses y en especial al empresario cubanoamericano y filántropo Michael Fux, quien se convirtió en benefactor económico del caso y está cubriendo los gastos de trámites además de que asumirá los costos médicos.

Otro caso, también de paciente menor con leucemia, fue el José Camilo Cateura Díaz, de 11 años, quien llegó a finales del año pasado a Miami luego de recibir su visado humanitario para tratarse en el hospital Nicklaus Children.

La familia de Cateura Díaz presentó en octubre el caso ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) y el 13 de diciembre le fue otorgado un parole humanitario para recibir tratamiento médico en Florida.

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