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Los guerreros de Croacia repetirán presencia en las semifinales de un Mundial luego de liquidar en los penales al favorito Brasil, que se puso delante en la prórroga a través de Neymar y no pudo gestionar esa ventaja.
Vaya menú el que se ofertaba en el Education City Stadium. Los bailarines brasileños contra los fondistas croatas. Los latinos que celebran meneando el esqueleto al ritmo de una samba imaginaria, enfrentados a unos balcánicos que le sacan partido a la fatiga de las prórrogas y el nervio de las loterías de penales.
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Por morbo elemental, el plato fuerte residía en la lucha fratricida del centro del campo. En la pulseada de dos tipos que integraron una de las mejores ternas de volantes de la historia: Luka Modric, el mago, tratando de amargarle el viernes al eficiente Casemiro... y viceversa.
Como aperitivo o como postre, según se quiera ver, Neymar y sus carabineros encarados con Josko Gvardiol y su guardia pretoriana. Y en los bancos, Zlatko Dalic, el hombre que rechazó la millonada de los magnates chinos, versus Tite (da lo mismo si con o sin acento), el seleccionador adusto que rompió su libreto con un par de pasillos de baile en los octavos.
Los cinco veces reyes del planeta abrían la fase cuartofinalista ante los vigentes subcampeones, en un típico plato de la mejor gastronomía gourmet del fútbol. Bon appétit, dijo el referee Michael Oliver, y dos cuadros llenos de viejos zorros se lanzaron al campo de batalla.
El primer tiempo tuvo déficit de goles y superávit de intensidad. Ambos equipos presionaron alto, sin dudar a la hora de meter el cuerpo o dar la falta. La vida estaba en juego y no se podía perder en ningún sector del césped.
Croacia le puso la piel de gallina al Scratch al minuto 13 con un jugadón del lateral derecho Josip Juranovic (60 metros en modo Usain Bolt), y Brasil contestó al ’20 con una combinación entre Vinicius y Richarlisson. Cada cual enseñaba sus armas, aunque todo sea dicho, el orden de los “Vatreni” hacía lucir incómodo a Brasil, que a ratos reculó entre sorprendido y preocupado.
Al minuto 27, en una banda, se resumió a la perfección lo que ocurrió en el pasto durante esa mitad: tanto era el pressing, tanto pirata iba al abordaje, que hubo hasta ocho pérdidas de balón en un lapso de 13 segundos.
A Brasil, favorito de todas las casas de apuestas, le tocaba probar que sabía sufrir sin renunciar a la paciencia. No hallaba los espacios que le obsequió Corea del Sur, y enfrente su contrario hacía los deberes con solvencia. Parecía como si la pizarra de Dalic funcionara mejor que la de Tite.
A la vuelta de los camerinos, sin embargo, se vio una Canarinha con más marchas, y por lo menos en dos ocasiones el meta Livakovic debió volverse a vestir de superhéroe (como contra Japón en la tanda de penales). Visto esto, los de la camiseta ajedrezada le bajaron el ritmo al partido sobre la base de posesiones largas y el equilibrio regresó. Admirable: después del dilatado esfuerzo de los octavos de final, los defensores croatas regresaban a galope adolescente.
La estadística decía que a Croacia hay que ganarle en hora y media, porque luego se torna invulnerable. Así que el técnico sudamericano comenzó a enviar las tropas de refuerzo (Antony, Rodrygo) y no le templó el pulso para sacar a un Vinicius desgastado por el plan táctico rival. Brasil se iba arriba, y dos espléndidos achiques de Livakovic frustraron las oportunidades de Lucas Paquetá y Neymar.
Pasó el tiempo, pasó el águila por el mar y el compromiso debió irse a los mares de la prórroga, esos donde Croacia navega a placer. Dato de MisterChip: en ocho de sus últimos nueve partidos de eliminación directa en Eurocopas y Copas del Mundo, los "Vatreni" se habían ido a tiempo extra. Wow!
Es más: a punto estuvieron de romper la igualdad al '102. Entonces, Bruno Petkovic se inventó una gran jugada y sirvió la mesa para la llegada de Marcelo Brozovic, que mandó el balón al cielo. Perdonó el bando europeo, y un momento después apareció una pared de Neymar con Paquetá que dejó al '10' mano a mano ante Livakovic. ¿Qué hizo 'Ney'? Pues recortó al arquero con una pisadita y reventó la pelota en las redes. Gol de crack, empatando con Pelé como máximo cañonero de la selección brasileña (77 goles cada uno).
Daba la sensación de que el texto del cotejo había llegado a su último punto. Error de cálculo: un balcánico siempre es un guerrero, y al '117 el propio Petkovic se animó a disparar desde la frontal, el balón se desvió en la pierna de Marquinhos e hizo vana la estirada de Alisson. El único tiro croata entre los tres palos había llegado a su destino, forzando los penales.
Ya en sus aguas, los croatas fueron exactos en los cobros mientras Livakovic -otra vez Livakovic- detenía el tiro de Rodrygo y el palo le negaba la entrada al de Marquinhos. Con cuatro empates en cinco desafíos, Croacia está en semifinales.
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