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La cabeza de Gakpo salva a Holanda en su retorno mundialista

Las dos dianas de los tulipanes cayeron en los últimos suspiros del encuentro.

El joven atacante del PSV (derecha) puso a celebrar a los naranjas © @FIFAWorldCup
El joven atacante del PSV (derecha) puso a celebrar a los naranjas Foto © @FIFAWorldCup

Este artículo es de hace 1 año

Dos de los tres únicos tiros a puerta conseguidos por Holanda frente a Senegal le permitieron ganar un choque trabajado de una punta a la otra (2x0) y regresar triunfalmente a la Copa del Mundo, ocho años después de su última asistencia a esta contienda.

A pesar de la sequía de goles, el primer tiempo resultó muy entretenido y cada equipo echó mano de sus cartas con absoluto desparpajo. Ocasiones no faltaron, y quizás el 0-0 persistió debido a la baja (definitiva) de Sadio Mané en Senegal y la no presencia (momentánea) en el once titular holandés de Memphis Depay.

Que lo diga la estadística: Mané participó directamente en 12 de los últimos 25 goles de los Leones de Teranga en grandes torneos internacionales, y Depay intervino en más anotaciones que cualquier otro jugador en la clasificatoria mundialista europea (12 dianas y 6 asistencias).

El espectáculo arrancó en el minuto 3, cuando el joven Gakpo pecó de generoso y centró raso en lugar de rematar con suficiente margen a favor. Lejos de asustarse, los campeones de África se mandaron arriba y en solo unos compases ya habían lanzado varios centros peligrosos. Presionaban alto, y los naranjas sufrían para salir y tener el balón en su poder.

Lo que pasa es que apenas finalizaban sus jugadas. De hecho, las mejores ocasiones las tuvo el equipo de Louis van Gaal, especialmente un cabezazo cercano al poste de Daley Blind y, más aún, una chance que, indeciso a la hora del disparo, dilapidó Frenkie de Jong.

Todo sea dicho: De Jong fue el elemento clave de los suyos con un despliegue físico que lo llevó a mostrarse todo el tiempo, aportar equilibrio, dar calma y generar juego ofensivo con esas largas conducciones que lo caracterizan.

La otra cara de la moneda holandesa, también hay que acotarlo, resultó Matthis de Ligt, que sufrió de lo lindo en el costado diestro de una línea de tres a la que el aficionado de los tulipanes no se acostumbrará jamás.

En el comienzo del complementario, un testarazo de Virgil van Dijk pasó frisando el travesaño a manera de aviso de que la diversión seguiría garantizada. Se luchaba a morir en el pasto del estadio Al Thumama, sabedores los dos contendientes de que dar esta estocada (a falta de jugar contra el débil Qatar) los colocaba con pie y medio en los octavos.

Cada uno tenía sus cábalas. Holanda jamás había perdido a este nivel ante un contrincante africano, y desde 1994 (0-1 versus Bélgica) no conocía la derrota en una fase de grupos. Senegal, por su parte, había escrito la página dorada de su historia 20 años atrás, precisamente en un Mundial con sede en Asia.

Por cierto, en el sector defensivo de aquella generación de los Leones de Teranga que llegó a cuartos de final en 2002 militaba su técnico de hoy, Aliou Cissé. El mismo hombre que los condujo en Rusia 2018, donde fenecieron a las primeras de cambio. El mismo que muchos señalan como artífice de la mejoría táctica de un once que solía rendirle culto al caos en el terreno.

Sigue, por supuesto, siendo un bloque físico, pero ahora se entiende más con la pelota y se desplaza con un orden inusual en conjuntos del continente negro. Ninguno de sus elementos juega en Senegal, cuenta con una docena de nacionalizados y tiene nombres que cotizan al alza como Kalidou Koulibaly (Chelsea), Idrissa Gueye (Everton) o Ismailia Sarr (Watford).

No obstante, nadie alcanza a suplir la forzosa salida de Mané, al cual Senegal extrañó enormemente este lunes. Holanda, en cambio, sí que pudo apelar a su atacante top, pues Depay entró a la hora de partido.

Mas no fue Depay quien sacó del atasco a los suyos, sino el talentoso Gakpo, bastante intrascendente hasta ese entonces.

Restaban cinco minutos para que se cumpliera el tiempo de rigor, y un centro de De Jong se encontró con la salida deficiente del meta Edouard Mendy y el cabezazo magistral del atacante del PSV Eindhoven. Luego, ya en el descuento y con Senegal volcada al ataque, el suplente Davy Klaassen sentenció al aprovechar un absurdo rechace de Mendy tras bonita jugada de (¿quién si no?) Depay.

La Oranje había hecho los deberes.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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