Cinco congresistas cubanoamericanos solicitaron una investigación internacional sobre la embestida de una lancha guardafronteras cubana en Bahía Honda, que dejó un saldo de siete fallecidos, entre ellos una niña pequeña.
Los miembros del Congreso de Estados Unidos María Elvira Salazar, Nicole Malliotakis, Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y Albio Sires enviaron este jueves una carta a la representante de Estados Unidos en Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, en la que mostraron su "profunda preocupación" por el trágico suceso de Bahía Honda, y piden que se condene e investigue como crimen de lesa humanidad.
"Consideramos que el hundimiento de una embarcación civil por una lancha del régimen cubano, causando la muerte de civiles cubanos vulnerables y desarmados fue consciente, intencional y parte de una campaña sistemática de opresión contra aquellos que se atreven a oponerse al régimen, incluso si esa 'oposición' es simplemente tratar de escapar", dice la carta.
El documento resalta que el régimen cubano lleva seis décadas cometiendo "atroces abusos contra los derechos humanos de manera sistemática y consciente" y los perpetradores de estos crímenes no han sido responsabilizados en las Naciones Unidas ni en la Corte Penal Internacional.
"Las víctimas de los pelotones de fusilamiento, la persecución política, las detenciones arbitrarias, las expropiaciones generalizadas, la Masacre del Remolcador [13 de Marzo], los derribos de Hermanos al Rescate, las represalias tras las repatriaciones o intentos de escape fallidos, la tortura, el terrorismo, las desapariciones forzadas y los asesinatos arbitrarios merecen ser escuchados y documentados por los organismos internacionales encargados de salvaguardar los derechos humanos".
A finales de octubre, una lancha guardafronteras cubana impactó una embarcación proveniente de Miami que transportaba 23 personas desde la costa norte occidental de Cuba rumbo al sur de Florida.
La colisión se produjo al norte de Bahía Honda, Artemisa. La embarcación se volcó tras el impacto y siete personas murieron, entre ellos una niña de dos años.
Sobrevivientes de la tragedia han asegurado que los guardafronteras "nos fueron arriba con todo, a matarnos". El régimen cubano ha intentado silenciarlos.
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