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Argentina ganó en los penales un partido que pudo y debió ganar en el tiempo reglamentario tras ir arriba por dos goles -en ambos con participación directa de su capitán Lionel Messi- y sacó su boleto a la siguiente etapa de Qatar 2022, donde se las verá contra Croacia.
En el aire del Estadio Lusail se olía el perfume del desquite. En su última presencia mundialista, Brasil 2014, Holanda había sido eliminada por Argentina en las semifinales en una tanda de penaltis donde Messi transformó el primero de los cobros.
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Muchos años antes, en la discusión del trofeo de 1978, la albiceleste de Mario Kempes le había negado la gloria a aquella Holanda que no tenía a Johan Cruyff, pero sí a Johan Neeskens además de Rob Rensenbrink y Johnny Rep, entre otros nombres grandes.
Así que los tulipanes querían venganza, y el técnico Louis van Gaal no se había escondido para dejarlo claro. Su equipo no conocía la derrota desde junio de 2021 (entonces cayeron en octavos de la Euro ante los checos), y saldría a estos cuartos a tejer la telaraña que envolvió a Estados Unidos el sábado pasado.
Los dos cuadros saltaron al pasto con defensas de tres centrales, algo usual en la Oranje pero no en Argentina, que al prescindir del lesionado Ángel Di María optó por plantear una guerra de carrileros (Nahuel Molina y Marcos Acuña contra Daley Blind y Demzel Dumfries). Y en efecto, los gauchos arrancaron generando peligro por las bandas, si bien los centros no fructificaban por la superpoblación de camisetas naranjas en el área.
Al minuto 22, Messi se abrió espacio en su jugada marca de la casa buscando el perfil zurdo por el balcón del área, pero el disparo no le cogió rosca. Era el primer susto para los europeos, que 13 minutos más tarde se pusieron por debajo en la pizarra cuando el ‘10’ frotó la lámpara y filtró un pase para la llegada de Molina, quien arriesgó la vida en el choque contra el gigante Andries Noppert.
Con ese score se fueron las selecciones al descanso. Holanda regresó algo más adelantada y comenzaron a aflorar espacios en el medio del terreno que Argentina, poco a poco, aprovechó para crear varias amenazas, sobre todo una que habría dejado a Rodrigo de Paul mano a mano con Noppert.
Pasada la hora, Holanda seguía sin encender motores. Cody Gakpo apenas recibía balones, Memphis Depay tampoco, y el veterano entrenador se encomendó a la altura de Luuk de Jong. Los de Lionel Scaloni controlaban el balón y el ritmo de partido, pero tendrían que evitar cada tiro de esquina y cada centro por alto.
Al ’71 la cosa se puso color de hormiga brava para Holanda. Dumfries cometió una falta sobre Acuña, el referee Mateu Lahoz la sentenció, y Messi puso el 2x0 con un cobro más ajustado que potente para empatar con Gabriel Batistuta como máximo realizador argentino en las Copas del Mundo (10 goles cada uno).
No obstante, los tres veces subcampeones del mundo se metieron en el duelo al '83 con un gol de cabeza (faltaba más) del suplente Wout Weghorst, una torre de 1.97 metros.
Tocaba sufrir, algo casi inherente a la selección albiceleste. De vez en cuando se calentaba el juego -al '88 hubo un conato de bronca tumultuaria-, y el colegiado español, siempre afanado en ser protagonista, ordenó diez minutos de añadido. Justamente al '90+11, una falta innecesaria del reemplazante Germán Pezzella derivó en tiro libre, Holanda echó mano del laboratorio y engañó a medio mundo para que nuevamente Weghorst, ahora en el último suspiro, viera puerta.
Así pues, a la prórroga. Argentina tendría que hacer un viaje a la semilla del encuentro tras haber tenido el pase en el bolsillo, y todo sea dicho, asimiló con gallardía el golpe. Tanto, que a partir del minuto 110 le plantó cerco a la cabaña holandesa, mas el gol no cayó. La tuvo Lautaro Martínez y el tiro rechazó en el pecho de Virgil van Dijk. La tuvo Enzo Fernández y la carambola pasó besando el travesaño. La tuvo Pezzella y el testarazo le salió sin brújula. La tuvo Messi y le desviaron el golpeo. Ya en el minuto final, Enzo estrelló un disparo en la base del poste.
La decisión debería llegar desde los 11 metros, y fue allí que se creció la figura del portero Emiliano Martínez al detener los dos primeros cobros de los tulipanes. Después Enzo tuvo el tiro decisivo y lo falló, pero Lautaro se encargó de rematar la obra.
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