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La joven soprano Camila Rivero Caso, hija de la actriz Katia Caso, se abre paso con su arte en el mundo.
En esta época gris en que estamos necesitados de hablar verdades, cosas buenas y con mejores personas, conversamos con esta joven cubana que desde hace tiempo vive en España, digna descendiente de una casta de artistas.
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¿Qué haces en la actualidad? ¿Definitivamente España por hogar?
Sí, hoy día, indefinidamente en España. Hemos armado una Academia de Teatro Musical llamada Music Actor Studio (M.A.S) situada en Madrid, con profesores especializados en cada disciplina que exige el género.
A mí me corresponde la voz cantada y es un trabajo maravilloso; hay disponibilidad para grupos de todas las edades y niveles, desde niños hasta profesionales avanzados.
Cada grupo tiene entrenamiento en las tres disciplinas principales del Teatro Musical: canto, danza (a cargo del primer bailarín de ballet Rafael Rivero, con quien comparto apellido pero no parentesco) y finalmente, la actuación, a cargo de las fundadoras de la academia: mi madre (Katia Caso) y Mari (María Isabel Díaz Lago), quien me sostuvo en brazos primero que nadie al nacer y se ha sentido siempre parte de mi familia.
Es un proyecto ambicioso sin dudas y muy audaz si tenemos en cuenta que España es cuna de un teatro de alto rango. Háblame de tu papel en ese sueño.
El proyecto de la Academia es ambicioso, estamos ofreciendo un paquete de cursos-clases-talleres, como te dije con cuatro profesores especializados en su disciplina y por el precio de uno, algo que yo no he visto en ningún otro lado.
Personalmente me realizo cada vez que un alumno reacciona al sonido de su propia voz como nunca lo había sentido antes; cuando se dan cuenta de que ellos también pueden cantar, tengan o no “el don”. Para algo estamos los profesores, los ejercicios están, el canto se aprende, parece una declaración obvia, pero pocos lo creen así.
Has estado mucho tiempo fuera de Cuba, estudiando, trabajando, viviendo, ayudando desde tu posición a nuestro pueblo. ¿Qué opinas sobre la situación actual que vive Cuba desde todos los puntos de vista: económico, social, cultural?
La situación actual me parece tan dolorosa como siempre, tan dolorosa como la crisis de los 90 que enmarcó mi infancia, tan dolorosa como estar obligada a arrancarte tus propias raíces de los pies para poder salir a inventar alas, tan dolorosa como el tornado, el impacto de la pandemia, tanto como la explosión del Saratoga, en fin, es dolorosa, no importa cuánto tiempo lleves fuera.
La situación actual me parece tan dolorosa como siempre, tan dolorosa como la crisis de los 90 que enmarcó mi infancia, tan dolorosa como estar obligada a arrancarte tus propias raíces de los pies para poder salir a inventar alas
Una hace de tripas corazón mandando alguna recarga, visitando una vez cada par de años a llevar insumos de necesidad básica; una se moviliza y reúne alimentos, medicinas y artículos de cuidado personal para los damnificados de cada desgracia… pero ni siquiera es un consuelo porque las recargas no duran ni para cargar el inicio de Facebook, lo que llevamos en maletas termina costando el triple entre impuestos, escrutinios y tomas de peso en el aeropuerto.
Luego, reuniendo fondos de todas partes para apoyar a las víctimas del tornado, nos encontramos con la calle cortada por autoridades que no permitían entrar a ayudar ¿qué es eso?
Una vez más, cuando el grueso de la pandemia, recibiendo encargos de medicinas desde todas partes del mundo, antiguos compañeros del lírico, entre otros, me llamaban desesperados desde diversos lugares del mundo porque yo era la única que tenía un “contacto” que les pudiera hacer llegar medicamentos a sus familiares enfermos. La lucha no se detiene ni saliendo ni quedándote, aunque el dolor sea distinto, Cuba duele afuera igual que adentro.
Si pudieras mirar a Cuba por un telescopio ¿qué te gustaría enfocar?
