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El periodista e investigador cubano José Raúl Gallego desenmascaró en redes sociales a Yoandy Riverón, identificado como el “agente Cristian”, un represor de la Seguridad del Estado en Villa Clara que ahora se desempeña como empresario del sector del calzado.
Fue una publicación del periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso elogiando las virtudes y precios de “un pequeño negocio privado” en el municipio Camajuaní, lo que llamó la atención sobre el floreciente negocio de Yoandy Riverón.
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El propio Riverón no tardó en hacerse eco en sus redes sociales de los halagos del comunicador oficialista.
“La persona detrás de este ‘pequeño negocio’ es nada más y nada menos que Yoandy Riverón, oficial ‘Cristian’ de la Seguridad del Estado en Villa Clara, ahora devenido en ‘empresario’ luego de que durante años fuera uno de los responsables del hostigamiento, acoso y expulsión de alumnos y profesores de la Universidad Central de las Villas como fueron los casos de Karla Pérez González (2017), Dalila Rodríguez (2016-2017) y Javier Larrea (2018-2020)”, advirtió Gallego en un extenso texto en Facebook que tituló "De esbirros a emprendedores", en el que abundó en el tema.
El investigador académico subrayó que además de los precios a los que hizo promoción Alonso, "el oficial Cristian se ufana de los altos volúmenes de producción que tiene su negocio, algo sumamente difícil en un país donde no hay acceso a las materias primas de manera estable", tema especialmente delicado en un sector como la industria del calzado, que necesita de recursos importados.
“En una sola publicación de Facebook tenemos evidenciada la cadena de complicidad régimen-militares-emprendedores vitrina-prensa oficialista”, observó José Raúl Gallego; quien enfatizó que “en Cuba es común ver tanto a militares como a esbirros de la Seguridad del Estado reconvertidos en dueños de negocios y de tierras una vez concluidos su servicio activo, siempre gozando de los privilegios que no tienen otros emprendedores y que les permiten competir con estos en condiciones de suma ventaja”.
Gallego calificó a ese grupo de “clase privada emergente” favorecida por el propio régimen, entre otras cosas, para dar una imagen de cambios que en realidad no existen.
Apuntó, además, que es importante destapar este tipo de asuntos porque podría acabar dándose el caso de que “un negocio de un esbirro de la Seguridad del Estado” pueda estar entre los beneficiados con las medidas de Joe Biden para el sector privado; ello mientras los verdaderos emprendedores trabajan en condiciones de precariedad y temerosos de que si protestan puedan ser acusados de "receptación, acaparamiento, enriquecimiento ilícito" o cualquier otra figura creada para juzgar a quien se convierta en un estorbo para el régimen.
En una segunda publicación, Gallego abundó en su demostración de la persona detrás del “pequeño negocio” descrito por Alonso y cómo en Cuba solo los elegidos por el régimen tienen la oportunidad de crecer.
El investigador precisó que en abril Yoandy Riverón participó en Varadero en un evento de la Sociedad Mercantil Calzado Jonas SURL durante el Intercambio con Expertos Internacionales sobre el desarrollo de MIPYMES.
En opinión de Gallego, el caso de Riverón evidencia a dónde va realmente el dinero destinado por organizaciones internacionales en términos de cooperación.
El periodista terminó su denuncia advirtiendo de que este es el tipo de "emprendimiento" que Bruno Rodríguez, Díaz-Canel y GAESA piden a Estados Unidos.
"Mientras haya dictadura, mientras no existan derechos garantizados, mientras sean ellos quienes deciden quién puede y quién no, no habrá empoderamiento político por la vía del empoderamiento económico que pueda disputarles a ellos su poder”, sentenció José Raúl Gallego.
En marzo del pasado año, pocos días después de ser desterrada por el régimen, la joven periodista cubana Karla Pérez denunció con nombre y apellidos a Riverón.
"Denuncio públicamente a Yoandy Riverón, agente de la Seguridad del Estado que me interrogó durante meses en la Universidad Central Marta Abreu de La Villas, cuando yo tenía apenas 18 años. No soy ninguna delincuente ni criminal común, como él me dijo que me tratarían", afirmó entonces.
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