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Aleida Godínez Soler, presunta periodista y agente de la Seguridad del Estado infiltrada en la disidencia cubana de finales del siglo XX y principios del XXI y que testificó en la Causa de los 75, murió este martes a consecuencia de un cáncer.
La noticia de su fallecimiento la dio el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Ricardo Ronquillo Bello a través de sus redes sociales, lamentando “profundamente” el deceso de una de las responsables la represión ejercida por el régimen cubano contra periodistas independientes y activistas de la sociedad civil cubana, integrantes del posteriormente conocido como grupo de los 75, y que resultaron juzgados durante la llamada “Primavera Negra” de 2003.
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“Hemos conocido de la muerte, a consecuencia de cáncer, de la compañera Aleida Godínez Soler, combatiente de la Seguridad del Estado Cubano que se infiltró entre la contrarrevolución cubana y develó sus trapisondas, servilismo y subordinación a los intereses yanquis, sobre todo en el ámbito mediático, bajo el simbólico nombre de agente Vilma”, dijo Ronquillo Bello, recordando que la UPEC “la honró con la Distinción Félix Elmusa”.
Para Godínez Soler, ser agente de la Seguridad era “una tarea muy hermosa, entraña mucha responsabilidad, riesgos; te obliga a prepararte en todos los órdenes, a estudiar…”, según confesó en un encuentro celebrado en Bayamo en marzo de 2016 y reseñado por la Televisión de la provincia Granma (CNC TV Granma).
Encubierta bajo la fachada de una presidenta de una supuesta organización sindical independiente, Godínez Soler fue directora de una falsa agencia de prensa independiente durante su infiltración entre actores de la sociedad civil cubana, una misión que desarrolló desde 1989 hasta el año 2003, momento en que la Seguridad del Estado organizó la masiva redada y los amañados juicios contra activistas y periodistas independientes de la “Primavera Negra”.
“El terrorismo contra esta nación se institucionalizó en 1960, cuando el presidente Eisenhower firmó el programa de acción encubierta contra Cuba, el cual abarcaba varios aspectos, entre ellos esto que estamos viendo: intentar crear una oposición interna”, aseguró la agente Vilma en el conversatorio realizado en 2016, en el que abogó por la vuelta a Cuba de los cinco espías detenidos en Estados Unidos.
Preguntada por su vocación para dedicarse al espionaje, la ahora difunta agente Vilma aseguró que la motivación provenía de “todos los que quieran defender a la patria y estén dispuestos a pagar el precio que sea necesario”.
Nacida en Ciego de Ávila, en la calle Independencia, entre 10 y 11, en el reparto Vista Alegre, Godínez Soler era hija de obreros. Su madre, según la televisión oficialista, fue investigada por el Buró represivo de actividades anticomunistas (BRAC) del dictador Fulgencio Batista.
Fichada por la Seguridad del Estado del dictador Fidel Castro en octubre de 1979, mientras estudiaba Economía, la agente Vilma comenzó a colaborar con los represores comunistas. En 1991, mientras trabajaba en la Empresa de Materiales de la Construcción de su provincia, un jubilado le comentó de la posibilidad de vincularse a la oposición.
“Yo era joven, tenía 25 años y de repente me dicen que debo cambiar mi vida completamente y disfrazarme para infiltrarme en grupos contrarrevolucionarios y convivir con ellos. Resultó un proceso muy difícil. Tuve que ‘perder’ para ganar. Perder amistades, familia, para cumplir la misión”, recordó tiempo después.
También relató la anécdota de cómo se enteró de la detención de los espías de la llamada Red Avispa, infiltrados en Estados Unidos.
“Yo estaba en La Habana y tenía un teléfono celular, propiedad de la misión diplomática norteamericana en Cuba, al cual me llamaron para que me presentara urgentemente, porque tenían que darme una buena noticia, y esta consistía en que habían apresado a mis compañeros” contó la agente Vilma.
“No me quedó más remedio que salir de allí e ir a sentarme dentro de una funeraria que está cerca de la Sección de Intereses, a sufrir el dolor de saber que hermanos míos habían caído en una trampa”, indicó, acentuando el dramatismo de unos hechos que la propaganda del régimen al que sirvió utilizó ad nauseam, como mismo hizo años antes con el caso del niño balsero Elián González.
La agente Vilma "llegó a ser el brazo derecho de la renombrada Martha Beatriz Roque, encargada de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba; trabajó cerca de Oswaldo Payá Sardina y disfrutó de la confianza de dos jefes de la SINA, Vicky Huddleston y James Cason", según el sitio web wiphala.org.
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