Cuba no tiene nada que celebrar el primero de mayo porque es uno de los países donde peor viven y menos derechos tienen los trabajadores, el gobierno reprime al sincalismo independiente, y la CTC es un departamento del partido comunista que, este domingo, querrá convertir el desfile de La Habana en plebiscito, sacando de su retiro a la momia de Raúl Castro Ruz; maniobra que ya fracasó en La Piragua.
Como el tardocastrismo sabe que los cubanos son cada vez más remisos a involucrarse en sus celebraciones, ha ordenado a sus agentes a que persuadan a los trabajadores, con la habitual mezcla de palo y zanahoria; quien no desfile en momentos de grave peligro para la patria (léase la casta verde oliva y enguayaberada) puede perder su trabajo; y los ministerios de Economía y Trabajo han adelantado el pago de sueldos en sectores mayoritarios como el de Salud Pública, que habitualmente cobra alrededor del día 10 de cada mes.
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Los trabajadores cubanos cobran en devaluados pesos cubanos y tienen que comprar alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad en dólares norteamericanos, por decreto gubernamental; carecen de derecho a huelga, como parte de la liquidación de libertades acometida por la dictadura del proletariado que, primero liquidó el movimiento obrero republicano, y luego quiso eliminar los sindicatos, tildándolos de ser "un producto del capitalismo, innecesario en el socialismo".
El tardocastrismo no representa a los obreros de Cuba, convertido en un país subvencionado por las remesas de la solidaria y esforzada emigración, y de soldados, sumando los efectivos del ejército y el aparato represivo con los empleados del complejo militar-empresarial GAESA, que somete a sus trabajadores a la disciplina militar que garantiza la obediencia ante el nuevo rico, general de división Luis Alberto Rodríguez López-Calleja y sus pancistas cortesanos, que desalojan a familias empobrecidas.
Médicos, personal sanitario, profesores, entrenadores deportivos y técnicos militares son alquilados al mejor postor a países extranjeros, con la condición de que toleren el robo estatal del 75% de sus salarios; los cubanos que no se sindicalizan en la estructura totalitaria son presionados por los "factores" de su centro laboral y todos los sindicalizados deben pagar una cuota mensual para ayudar a financiar el cepo que los esclaviza.
Félix Navarro, coordinador del Movimiento Pedro Luis Boitel, cumple nueve años de cárcel; su hija Saily, ocho años de prisión y la Seguridad del Estado hostiga al sindicalista independiente Iván Hernández Carrillo; como castigo a ambos por su defensa de los trabajadores cubanos frente a la arbitrariedad comunista.
El dirigente sindical y estudiantil Pedro Luis Boitel murió en la cárcel, tras una terrible huelga de hambre, como también murieron el albañil Orlando Zapata Tamayo, Lázaro Abreu Godínez, Yosvani Aróstegui Armenteros, Wilmar Villar Mendoza, Eusebio Hernández Consuegra, Santiago Roche Valle, Pedro Barrios Pedré, Enrique García Cuevas, Reinaldo Cordero Izquierdo, Olegario Charlot Espileta, Carmelo Cuadra Hernández, Francisco Aguirre Vidaurreta y Luis Álvarez Ríos y Roberto López Chávez.
La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) es un departamento del partido comunista, que pone y quita a su Secretario General, un apartchik ajeno a cualquier liderazgo auténtico e incapacitado -reglamentariamente- para defender los intereses y derechos de los obreros; que cobra por y mangonear a los sindicatos a favor de las ocurrencias gubermanetales, como la de crear secciones sindicales, comités de la Ujotacé y núcleos del partido comunista en pequeñas y medianas empresas.
La CTC y los 18 sindicatos nacionales son una carga financiera insoportable para los cubanos, que -por si fuera poco- también financian a CDR, FMC, UJC, FEU, FEEM, y la Organización de Pioneros José Martí; todos subordinados al partido comunista, también financiado por un pueblo noble y sacrificado en aras de un grupito miedoso que detenta el poder, desde hace 63 años.
La destrucción del poderoso y pragmático movimiento sindical republicano, que obedeció la convocatoria de huelga lanzada por Fidel Castro para asegurarse el triunfo, es otro destrozo del castrismo, que en fecha tan temprana como enero de 1959 destituyó las ejecutivas de la CTC y sindicatos y luego fue desplazando a dirigentes sindicales como David Salvador, que fue encarcelado; Jesús Soto, Conrado Bécquer, Miguel Martín, Héctor Ramos Latour, Roberto Veiga y Pedro Ross.
Las imágenes de los desfiles del domingo, que serán otro coste insensato sobre el lomo de los cubanos, pero testimonio de la Cuba plural que sobremuere bajo la bota de la dictadura más antigua de Occidente.
A las plazas irán los convencidos, los que no tienen otro remedio para no perder sus empleos en turismo y otros sectores donde aun se puede robar, quienes fingen por miedo y/o conveniencia, incluidos los que acuden a los puntos de concentración y luego embarajan; nuevos actores económicos como son coleros y revendedores de cuanto ansía la masa trabajadora, y harán mutis por el foro quienes no tienen miedo y se quedan en sus casas, con la familia.
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