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Muy mal anda el tardocastrismo cuando implica a un gobierno extranjero en sus maniobras anticubanas contra el activista Magdiel Jorge Castro, trabajador de CiberCuba y residente legal en Bolivia, donde no ha cometido delito o falta, solo ha denunciado las atrocidades de la casta verde oliva y enguayaberada.
El presidente Luis Arce, renunciando a la soberanía nacional, pone a Bolivia en el papel de lacayo de una nación extranjera, que no es la primera vez que agrede a su país, pues en 1966 invadió una parte de su territorio con la guerrilla del fracasado Ernesto Guevara; y ahora, con la expulsión de Jorge Castro, viola la legislación vigente.
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El Código Penal de Bolivia establece que:
Art. 296°.- (DELITOS CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA). Será sancionado con reclusión de seis meses a tres años y multa de treinta a doscientos días, el que ilegalmente impidiere o estorbare la libre emisión del pensamiento por cualquier medio de difusión, así como la libre circulación de un libro, periódico o cualquier otro impreso.
Naciones Unidas, la OEA, Estados Unidos y Europa deben condenar, sin ambages, la brutalidad de un gobierno constitucional y democrático contra un ciudadano emigrado, cuya única arma es la palabra y que ha respetado el ordenamiento jurídico boliviano desde su ingreso al país andino.
Por muy estrechas que sean las relaciones bilaterales y las simpatías ideológicas del gobierno masista con el tardocastrismo, no justifica el brulote que La Paz acaba de descargar contra un residente legal, intentando matar su activismo cívico, con desestabilización, en búsqueda de la precariedad.
La Habana se pasa la vida cantaleteando contra el embargo estadounidense, al que acusa de querer destruir y silenciar el "ejemplo" de Cuba; o sea, lo mismo que acaba de hacer el gobierno de Arce contra un hombre valiente, siguiendo los dictados de una tiranía extranjera.
Los cubanos del mundo y, especialmente, los residentes en Bolivia, deben movilizarse en defensa de un compatriota valeroso y capaz; es la hora de la solidaridad con Magdiel Jorge Castro y de repulsa al gobierno boliviano.
Si esta jugarreta sale gratis a La Habana y La Paz, mañana pueden usarla contra cualquier emigrado, incluidos los calladitos por miedo y/o conveniencia, que pagan religiosamente las tarifas consulares de atraco y jineterismo impuestas por un gobierno sinvergüenza e injerencista, y aceptadas por otro sinvergüenza y mercenario.
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