Un cubano entró a la prisión de George Town, en Islas Caimán, donde deberá pasar los próximos siete años por dos violentas agresiones, una de ellas con un hacha.
Gioser Acosta González, de 42 años, fue hallado culpable en abril del año pasado del delito de lesiones con intención, tras golpear a un hombre en la cabeza dos veces con un hacha en una discusión por un préstamo de 20 dólares.
Según el Servicio de Noticias de las Islas Caimán, el hecho ocurrió en octubre de 2020 en West Bay.
Tras el ataque, la víctima condujo al hospital mientras pegaba una camisa a su cabeza que echaba sangre, y llamó a la policía desde su carro.
Al ser detenido, González alegó que actuó en defensa propia y quedó en libertad bajo fianza. Fue juzgado en marzo de 2021 y al ser sentenciado, pasó a prisión preventiva en HMP Northward.
El cubano, quien sufre serios problemas de salud mental, fue sometido en estos 18 meses a evaluaciones psiquiátricas. Su padecimiento, que se agravó en este tiempo, más la demora en la obtención de citas con los médicos, influyeron en la atenuación de la sentencia.
No obstante, dentro de los siete años que tendrá que cumplir, se incluye un año por otra agresión en la que le rompió la nariz a un portero de un bar de George Town. Esto ocurrió cuando estaba en libertad bajo fianza por el ataque con el hacha.
La sanción también incluye 14 días por posesión de ganja (término hindi para la planta del cannabis).
El juez Roger Chapple dijo que, a pesar de la enfermedad de González, es necesario proteger a la comunidad de él, ya que presenta un grave riesgo de daño.
"Usted es un individuo volátil cuya respuesta a las situaciones es la violencia", afirmó.
El magistrado señaló que el cubano reaccionó exageradamente a las dos situaciones, y en el caso del ataque con el hacha, admitió que aunque el otro hombre provocó la pelea, ello no podía justificar su reacción con "un arma muy desagradable capaz de infligir terribles heridas".
Agregó que aunque las heridas de la víctima no pusieron en peligro su vida y ya se curaron, sigue traumatizada.
El juez Chapple añadió que creía que los problemas de salud mental de González contribuyeron a su comportamiento y subrayó que ha soportado una educación difícil y violenta.
Por último, se refirió a una posible deportación a Cuba cuando el preso haya cumplido su condena, y precisó que eso está en manos de los organismos de control fronterizo.
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