Elegiría dos cosas en específico, la primera y más obvia tal vez, todo arte existente, desde las ferias de artesanías, la danza clásica y moderna, la música clásica y moderna, las artes plásticas y los inventos, que también son arte. No hay mejor forma de entender Cuba que a través de su arte.
Segundo, enfocaría una de las cosas que más valoro de haber crecido en Cuba, a lo que llamamos “espíritu deportivo”, ese sentido del humor implacable e inmortal; dicen los conocidos que la comedia = tragedia + tiempo; sin embargo, el cubano tiene la habilidad de saltarse un paso y reír en el momento de lo que será gracioso más adelante.
La voz es el único instrumento vivo que existe. ¿Cuánto dice la voz de nosotros mismos? ¿Qué sucede si no la cuidamos, si no la mimamos?
Como bien dices, la voz es el único instrumento vivo-orgánico que existe, no es un objeto, no la podemos ver trabajar, su funcionamiento depende de órganos internos que tampoco vemos, la única manera de entrenarla es pensando. El cerebro es el único que tiene el poder de dar instrucciones a la voz y no hay músculo más difícil de entrenar que ese.
Cada cuerpo y sus respectivas cuerdas vocales funcionan distinto. Las bases del cuidado de la voz son las mismas para todos: hidratarse constantemente, alimentarse bien, dormir las horas que necesites. Las cuerdas vocales se mueven cuando pensamos, cuando leemos o hasta cuando escuchamos música instrumental; el único momento donde están realmente descansando es cuando dormimos.
Un par de datos curiosos con respecto al cuidado de la voz y que pocos saben, es que carraspear (aclarar la garganta) es peor que toser y susurrar es peor que gritar. Si estás enfermo es mejor toser para expectorar y si estás disfónico y debes hablar, usa la voz que tengas, pues susurrar cansa aún más las cuerdas. La voz dice mucho más de lo que creemos.
Tu profesión es muy teatral, cinéfila, literaria y musical; profesión que abarca toda la vida en el arte ¿te das cuenta de tal magnitud?
Me di cuenta antes de elegirla, crecí alrededor de actores, músicos, modelos y artistas escénicos de todo tipo y me encantaba escuchar sus historias.
Camila Rivero Caso se acercó a la música a los tres años. Hacía de oruga, de la mano de su prima Circe, en una obra musical infantil exhibida en el Teatro Guiñol, en la que su mamá interpretaba a una princesa. Quince años después, ella hacía ese papel, el de princesa, en la misma obra musical.
Mi primer acercamiento con la música, académicamente hablando, fue a los seis años. Yo hice dos años de piano clásico en la ENA y para ser honesta, casi enloquezco pues el entrenamiento y exigencia eran altísimos y me generaron mucha ansiedad. Cuando me notaron un tic nervioso en el ojo, decidí que si quería seguir estudiando música, no sería con otro instrumento que no fuera mi voz. Todavía, si tengo que tocar algo al piano… ¡me sudan las manos!
Ya decidida por el canto, comencé a estudiar canto lírico a los 14 años en el Palacio Lírico Nacional, con sede en el teatro Amadeo Roldán, donde descubrí mi amor por la ópera, zarzuela, oratorio, sin afectar mi amor por el resto de los géneros musicales.
Siempre insistí a lo largo de mis estudios en cantar estilos musicales diversos: los musicales, el pop, el rock, el metal, el jazz, la bossa nova, en fin; no tengo favoritos, los quiero cantar todos.
Después de pasar el pre en el Palacio Lírico Nacional, el año de estudiantes fundadores de la escuela, nos encontramos con que la cátedra de Canto Lírico del ISA había cerrado hasta nuevo aviso (serían dos años antes que volviera a abrir un par de cupos) y no teníamos autorización para continuar estudios en otra carrera, ni siquiera artística, ya que la escuela se había hecho especialmente para alimentar al Teatro Lírico Nacional.
Algunos de mis compañeros fueron al ISA a hacer las pruebas para entrar en la carrera de actuación, pero no se les permitió, aunque tuvieran las aptitudes. Se vieron obligados a comenzar a trabajar para el Lírico; los que no pudieron, tuvieron que encontrar trabajo en Mefisto Teatro o de música en vivo en algún local.
