La habanera Yudith Despaigne Garcés criticó al gobierno cubano por construir con pedazos de cajas de cartón el ataúd donde enterraron a su abuelo.
"No tengo la necesidad de sentir ningún respeto por nadie de este maldito gobierno, que no respeta ni a los muertos", escribió Despaigne Garcés en su cuenta de Facebook.
Aunque el post original fue borrado, un usuario de la red social hizo una captura y lo compartió posteriormente, y se observa que el ataúd tiene pedazos de madera y cajas de cartón de la cerveza Cristal.
"No se trata de política, nunca me ha interesado, ni tengo nada que ver; se trata de humanidad, de sensibilidad, de respeto al dolor ajeno", aclaró Despaigne Garcés.
Destacó que su abuelo fue una buena persona y nunca cometió delitos ni violaciones de la ley, por tanto cree que se merecía el descanso "que deben de tener las personas humildes"; finalizó.
Aunque hay gobiernos socialistas del mundo, como el español, que sugirieron el uso de ataúdes de cartón para minimizar el impacto medioambiental, no se trata de una iniciativa ecológica de Cuba, sino de una solución al déficit de materiales y recursos que cada día es más aguda.
La crisis general que atraviesa el país afecta a vivos y muertos, y aunque algunos creen que con un deceso se descansa en paz, la realidad demuestra que puede ser todo lo contrario.
Ante la falta de coches fúnebres en la empresa estatal de Servicios Comunales, la única autorizada a ofrecer estos servicios, se conoció que en Bejucal, Mayabeque, trasladan los ataúdes en una camioneta, sin ningún tipo de respeto a los fallecidos y sus familiares.
El déficit de transportes generó polémicas en Santiago de Cuba, donde utilizaron un vehículo de la Dirección de Cultura para mover el cuerpo de un muerto en Songo- La Maya.
"La miseria en que vivimos pasó de castaño a oscuro. Durante la COVID-19 se entendía que los carros fúnebres no dieran abasto, incluso cuando el brote de dengue meses atrás, pero ¿ahora?, ¿cuál es la coyuntura que justifica esta ruina?", dijo una vecina de ese municipio del oriente cubano.
A inicios del pasado año, el activista cubano Arian Cruz Álvarez denunció que tras la muerte de un familiar cercano, no había sarcófago para enterrarlo, ni vehículo para su traslado.
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