Una madre cubana se plantó a pedir comida para sus tres hijos en la sede de gobierno de Sagua de Tánamo, en la provincia de Holguín, tras más de 24 horas sin poder prepararle alimentos a sus pequeños entre cuatro y un año de edad por causa de los apagones y el cierre de la mayoría de los establecimientos comerciales de la ciudad.
Deysi Columbié Hernández, a través de una directa por su perfil de Facebook de este miércoles, mostró la respuesta que recibió en la sede del gobierno local, ante su exigencia de comida para sus tres hijos, convalecientes aún de una reciente neumonía.
“Voy transmitiendo en vivo para ver la explicación que me van a dar aquí en el gobierno”, dijo la madre al comenzar la directa en la que mostró la respuesta dada por el funcionario de la oficina de Atención a la Población del gobierno municipal.
Columbié Hernández dijo al llegar a la referida oficina que desde este martes no había podido cocinar para sus hijos, además de que la leche normada para los menores tampoco había llegado y la bodega donde expenden los alimentos de la libreta de abastecimiento estaba cerrado por fumigación.
“No tengo absolutamente nada que darles. Son tres y estaban llorando por hambre y una vecina me regaló un vaso de yogurt, que lo ligué con agua. Son niños que ayer terminaron de tomar sus medicamentos por una neumonía, que tuve que comprarlos por la calle a 900 pesos porque no hay”, le comentó la madre al funcionario que la atendió y a quien nombró como Derivet.
“Yo traje aquí tres cacharritas [envases plásticos], no tengo ningún tipo problema ideológico, ni absolutamente nada, pero yo estoy harta y desesperada. Traje tres cacharritas para que del almuerzo de aquí, o el de la policía o de algún lugar me den para mis hijos”, exigió Columbié Hernández.
También le comentó que “estoy indignada, echando humo por hambre o por incomodidad no sé por cuál de las dos, porque la leche no ha llegado, la bodega cerrada por fumigación, a dónde voy para buscar almuerzo y comida para estos niños”.
Como respuesta, se escucha decir al citado funcionario que podía ir a La Palmera o al Rapidito que ahí estaban vendiendo almuerzo.
“¿Esa es la respuesta?, ¿que yo arranque con tres vejigos a buscar comida? ¿Dime qué hago? Así que en el gobierno no hay comida para ustedes, la bodega cerrada por fumigación, no hay antibióticos para tres niños que salieron de una neumonía, no hay comida, no hay placas (rayos x), esta situación pica y se extiende, no hay corriente”, le respondió Columbié al funcionario
También le comentó que ella no le estaba “llorando miseria a nadie, porque tengo dinero para comprar comida”.
“Aquí en Atención a la Población, con el compañero Derivet, que no tiene culpa de la situación ni respuesta para resolver mi problema, que no es solo mi problema, es el de muchas personas. Como aclaré, no tengo ningún problema ideológico, lo que tienen mis hijos es hambre y no por falta de recursos para buscar comida, pero ya a mí no me importa nada”, argumenta, además, la molesta madre, quien tampoco encontró solución en el gobierno local.
“Si formo un escándalo, soy una contrarrevolucionaria, si me quedo callada yo creo que infarto. Lo que no es justo para mí y para mis hijos es que no tengan comida, no es justo que yo con dinero no pueda salir a comprar nada en este pueblo, que a esta hora de la mañana parece que han arrastrado a un muerto”, dice, además.
Asimismo, explica, que está sola con sus hijos, porque “su padre está trabajando en otro municipio, no está casado conmigo, está con otra muchacha. Hace lo que puede y manda 1,500 pesos mensuales”.
Aunque no resolví nada con ir al gobierno, dijo, resolví no infartar, no quedarme con toda esta rabia dentro, porque aunque soy cristiana y temerosa de Dios, la dignidad tiene límites y ya me tienen harta.
“En todas las manadas de animales se protegen a las madres con hijos y aquí en este país lo que hacen es pegarle el pie encima a uno. Aumentaron las causas de penas de muerte, pero para los que comenten crímenes contra el Estado, no contra los violadores de niños, no contra los que nos están matando poco a poco sin corriente y sin absolutamente nada y no estoy hablando basura porque tengo bastante elementos de juicos para hablar”, expuso, también en la directa.
“Se supone que estos tres niños deben ser protegidos por el Estado, pero aquí nadie tiene la culpa, porque la culpa es de la vaca”, comentó al final de la directa, en la que fue mostrando su recorrido por la ciudad, donde en un establecimiento logra comprar seis vasos de yogurt y en otro le prometen dos almuerzos para compartir con los niños.
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