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El zurdo cubano Néstor Cortés Jr., uno de los mejores lanzadores de la temporada 2022 de Grandes Ligas, hará mañana su debut en un juego de postemporada en el segundo partido de la Serie Divisional entre Yankees y Guardians (inicialmente el encuentro estaba señalado para hoy en la noche, pero fue postergado para la tarde de este viernes debido a inclemencias del tiempo).
A base de ceros y ponchados, el oriundo de Surgidero de Batabanó se ganó un lugar en la rotación abridora de los Mulos del Bronx, y a comienzos de octubre no faltaron entendidos y fanáticos que lo propusieron como punta de lanza del staff, a contrapelo del estelar Gerrit Cole.
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De 27 años, Cortés viene de una campaña que lo llevó al Juego de Estrellas, resumible en 12-4 con efectividad de 2.44 en 28 aperturas, además de un total de 158.1 entradas.
“Salgo cada cinco días como si fuera la última vez que voy a lanzar”, ha comentado en declaraciones citadas por el sitio oficial de MLB. “Creo que así es como he manejado toda mi carrera, incluso las Ligas Menores. Para mí, poder salir, disfrutar el momento y simplemente ser parte de él, es lo que me mantiene enfocado, con ese sentido de urgencia de hacerlo bien cada vez”.
En una época donde es frecuente ver a pitchers de cien millas, la recta de Cortés -normalmente próxima a las 92 mph- podría parecer insignificante. Sin embargo, él la ha conjugado con cutters, sliders y cambios para lograr una tasa de más de nueve strikeouts por desafío completo.
Por supuesto, se vale también de un control poco habitual en serpentineros de su mano (BB9 de 2.2), la variación en los ángulos de salida y, de vez en vez, unas pausas en los movimientos que desconciertan al rival y entusiasman a la grada.
Seleccionado por el glorioso equipo de la Gran Manzana en la ronda 36 del draft amateur de 2013, “Nasty Nestor” -quien emigró de Cuba cuando apenas contaba siete meses- fue el clásico punching bag hasta que en 2021 dio un golpe de autoridad sobre el diamante. Antes de eso, le había ido mal con Baltimore, con los propios Yankees y con Seattle.
“Cada vez que estaba allí, permitiendo esas carreras, era una sensación de soledad en el montículo”, declaró según la misma fuente.
Así que la suya es una historia de superación Made in USA, pero con un sustrato Hecho en Cuba. Le costó abrirse paso, pero lo consiguió a fuerza de sacrificio, calidad y sana picardía. Mañana, en Yankee Stadium, el bigotudo con el dorsal ‘65’ estará en busca de su definitiva conversión en ídolo.
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