Una fuerte polémica surgió en Camagüey a raíz del anuncio de la próxima demolición de la fuente de los flamencos, situada en una de las entradas principales del Parque Gonzalo de Quesada, conocido popularmente como Casino Campestre.
La escultura, un estanque circular de 10 metros de diámetro y una estructura de ferrocemento de seis ─sin incluir el chorro de agua─, levantó ronchas desde el mismo momento en que se emplazó, en el 2000, cuando varios expertos alertaron que obstruiría el tráfico en una intersección muy importante para llegar rápido a los hospitales.
La ciudad agramontina vivía entonces una especie de "efervescencia constructiva", en opinión de un periodista local, y la fuente se levantó como resultado de la improvisación, la falta de consulta a instituciones especializadas como la Oficina del Historiador de la Ciudad, y la imposición de un dirigente al que "le gustaba".
Tamira González, directora provincial de Cultura, afirmó esta semana al periódico Adelante que la fuente "afeaba la ciudad Patrimonio de la Humanidad" porque no tiene agua y está muy deteriorada, y su reparación sería muy costosa.
Uno de los autores de la obra, el escultor Roberto Estrada, lamentó que la hayan dejado deteriorarse al punto actual.
"Ya no tenía arreglo, se iba a caer a pedazos. Yo peleaba cada vez que la pintaban con el color que tenían a mano. Diagnostiqué el deterioro desde hace mucho. Di la solución técnica y no la aceptaron por falta de materiales", explicó.
El artista admitió que la obra fue hecho por encargo, debido a una decisión "gubernamental y política".
"Decidieron cerrar [la calle] con la justificación de favorecer la actividad infantil. Fue una bronca aquello, porque truncaba el vial más rápido al Hospital Militar", recordó.
La artista plástica Ileana Sánchez Hing, rememoró cuando en una reunión del Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria (CODEMA), un jefe "impuso su mal gusto y dijo textualmente: 'La fuente va porque a mí me gusta'".
"Defendí que era una intersección muy importante para llegar rápido a varios hospitales, que obstruía la circulación y que un día un accidente en el parque infantil sería fatal, por las vueltas para llegar al Hospital Pediátrico", precisó.
Según Ileana Sánchez, otros colegas alegaron que los flamencos eran una oda al kitsch, y que desentonaban con los otros monumentos del parque, que son de bronce, mármol o granito.
"Con los años dejó de tener agua, fue un criadero de mosquitos y poco a poco se convirtió en un vertedero. (...) Ahora es un lugar con una cantidad de caminitos encharcados, disparatadas islas peatones, dificultad para pasar por los desniveles del pavimento, que si no miras bien te rompes un tobillo", subrayó.
Recientemente hubo una polémica en Ciego de Ávila por la decisión del gobierno de talar varios árboles aledaños al cine Carmen para pintar un mural en defensa del nuevo Código de las Familias.
"Cortar los árboles que rodeaban al cine Carmen, en la ciudad cabecera, ha levantado más de una opinión contraria acerca de la pertinencia de cortar en lugar de podar", reconoció el semanario Invasor.
Pero el periódico justificó la medida alegando que "después de la tala ha llegado un adorno para la ciudad" que "con sus colores alegra el entorno".
En agosto pasado, un emblemático mural del recientemente fallecido artista visual Leandro Soto, ubicado en el Prado de Cienfuegos, fue dañado por la empresa estatal de Recursos Hidráulicos.
La denuncia del hecho la hizo el escritor y dramaturgo Atilio Caballero, quien incluyó en un post de Facebook imágenes del destrozo irreparable infligido en la pared en la que está pintado el mural.
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