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La población del municipio pinareño de Consolación del Sur tiene que pasar hasta dos y tres días haciendo cola para poder comprar las llamadas "balitas" de gas licuado para cocinar.
Un reportaje del semanario Guerrillero denunció que la adquisición de los cilindros es una verdadera odisea debido a la rotura de la fábrica ubicada en la provincia, que obliga a la transportación diaria desde La Habana, y a que la oferta no cubre la demanda.
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Todo ello, en medio de la crisis que atraviesa el sistema electroenergético, que con sus constantes y largos apagones lleva por fuerza a usar más el gas licuado.
En el consejo popular Pueblo Nuevo, los clientes cuestionan que en los puntos de venta no se permitan las listas, lo cual los compele a ellos a quedarse cuidando su turno en la cola tanto de día como de noche, debajo de un potente sol o de un fuerte aguacero.
"Es un asunto de corrupción. Balas vendidas entre 650 y 700 pesos, turnos vendidos por 500, amiguismos, compromisos con terceros por encima de la cola, es una fatalidad", relató un usuario.
El gas licuado del petróleo llega al municipio tres días a la semana, pero la cantidad de cilindros dispuestos es insuficiente para satisfacer la demanda real.
Según Iván Alonso Calderín, director de la División Territorial de Comercialización de Gas Licuado en el territorio, la avería en la planta provincial afectó la distribución del producto, pues al tener que hacer el traslado desde la capital, se limita el horario de servicio y la cantidad de cilindros.
"De más de 2,000 cilindros que teníamos como disponibilidad diaria, ahora solo podemos llegar a los 1,600, y tratamos de distribuirlos de forma equitativa entre todos los territorios", precisó.
"La tensa situación electroenergética nacional ha disparado los consumos de gas licuado en la provincia, y eso a su vez ha implicado un déficit en los diferentes puntos que es imposible de asumir", añadió.
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