Tres líderes de una violenta organización de tráfico de drogas y lavado de dinero que operaba en el barrio de La Pequeña Habana, en Miami, fueron encontrados culpables de varios delitos de armas de fuego, narcóticos y blanqueo de dinero.
Un jurado federal de Miami sancionó a Ulysses Cabrera, alias “Uley”, alias “Big Cuz”, de 32 años; Bernardo Quiñonez, alias “Macho”, de 34; y Víctor Smith, alias “OGP”, de 26, todos de Miami, quienes coordinaron, entre 2013 y 2018, “una empresa criminal continua que distribuía cocaína, crack y marihuana en las calles de la Pequeña Habana”, informó un comunicado de la Oficina del Fiscal del Sur de la Florida.
Cabrera, el líder de la operación, suministraba la cocaína, Quiñonez se dedicaba a supervisar a las personas que convertían la cocaína en crack dentro de hogares locales, mientras que Smith, la mano armada del grupo, dirigía la venta de drogas en la calle.
Cumpliendo órdenes de Cabrera y Quiñonez, Smith y otros miembros armados de la banda, intimidaron, mutilaron y asesinaron a personas, en enfrentamientos con bandas rivales por el control del territorio. En medio de estas pugnas, también dispararon e hirieron a transeúntes inocentes.
Cabrera y Quiñonez blanquearon el dinero de la droga de varias formas, incluida la compra de bienes inmuebles en Opa-Locka.
Como parte de esta operación contra el crimen organizado, se decomisaron aproximadamente un kilo y medio de cocaína, varios gramos de crack, más de 26 libras de marihuana, cuatro rifles de asalto, 10 pistolas, 10 cargadores extendidos, 10 armas de fuego semiautomáticas, un rifle de cañón corto, un revólver y cientos de cartuchos.
Cabrera enfrenta cargos de participación en una empresa criminal continuada, conspiración para poseer con intención de distribuir cocaína, crack y marihuana, conspiración para poseer armas de fuego en apoyo de un delito de tráfico de drogas, cuatro cargos de delitos de blanqueo de dinero y cuatro cargos de posesión con intención de distribuir cocaína.
Por su parte, Quiñonez está acusado de participación en una empresa delictiva continua, conspiración para poseer con intención de distribuir cocaína, crack y marihuana, conspiración para poseer armas de fuego en apoyo de un delito de tráfico de drogas, tiroteo desde un vehículo, descarga de un arma de fuego en apoyo de un delito de tráfico de drogas, tres cargos de blanqueo de dinero, siete cargos de posesión con intención de distribuir cocaína y un cargo de mantenimiento de un establecimiento para distribuir sustancias controladas.
Los cargos que se le atribuyen a Smith son los siguientes: conspiración para poseer con intención de distribuir cocaína, crack y marihuana, conspiración para poseer armas de fuego en apoyo de un delito de tráfico de drogas, posesión con intención de distribuir cocaína, robo a mano armada y descarga de un arma de fuego en apoyo de un delito de violencia.
Cabrera, Quiñonez y Smith se enfrentan a penas que pueden llegar a la cadena perpetua y su sentencia está fijada para el primero de agosto.
El desmantelamiento de esta organización criminal formaba parte de la operación “Havana Ghost”, un esfuerzo conjunto entre varias agencias federales que tiene su origen en el Proyecto Barrios Seguros (PSN), un programa que integra a todos los niveles a las fuerzas del orden y a las comunidades a las que sirven para reducir los delitos violentos.
En 2019, las autoridades estadounidenses habían ofrecido 30,000 dólares de recompensa por cualquier información que condujera a la detención de Cabrera, en ese momento el único miembro de la banda que permanecía prófugo de la justicia.
Los hechos violentos relacionados con el tráfico de droga y los operativos antidrogas son comunes en Miami.
A finales de marzo, Héctor Portuondo, de 53 años, fue abatido en medio de una redada llevada a cabo por los Alguaciles Federales y el Departamento de Seguridad Nacional, asistidos por la policía de Miami-Dade.
En el operativo se incautaron más de 55,000 dólares en efectivo, drogas y armas de fuego, incluido un rifle de asalto.
Por su parte, Surabi Alonso, un cubano residente en Hialeah, fue arrestado a principios de marzo por su participación en un tiroteo relacionado con el tráfico de drogas, que produjo la muerte de dos hombres y dejó a una mujer en silla de ruedas.
También el mes pasado, la policía de Miami incautó una gran cantidad de drogas a un presunto traficante que operaba en el barrio de La Pequeña Habana.
“No se tolerará la venta de estupefacientes en nuestros barrios”, advertía el comandante Manuel Abreu.
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