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Miah Cerrillo, una niña de 11 años sobreviviente del tiroteo en la escuela primaria Robb de Texas en el que murieron 19 niños y dos profesoras, narró este miércoles ante el Congreso de EE.UU. cómo actuó de forma desesperada para salvar su vida luego de que el atacante disparara a una amiga suya.
Cerrillo explicó que la maestra se asomó al pasillo e hizo "contacto visual" con el tirador, acto seguido cerró la puerta con llave y pidió a sus alumnos que se escondieran detrás de las mochilas y de su escritorio. Si embargo, el atacante consiguió entrar a través de una puerta que comunicaba dos aulas.
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"Le dijo a mi maestra 'buenas noches' y le disparó en la cabeza, y luego disparó a algunos de mis compañeros de clase y a una pizarra", dijo la menor durante su testimonio, y precisó a continuación cómo salvó su propia vida.
"Cuando fui hacia las mochilas, él disparó a una amiga que estaba cerca de mí. Luego pensé que iba a volver a la clase, así que me cubrí con la sangre y me la puse encima", narró Cerrillo, quien precisó que luego optó por tomar el teléfono celular de su maestra para llamar al 911.
"Les dije que necesitaba ayuda y que enviaran a la policía dentro de la clase", relató la niña, quien fue contando la historia a partir de preguntas que le hacía su padre.
A la pregunta sobre qué quería ahora, después del tiroteo, Cerrillo contestó: "Tener seguridad". Cuando el padre le preguntó si se sentía a salvo en la escuela, la pequeña negó con la cabeza y declaró: "No quiero que vuelva a suceder".
Miah Cerrillo y los padres de múltiples jóvenes estadounidenses muertos y heridos en una oleada de recientes tiroteos testificaron este miércoles ante un panel del Congreso, mientras un grupo bipartidista de senadores trabaja en alguna posibilidad de acuerdo entre demócratas y republicanos en un tema que divide profundamente a la sociedad estadounidense.
El testimonio de Cerrillo, cuya declaración fue pregrabada y reproducida luego ante la Comisión de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes, se produce en momentos en que Estados Unidos ha sufrido más de 200 tiroteos masivos en lo que va de año, varios de ellos en las últimas semanas.
Su padre, Miguel Cerrillo, testificó en persona ante el comité y entre sollozos pidió a los legisladores que implementen cambios no solo por los niños de Uvalde, sino para que algo tan terrible no vuelva a ocurrir.
El padre de Cerrillo enfatizó que su hija no ha vuelto a ser la misma luego de lo sucedido.
Los padres de uno de los estudiantes muertos en la escuela primaria Robb de Uvalde, en Texas, instaron entre sollozos al Congreso a tomar medidas estrictas para controlar la venta de armas.
“En algún lugar ahí fuera, hay una madre escuchando nuestro testimonio (…) sin saber que nuestra realidad será un día la suya a menos que actuemos ahora”, dijo Kimberly Rubio, madre de Lexi, otra víctima.
La madre de una víctima de la masacre de Búfalo, donde fueron asesinadas una decena de personas, preguntó al comité: “¿Qué diablos le pasa a este país?”.
Zeneta Everhart, madre de Zaire Goodman, herido en el tiroteo de un supermercado de Búfalo, opinó que "los legisladores que permiten continuamente que continúen estos tiroteos masivos al no aprobar leyes de armas más estrictas deberían ser expulsados".
Mientras tanto, el pleno de la Cámara de Representantes debatía un proyecto de ley para elevar la edad mínima para la compra de ciertas armas de fuego de 18 a 21 años y endurecer las prohibiciones sobre las armas no rastreables.
La Cámara de Representantes tiene en estudio desde el año pasado una serie de reformas relacionadas con la seguridad de las armas. Sin embargo, es muy probable que tales reformas choquen con el veto de los republicanos en el Senado.
No obstante, la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, dijo tener “confianza” en los negociadores del Senado, y señaló que es urgente que el Congreso actúe.
Las conversaciones en el Senado se han centrado en objetivos modestos, como animar a los estados a que aprueben leyes de “señales de alerta” para negar las armas de fuego a las personas que se consideren un riesgo para sí mismas o para el público y la financiación federal para mejorar la seguridad en las escuelas.
Un grupo bipartidista de senadores negociaba este miércoles los posibles costos de reforzar el tratamiento de las enfermedades mentales que podrían contribuir a la violencia con armas de fuego y de financiar los programas de señales de alerta de los estados.
Durante la audiencia en la Cámara de Representantes, los republicanos del panel se comprometieron a defender el derecho a tener y portar armas protegido por la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Muchos de ellos se han opuesto a propuestas como la de limitar la venta de los rifles de asalto utilizados en varios de los tiroteos.
Lucretia Hughes, del proyecto DC Women for Gun Rights, criticó la idea de aprobar más leyes de control de armas.
“Son unos ilusos si creen que eso nos va a mantener a salvo”, afirmó, y añadió que su hijo de 19 años fue asesinado a tiros en abril de 2016 por una persona con un arma obtenida ilegalmente.
“¿Qué tal si dejan que me defienda del mal? ¿No crees que soy capaz y confiable para manejar un arma de fuego?”, añadió Hughes.
Las encuestas revelan que la mayoría de los estadounidenses están a favor de medidas para ampliar la comprobación de los antecedentes de los posibles compradores de armas y otras medidas para frenar el aumento de la violencia armada.
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