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Cuba negocia con una compañía rusa la renovación del Central Jesús Sablón, en la zona sur de Matanzas, informó este viernes el Gobierno del Poder Popular de esa provincia en Facebook.
Tras los resultados nefastos de la última zafra, la peor en 121 años, la isla se abrió a la inversión extranjera con 25 proyectos que recoge la Cartera de Oportunidades 2021-2022 del Grupo Empresarial Azucarero (Azcuba) y que se centran en la modernización de fábricas de azúcar.
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Citando declaraciones de la directora de Relaciones Internacionales, Negocios e Inversión Extranjera de Azcuba, Lourdes Castellanos, la nota asegura que ya se encuentran en negociación tres proyectos, entre ellos el de la industria matancera con una compañía rusa de la que no han trascendido detalles.
En junio pasado la funcionaria anunció la negociación con Venezuela para revertir el deterioro de un central azucarero en Cienfuegos, y con Rusia para lograr lo mismo en centrales de Sancti Spíritus y Matanzas. Igualmente, aseguró que otros nueve proyectos están enfocados en la modernización de las fábricas azucareras cubanas y 19 tributarán al desarrollo del sector azucarero y los derivados.
La industria azucarera cubana cuenta en la actualidad con 56 centrales, de los 156 que molían caña en 1959, y todos presentan niveles de deterioro mediano y alto, lo que obligó a acudir al capital extranjero a través de empresas mixtas para lograr su modernización.
La parte cubana aspira a “una mayor eficiencia para un proceso productivo que demanda rentabilidad” y a que, una vez materializada, la inversión rusa contribuya además a la producción de caña y a la “estabilidad en la materia prima para llevar a cabo óptimamente sus procesos”, augura el texto.
La zafra 2022-2023 se prevé pequeña, con la participación de los 26 centrales más eficientes en mejores condiciones “para poder garantizar el suministro de azúcar de la canasta básica familiar”, ante la crisis que enfrenta la industria, que no pudo cumplir este año sus compromisos de exportación de azúcar.
De las 911 mil toneladas de azúcar previstas, solo llegaron a 431 mil toneladas, una cifra muy por debajo de la esperada que no alcanzó al medio millón que se destinaría al consumo interno.
“Molerán los centrales que tengan más posibilidades, los que tienen más caña, y con ellos vamos a producir el azúcar que necesita el país para su consumo”, prometió el mandatario Miguel Díaz-Canel bajo la sombrilla de las nuevas medidas anunciadas para recuperar la economía cubana.
La reducción de la capacidad productiva en la industria azucarera en Cuba es resultado de la tarea Álvaro Reynoso, un plan concebido y ordenado por Fidel Castro en 2002 que desmanteló 120 de los 165 centrales azucareros que estaban en funcionamiento en aquel momento.
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