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Bill Gates planea donar toda su fortuna a la fundación filantrópica que creó con su exesposa Melinda French Gates, y así salir de la lista de las personas más ricas del mundo.
El fundador de Microsoft compartió en Twitter que piensa aportar 20,000 millones de dólares (aproximadamente 19,800 millones de euros) como donación extraordinaria a la Fundación Bill y Melinda Gates.
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Gates publicó en su blog que esta inversión le permitiría afrontar las crisis globales que han causado un sufrimiento significativo en el planeta.
La inyección de capital a la fundación ayudará a acelerar el incremento del gasto anual en salud global, pobreza e igualdad en un 50%, para alcanzar un presupuesto anual de 9,000 millones de dólares para 2026.
“Hago donaciones e inversiones en cuestiones de sanidad en Estados Unidos, incluyendo el Alzhéimer, fuera de la fundación. A través de Breakthrough Energy, seguiré invirtiendo y donando fondos para combatir el cambio climático. Espero que el trabajo en estas áreas produzca dinero que pueda ir asimismo a la fundación”, comunicó Gates en la red social.
“Tengo la obligación de devolver mis recursos a la sociedad de forma que tengan el mayor impacto para reducir el sufrimiento y mejorar las vidas. Y espero que otras personas en posiciones de gran riqueza y privilegio también den un paso adelante en este momento”, añadió.
La donación de Bill Gates se suma al anuncio conjunto de la expareja de una aportación de 15,000 millones en julio del año pasado, y a la donación de 3,100 millones por parte del también filántropo Warren Buffett, presidente ejecutivo de Berkshire Hathaway, en junio pasado.
La multimillonaria aportación supondría una quinta parte de la fortuna de Gates y su exesposa y los sitúa como los mayores filántropos del mundo, reportaron algunos medios.
Fundada en el 2000, la Fundación de Bill y Melinda Gates, con fondos de 70,000 millones de dólares, ha ayudado a personas que viven en pobreza extrema.
El magnate pide ahora la colaboración de gobiernos y filántropos para hacer frente a la creciente desigualdad que ha resultado de las crisis superpuestas de la pandemia, el aumento de la inflación, la guerra en Ucrania y el cambio climático.
Se espera que el incremento del gasto mejore la salud y el progreso mundial, la igualdad de género, la educación, principalmente en los países de ingresos bajos y medios, y la movilidad económica de Estados Unidos.
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