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Campesinos se niegan a llevar productos a los mercados tras tope de precios en Granma

Los frijoles, el arroz y la carne de cerdo desaparecieron de las tarimas de los vendedores desde que se impusieron precios topados.

Inspector cubano © Granma
Inspector cubano Foto © Granma

Este artículo es de hace 1 año

Campesinos se negaron a llevar productos a los mercados agropecuarios tras el tope de precios impuesto por el gobierno en la provincia Granma en un intento por frenar la inflación.

Aunque las autoridades fijaron precios máximos para la comercialización en los mercados agropecuarios, muchos productores, inconformes con la medida, dejaron de ofertar su mercancía. Los frijoles, el arroz y la carne de cerdo desaparecieron de las tarimas de los vendedores desde que se impusieron precios topados, según trascendió en un reportaje del medio oficialista Granma.

“Aquí se vendían diariamente alrededor de 15 puercos, es decir, entre 2,000 y 3,000 libras de carne de cerdo al corte. Hoy esas ventas están paralizadas, porque al topar la libra a 200 pesos esos volúmenes se están destinando a la producción de derivados como jamón, lomo ahumado, chorizos y otros embutidos que siguen bajo la ley de oferta y demanda”, dijo a Granma Ángel Luis Ramírez Quiala, administrador del mercado estatal agropecuario Jesús Menéndez en Bayamo.

Según Ramírez, se han obtenido buenos resultados al pactar la venta a precios topados para el plátano, el maíz verde y algunas frutas y hortalizas.

En relación con la venta de carne, muchos campesinos han alegado que los costos de producción son elevados, fundamentalmente porque el alimento animal está encarecido, según trascendió en la nota de Granma, de ahí que no les resulte beneficioso ofrecer "carne al corte" según lo normado por el gobierno; en cambio, optan por los embutidos.

“Hoy la cuenta no da para seguir ofertando la carne al corte. Yo mismo vendía carne para bistec porque tenía gran demanda y ya no lo hago, pues eso me genera pérdidas”, aseguró Yuniesqui Oliva, quien ahora vende en su puesto derivados como el lomo ahumado, a 400 pesos la libra, y la costilla hecha jamón, a 360 pesos.

En su opinión, no está en desacuerdo con bajar el precio a los productos, porque representa una mayor venta, sin embargo, insistió, tiene que ser una "cadena equilibrada y no una balanza en la que unos se beneficien y otros no”.

Aunque se establecieron precios referenciales y los inspectores han arremetido contra quienes incumplen con ello, imponiendo multas de hasta 10,000 pesos, decomisando productos y retirando licencias de venta, muchos productores han dejado de vender en los mercados oficiales y comercializan su mercancía “por la izquierda”.

Otros, continúan ofertando al precio que deciden sin acatar los precios fijados por el estado.

“En la provincia se estableció que el frijol negro tendría un precio máximo referencial de 95 pesos la libra, y el colorado o bayo, 100 pesos, y cuando uno va a comprar, algunos vendedores te dicen que esos precios son solo para los inspectores, pues en realidad tienen la libra de frijol por encima de los 200 pesos”, dijo una compradora bayamense.

Ante la medida, algunos granos como el arroz, que se fijó a 40 pesos la libra, dejó de aparecer en los mercados pero “por la calle” se comercializaba hasta en 70 pesos.

Aunque el gobierno busca a toda costa hacer cumplir con los límites establecidos para el costo de los productos, la medida sigue siendo arbitraria y no toma en cuenta la realidad de los campesinos y el encarecimiento de los costos de producción.

Según Mercedes Pérez Díaz, especialista principal de Formación de precios, en la Dirección Provincial de Finanzas y Precios en ese territorio, para poner precios referenciales, hay que hacer un estudio profundo en el que la cuenta le sea factible al productor, a las entidades o vendedores que comercializan la cosecha, y al cliente.

“Ese trabajo no se hace desde una oficina con una calculadora, hay que ir hasta las bases productivas, y llegarle al campesino con una mejor contratación, pues es muy difícil conformar una ficha de costo de un producto agropecuario por el entramado de actividades que intervienen en ese proceso (incluye preparación de la tierra, compra de semilla, insumos, medios, fuerza de trabajo, siembra y cosecha)”, advirtió.

A inicios de noviembre, el gobierno de Granma, en el oriente cubano, fracasó en su intento de topar los precios de productos agrícolas y alimentos en el territorio. Aunque impusieron una rebaja de precios a los vendedores privados, la medida no fue bien recibida. Los comerciantes a los pocos días estaban vendiendo los productos a los mismos precios sin que nadie actuara desde las instituciones estatales por evitarlo.

Otros gobiernos provinciales han intentado recurrir a la misma medida. En el caso de Las Tunas, provincia que también se ubica en la zona oriental del país, las autoridades actualizaron los costos de compra y venta de siete productos agropecuarios en un nuevo intento por frenar la inflación.

Los mercados agropecuarios de ese territorio venderán a partir de ahora el plátano macho, el boniato y el pepino a 15 pesos cada libra; mientras que la yuca, la calabaza, la lechuga y el plátano burro tendrán un tope de hasta 10 pesos la libra.

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