Una familia cubana que enterró a un ser querido a comienzos de este año en el cementerio San Carlos Borromeo, en la ciudad de Matanzas, denunció haber encontrado en la bóveda familiar varios féretros abiertos a los que faltaban restos óseos.
“Cuando llegamos a la bóveda vimos varias cajas abiertas a las que les faltaban los restos. Había huesos por dondequiera, parece que les cogieron las cabezas y las articulaciones a las personas. Yo nunca había visto cosa igual en mi vida”, indicó la doliente en declaraciones al diario local Girón.
Un pormenorizado artículo del citado medio de prensa oficialista precisó que la deficiente vigilancia e iluminación del lugar favorece un listado de fechorías que van desde el robo de elementos decorativos de las bóvedas hasta la profanación de féretros para extraer huesos con fines religiosos.
El recinto -el tercero más importante de Cuba en cuanto a valor patrimonial y el segundo más grande del país- solo dispone de diez vigilantes en turnos de 24 por 72 horas cuando necesitarían de al menos 20 custodios para cubrir los 135 mil metros cuadrados del camposanto.
José Ángel García Rodríguez, administrador en funciones del cementerio, explicó que al no disponer de iluminación adecuada la guardia se concentra en la entrada del recinto, donde permanece un custodio de día y dos por la noche.
Los problemas en el cementerio matancero no se reducen a la sustracción de huesos: a la carencia de luces y vigilantes se suma la falta un muro que impida la entrada de personas desde la calle por el lateral derecho y deficiencias de limpieza.
Matanceros con bóvedas en el cementerio aseguraron haber sido víctimas de profanación de tumbas familiares, así como del robo de elementos decorativos, ya sean argollas de bronce o incluso flores artificiales.
“Hace cuestión de un mes me avisaron que la tapa de una de las cajas donde se guardan los restos estaba partida. Cuando fuimos allí nos percatamos de que se habían robado las argollas y estaban esparcidos los huesos en el piso", se quejó Beatriz Milián Robaina, residente en Pueblo Nuevo.
“Aquí se han llevado y roto hasta los angelitos [...] Como habitante de esta urbe me pregunto por qué el camposanto, donde descansan héroes y seres queridos, no tiene la misma vigilancia que otros lugares de la ciudad”, cuestionó.
En el listado de carencias del recinto figuran también los materiales adecuados para sellar correctamente las tumbas, lo que ha llevado incluso a que los sepultureros digan a los dolientes que tienen que traer el cemento para cerrar las tumbas, que habitualmente requieren para su sellado de polvo de piedras (cocó) y de cemento.
La limpieza de la necrópolis es otro asunto que ha generado inconformidad en quienes visitan el lugar. Según el administrador en funciones, disponen de un personal encargado del chapeo y la recogida de basura, que hacen diariamente en horario de la tarde. Además entra una carreta los lunes, miércoles y viernes a retirar los escombros, entre ellos las cajas que se desechan cuando se hace una exhumación.
Cuando un familiar detecta un delito o cualquier otra situación irregular en su propiedad debe comunicarlo a la administración del cementerio, porque corresponde a esa entidad iniciar una investigación.
El director en funciones de la necrópolis matancera admitió que algunos empleados del lugar fueron separados de su puesto de trabajo tras comprobarse que estaban implicados en casos de profanación de tumbas.
El nuevo Código Penal establece en el artículo 233 de la Ley 151 de 2022 el delito de "exhumaciones ilegales", el cual está ubicado en el Título IV sobre Delitos contra la seguridad colectiva.
La ley contempla “que quien, sin cumplir las formalidades legales, realice o haga realizar una exhumación o el traslado de un cadáver o de restos humanos, incurre en sanción de privación de libertad de seis meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas, o ambas”.
En los últimos años abundan las denuncias en redes sociales o artículos de prensa oficial sobre el deplorable estado de los cementerios a lo largo y ancho del país.
Según denuncias previas, en el cementerio de Ciego de Ávila se realizan exhumaciones rudimentarias y antihigiénicas. También se ha aludido al mal estado en que se encuentra el cementerio de Velasco, en la provincia de Holguín.
En noviembre del pasado año se reportó el abandono del camposanto de la Isla de la Juventud conocido como Cementerio de Columbia o “cementerio de los americanos”.
A comienzos de este 2023 las quejas recayeron sobre la dramática situación que atraviesan los cementerios de Sancti Spíritus. En la lista de problemas los mismos que afectan a los camposantes de otras provincias: robo de objetos fúnebres, de flores, enyerbamiento de las áreas, presencia de restos de féretros, acumulación de basura y escasez de cemento para cerrar los nichos debidamente.
La situación se evidencia incluso en el Cementerio de Colón, en La Habana, que presenta un deterioro general y tampoco escapa de robos, saqueos y malos olores, según familiares de difuntos y empleados de la principal necrópolis de la isla, declarada Monumento Nacional en 1987.
El gobierno cubano admitió en 2018 que los más de 800 cementerios del país estaban colapsados.
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