Yo fui muy afortunada porque mi papá, que para ese entonces llevaba 20 años fuera de Cuba, pudo tras tortuosos trámites que demoraron un año, llevarme para Chile a continuar mis estudios.
Allí fui alumna en la Escuela Moderna de Música, donde me titulé de Intérprete Superior Mención Canto Lírico, inmediatamente después saqué mi Licenciatura en Artes Musicales en la Universidad Andrés Bello en el mismo Santiago de Chile.
Seguí perfeccionándome con la afamada soprano chilena Cristina Gallardo-Domas, con quien mantengo hoy día una estrecha relación; le digo que es mi mamá profesional, mi mentora, la que le puso la tapa al pomo.
Con su ayuda me gané una beca para cursar el Programa de Ópera Intensivo de Verano del Berklee College of Music, en su sede en el Palau des les Arts Reina Sofía, Valencia, España.
Fue entonces la primera vez que pisé la tierra de mis antepasados y me enamoré del lugar; dos años después me estaría mudando a vivir en Madrid.
Provienes de una familia de artistas. Cuéntame de personas que admiras desde pequeña... ¿Qué recuerdas de tu infancia?
Recuerdo suficiente de mi infancia como para escribir varios libros, crecí rodeada de personajes, como quien dice. Mi núcleo familiar, un matriarcado, como le decimos, muy pequeño y unido: mi mamá Katia, mi tía María Isabel, prima mayor Circe y hermana menor Carolina.
Luego está, también por parte de madre, la familia elegida en la que nombres relevantes de la cultura cubana ocupan sitiales. Entre otros, Max Álvarez -QEPD- fue nuestro vecino por décadas, Francisco Gattorno, Broselianda Hernández -QEPD-, Dianelys Brito y, por supuesto, María Isabel Díaz, quien aún cuenta la historia del día en que nací.
Por otra parte, mi papá Néstor Rivero fue un virtuoso actor de teatro y cine por años, hasta que en el año 1993 tuvo que emigrar a Chile por la crisis que vivía nuestro país. Chile le abrió sus brazos y allí vive con mi hermana menor Zoe Rivero y allí tiene una empresa de servicios de streaming.
Esa parte de la familia Rivero es pródiga en artistas; sobresale mi tío Juan Carlos Rivero, tecladista, vocalista y compositor. La casta se extiende a los primos. Bueno, la lista es extensa.
Creo que es más difícil formar parte de una familia repleta de luz artística que ser un ente aislado ¿es así?
¡Uff! Claro que es más difícil. Todos pueden opinar con base. Por eso mismo, poco a poco fui dándome de bruces contra la pared, aprendiendo y avanzando en todas las exigentes disciplinas que forman el Arte Escénico.
Actualmente pretendo ahorrarles a mis alumnos y colegas todas las vicisitudes que pasé para aprender lo que sé, pero más importante, quiero que entiendan sus voces como un instrumento que se aprende, desarrolla y crece; no hay que tener ningún don especial para hacerlo, el talento te posiciona más adelante en la maratón del proceso de aprendizaje, no te asegura llegar a la meta.
¿Te has enamorado de un personaje específico que hayas o quieras interpretar?
Me encanta esa pregunta porque lleva anécdota. Cuando entré a estudiar Lírico, me enamoré de varias óperas, pero especialmente de la más típica, La traviata.
Violetta es un personaje de múltiples dimensiones y exigencias, tanto técnicas, como interpretativas, musicales y actorales. En ese entonces estaba obsesionada con el aria “E Strano – Ah forse e lui” del primer acto y un día mencioné, medio en broma medio en serio, que quería estudiar esa aria para cantarla algún día.
Mi misma profesora de canto de ese momento (no daré nombres por discreción) se burló de mi ocurrencia; al ver mi rostro de sueño destruido, se tapó la risa con la mano y me trató de explicar que simplemente se reía porque esa aria no era para mi tipo de voz.
Diez años después estaría grabando esa misma aria completa en el escenario principal del Teatro Reina Sofía como parte del programa de ópera de Berklee.
