Fallece en Miami Rolando Cubela, figura histórica de la revolución cubana

Cubela murió en la mañana de este martes en un hospital de Miami, donde permaneció ingresado durante semanas, según confirmaron a CiberCuba fuentes familiares.

Rolando Cubela (1933-2022) © Creative Commons
Rolando Cubela (1933-2022) Foto © Creative Commons

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El médico, líder guerrillero y exprisionero político Rolando Cubela Secades, excomandante del Ejército Rebelde y personalidad cimera del proceso revolucionario cubano, falleció este martes en Miami a los 89 años, afectado por problemas cardiorrespiratorios.

Cubela murió alrededor de las 8 a.m. en un hospital de Miami, donde permaneció ingresado durante semanas, según confirmaron a CiberCuba fuentes familiares.


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Con su muerte desaparece una de las más renombradas y controversiales figuras de la vida política y la historia cubanas de las últimas décadas, con una biografía llena de sucesos trascendentales que permanecen aún bajo un manto de hermetismo, entre ellos su vínculo con la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Nacido en 1933 en la ciudad de Cienfuegos, antigua provincia de Las Villas, incluso hasta su fecha y lugar de nacimiento fueron objeto de versiones contradictorias entre los registros de la policía batistiana, la CIA y el gobierno cubano, los que han difundido indistintamente como su ciudad natal a Cienfuegos (19 de enero de 1933), Remedios (26 de enero de 1933) y Placetas (1932).

Cubela se inició como dirigente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) cuando cursaba estudios de Medicina y tras el golpe militar de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, pasó a formar parte del Directorio Revolucionario, fundado por José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez.

Su liderazgo en el Directorio Revolucionario se hizo sentir desde los primeros momentos. El 27 de octubre de 1956 integró el grupo armado que dio muerte en La Habana al coronel Antonio Blanco Rico, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de Batista.

Tras la acción contra Blanco Rico, Cubela se va al exilio en Miami, donde lo sorprende el asalto al Palacio Presidencial del 13 de marzo de 1957, protagonizado por sus compañeros del Directorio Revolucionario.

Algunas referencias sobre la época han dado erróneamente participación a Cubela como atacante del Palacio Presidencial, pero la realidad histórica es que en ese momento se encontraba en Miami junto a sus compatriotas Raúl Díaz Argüelles y Gustavo Machín.

Tras el fallido magnicidio y la muerte de numerosos de sus compañeros en la acción armada de 1957, varios integrantes del Directorio Revolucionario escapan a Estados Unidos huyendo de la persecución desatada por el régimen batistiano contra la agrupación. En Miami se nuclea un importante grupo de apoyo a la lucha dentro de Cuba, conformado también por militantes del Partido Auténtico y el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo).

Posteriormente, Cubela regresa a Cuba y junto con Faure Chomón y Eloy Gutiérrez Menoyo dirige el grupo guerrillero que el Directorio Revolucionario estableció en las montañas del Escambray. Como integrante de la jefatura del Frente del Escambray coordinó acciones con las columnas del Movimiento 26 de Julio que arribaron a la zona en octubre de 1958, al mando de Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos.

Con Guevara y Cienfuegos, Cubela firma el llamado Pacto de El Pedrero en diciembre de 1958, lo que marcó la alianza del Directorio Revolucionario con las fuerzas del Movimiento 26 de Julio con un llamado a la "unión de todos los factores revolucionarios", distanciándose del grupo escisionista del II Frente Nacional del Escambray, con Gutiérrez Menoyo a la cabeza.

El acuerdo de El Pedrero propició la puesta en marcha del plan estratégico para la toma de Santa Clara, una batalla en la que Cubela resultó herido. Santa Clara cayó en manos de los rebeldes el 30 de diciembre de 1958.

Al triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro, fue reconocido con grados de comandante de las Fuerzas Armadas. Fue el líder guerrillero que ocupó el Palacio Presidencial a la huida de Batista y luego le entregó el mando del gobierno revolucionario al presidente designado Manuel Urrutia; ocupó el cargo de viceministro de Gobernación durante los primeros meses de 1959.

En 1960 fue elegido presidente de la FEU, ganando el puesto en disputa con el candidato del Movimiento 26 de Julio y luego prisionero político, Pedro Luis Boitel (1931-1972).

Pero su prominencia política lo condujo también a diferencias con la cúpula dirigente y al desencanto ante el rumbo del régimen comunista impuesto en Cuba.

Según las versiones trascendidas en el juicio en su contra, en 1963 Cubela contactó en París a un alto oficial de la CIA, quien le entregó un bolígrafo armado con una aguja hipodérmica para inocular una sustancia venenosa a Fidel Castro durante un acto político.

Paralelamente al atentado a Castro, se pretendía propiciar un golpe militar en el país.

Según el historiador estaounidense Waldrom Lamar, Cubela era partidario de usar un rifle con mirilla telescópica y silenciador en lugar de la pluma envenenada, y el arma le sería entregada finalmente en diciembre de 1964. Pero la operación se demoró mientras la inteligencia cubana comenzó a cerrar el círculo de sospechas en torno a figuras potencialmente disidentes de la línea del oficialismo castrista.

Entonces la CIA habría interrumpido el contacto con Cubela por considerar que podía ser un doble agente, pero ya la Dirección General de Inteligencia (DGI) estaba sobre sus pasos.

En marzo de 1966, Cubela fue acusado de alta traición por participar en el complot de la CIA para asesinar a Fidel Castro y condenado a 25 años de prisión. Una carta de Castro al fiscal del caso, el comandante Jorge Serguera, solicitó que no se aplicara la pena de muerte para Cubela y otros implicados en la conspiración, juzgada en la Causa 108/1966.

Fue liberado en 1979 como parte del proceso de excarcelación de cientos de prisioneros políticos de las cárceles cubanas y se le permitió viajar a España, donde ejerció durante años su profesión de médico.

En 1988 obtuvo la ciudadanía española.

Ya retirado, se radicó en Estados Unidos hace alrededor de 10 años y estableció residencia en Miami Beach, donde fijó como costumbre visitar la biblioteca local y dedicar largas jornadas a la lectura.

Durante sus años de residencia en Miami, se mantuvo totalmente al margen de actividades públicas y del activismo político de la comunidad exiliada.

Lo sobreviven sus hijos Noel, en Miami, y Rolando, en Nueva York. Su hermana Cary también residente en Miami.

La familia anunciará próximamente la decisión sobre las honras fúnebres. Una misa de recordación se realizará en Miami la semana entrante.

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Wilfredo Cancio Isla

Periodista de CiberCuba. Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna (España). Redactor y directivo editorial en El Nuevo Herald, Telemundo, AFP, Diario Las Américas, AmericaTeVe, Cafe Fuerte y Radio TV Martí.


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