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El periodista cubano Ismario Rodríguez Pérez denunció que la Seguridad del Estado lo amenazó con cárcel por difundir "información perniciosa" a lo que el joven respondió con un reto.
Rodríguez, quien es director audiovisual del medio independiente Periodismo de Barrio, fue citado para un interrogatorio este viernes -el segundo al que asiste en 16 días- con el objetivo de que abandone su labor periodística.
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“Llegué a casa justo a las 12, todo fue más de lo mismo. Tres oficiales, uno de ellos un teniente coronel de Villa Marista con el discurso manido de que lo realizo es ilegal y la prensa es socialista. Me negué a firmar el acta de advertencia por hacer periodismo”, dijo en un hilo breve de la red social.
“Me amenazaron con cárcel por ‘difundir información perniciosa y contrarrevolucionaria’. Les dije que lo demostraran”, agregó el reportero y acompañó su denuncia con las etiquetas #InformarNoEsDelito y #SOSCuba.
De acuerdo con su texto, los oficiales le mencionaron “los ejemplos de Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Osorbo”, como muestra de “encarcelamientos llevados a cabo por ser intransigentes”, explicó, en alusión a su negativa de abandonar el medio para el que trabaja.
El periodista ha sido multado, sus equipos de trabajo confiscados y hace más de dos años las autoridades lo tienen “regulado”.
El pasado 30 de agosto, Rodríguez recibió por primera vez la advertencia de que sería procesado si no cumplía con las condiciones que exigía la SE.
“1: renunciar públicamente a mi trabajo, 2: filmar video de Mea Culpa en una casa de ellos, y 3: una carta de no vinculación a ‘organizaciones contrarrevolucionarias’”, dijo entonces el reportero cuya respuesta fue que “informar no es delito y que dormiría en la estación con gusto”.
Rodríguez no es el único, sino que hay muchos más, en lo que pudiera considerarse la escalada represiva más agresiva desde los sucesos que dieron lugar a la primavera Negra de 2003.
Por similares presiones de la Seguridad del Estado, el medio independiente cubano El Toque ha perdido al menos a una decena de los miembros de su pequeño equipo en los últimos días, que lo obligó a cerrar su suplemento humorístico y a poner en pausa su Podcast de debate.
Asimismo, los comunicadores y activistas LGBTI+, Nelson Julio Álvarez Mairata y Jancel Moreno, pusieron fin a sus respectivos trabajos por presiones de la Seguridad del Estado, mientras Ricardo Fernández y Yoe Suárez se exilaron en Alemania y Estados Unidos, respectivamente.
Otros, como el periodista independiente Vladimir Turró Páez y el propio Ismario han rechazado las amenazas y continúan trabajando, expuestos a cortes de internet, vigilancia, arrestos arbitrarios y la posibilidad para nada remota de procesamiento penal.
Solo en julio, el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP) documentó 140 acciones represivas contra la prensa independiente cubana, cifra que marcó un récord de la represión contra esta comunidad durante el 2022.
Mas tarde, el gobierno de Estados Unidos condenó el acoso del régimen contra la prensa libre en Cuba. La embajada estadounidense en La Habana denunció que el gobierno cubano impidió a seis periodistas del sitio digital El Toque viajar a una conferencia internacional.
Recientemente, la organización no gubernamental mexicana Article 19 registró más de 200 agresiones a periodistas y activistas en Cuba durante el primer semestre de 2022, que suponen “una continuación de la estrategia de desmovilización y amedrentamiento contra quienes llevan a cabo coberturas sobre la cotidianidad en Cuba y como una continuidad de los efectos de las protestas del 11J de 2021.”
En total se cometieron 125 agresiones contra 61 periodistas (28 mujeres y 33 hombres) y 90 agresiones contra 51 activistas de derechos humanos (23 mujeres y 28 hombres), precisó la ONG a través del informe “Libertad de expresión en Cuba: análisis semestral en cifras de enero a junio de 2022”.
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