Todavía me falta cumplir el sueño de hacer el personaje completo, que ya son palabras mayores, me seguiré preparando para cuando llegue el día estar preparada.
¿Quién o qué ha sido el faro de tu vida hasta hoy?
Sin dudas, el faro de mi vida ha sido mi voz y mi relación con ella. Cuando movía los labios sin cantar para no “echar a perder” la música de las películas de Disney de los 90, decidí que me dedicaría a mejorar mi voz hasta que pudiera cantarlas a gusto.
Esa motivación me ha durado hasta el día de hoy, cantar toda la música de Disney sigue siendo de mis actividades favoritas, aunque el repertorio lírico fue el que me invitó a subir muchísimo más la varilla. Esa búsqueda me llevó a otros géneros musicales, otros profesores, otras técnicas y experiencias.
Cualquiera diría que con esta familia, yo podría haber pertenecido al mismo escenario; sin embargo, lo que pocos saben, es que mis habilidades naturales no reflejaban mi información genética.
Siempre tuve buen oído musical, era afinada y con suficiente sentido rítmico, pero más allá de eso, mi voz nunca fue considerada bonita ni especial; bailar se me daba fatal, yo creo que era la única quinceañera en toda La Habana que no sabía bailar casino, finalmente aprendí.
Y para rematar me demoré buena parte de tres años para entender lo primero que hay que saber para actuar, una situación difícil cuando la profesora de actuación es tu mamá. O sea, lo que soy me ha costado mucho; por eso lo disfruto tanto.
Camila Rivero Caso posee dos títulos de nivel superior: Intérprete Superior Mención Canto Lírico y Licenciatura en Artes Musicales amén de cursos de primer nivel relacionados con la ópera.
Sobresalen en su labor como artista el Cover (sustitución de la soprano principal) Micäela, septiembre 2019 en la producción de la ópera Carmen en el Teatro Municipal de Las Condes en Santiago de Chile; profesora de canto en la Academia Verónica Villarroel, becada de la Fundación Verónica Villarroel y a su vez profesora de canto lírico y popular en la Academia del mismo nombre. Intervino en el Intensive Summer Program de Berklee College of Music en 2017 y en el programa de perfeccionamiento de Berklee en Valencia. También ha sido solista en relevantes conciertos y galas en Europa y América.
Camila ¿pueden o no los artistas cubanos, dentro y fuera del país, ayudar a que mejore la asfixiante situación que vivimos?
El 11 de julio del año 2021 se cumplió uno de mis sueños más esperanzadores para Cuba y una de mis pesadillas infantiles más oscuras; empecé el día en un nuevo mundo, uno en el que los cubanos nos podíamos comunicar entre nosotros, afuera y adentro; el internet lo permitía.
Pero me duró poco el orgullo porque rápidamente las imágenes de unificada protesta se convirtieron en imágenes muy distintas a las por mí esperadas: niños disfrazados de milicia, represión, opresión, incitación al enfrentamiento entre cubanos...
El 11 de julio del año 2021 se cumplió uno de mis sueños más esperanzadores para Cuba y una de mis pesadillas infantiles más oscuras; empecé el día en un nuevo mundo, uno en el que los cubanos nos podíamos comunicar entre nosotros, afuera y adentro; el internet lo permitía.Pero me duró poco el orgullo porque rápidamente las imágenes de unificada protesta se convirtieron en imágenes muy distintas a las por mí esperadas: niños disfrazados de milicia, represión, opresión, incitación al enfrentamiento entre cubanos...
Y es cuando una se pregunta ¿dónde está la luz al final del túnel? Pues yo la veo cuando pienso en la frase que acuñó Jonathan Larson, famoso autor teatral, cuando expresó: "Lo opuesto a la guerra no es la paz, sino la creación".
¡Y qué conveniente!… porque resulta ser esa la fortaleza de todos los cubanos: la creatividad y la invención. Es entonces nuestra responsabilidad impulsar el péndulo para el otro lado, creando, cada uno desde su lugar, pero creando con honestidad, con valor y vulnerabilidad.
Al arte no se le acaban las municiones, no hay mal presupuesto que la detenga ni distopía que la ahogue.
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