Esgrimista Zuleydis Ortiz: Los eventos cada vez exigen más y nosotros apenas tenemos los recursos imprescindibles

"Nuestra especialidad ha ido en franco retroceso" comenta en esta entrevista la esgrimista cubana Zuleydis Ortiz.

Esgrimista cubana Zuleydis Ortiz Foto © Juventud Rebelde

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Este artículo es de hace 2 años

Los inicios en el deporte de la santiaguera Zuleydis Ortiz se enmarcan en el voleibol como parte de las clases de Educación Física, a la altura de sus 11 años cuando cursaba el sexto grado.

Pero fue otra disciplina, la veleidosa esgrima, la que se honra con tenerla entre sus grandes figuras de todos los tiempos.


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¡Ay Julita! Me has hecho recordar esa etapa tan querida para la mayoría de los seres humanos que es la niñez y la adolescencia. En efecto, ya en secundaria llegó un grupo de profesores a realizar captaciones para escuelas deportivas; ahí estaba yo esperando que estuvieran los de voleibol para probar mis condiciones, pero la realidad fue que nunca llegó ninguno de esa especialidad.

Esgrimista Zuleydis Ortiz / Cortesía

Nos dicen entonces que aquellos estudiantes que aprobaran un deporte convalidaban la asignatura de Educación Física, o sea teníamos 100 puntos. Así fue que una prima mía y yo empezamos en la esgrima sin ninguna aspiración.

Empezamos a practicar en el CVD Antonio Maceo con el profesor Víctor y ¿puedes creerlo? cada vez me gustaba más.

Intervine en competencias zonales, regionales, municipales y yo salía muy bien a pesar de mi incipiente conocimiento del deporte. Matriculé en la ESPA provincial pues la EIDE me quedaba muy lejos y de pronto comprendí que la esgrima iba a ser la pasión de mi vida.

Zuleydis Ortiz, entre otras relevantes actuaciones, es subtitular mundial de espada en Ciudad del Cabo 97, sexta en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y monarca en los Centrocaribes de Cartagena de Indias 2006.

¿Qué haces en la actualidad, entrenas a jóvenes figuras?

Yo me retiré del deporte activo en 2012, después de asistir a los Panamericanos de Guadalajara 2011. Ya tenía 36 años, dos décadas en el alto rendimiento, quería hacer mi familia, mi vida. Las competencias no eran las de antaño, todo había cambiado. Por mi experiencia tenía que competir más que entrenar y como sabes, con las condiciones actuales, eso es imposible.

Me dediqué a tratar de tener a mi bebé, atravesé por varios intentos fallidos; me ubican en la Escuela de Pelota Vasca como coordinadora de formación integral. Aunque no era mi deporte, debo decirte que aprendí. Siempre se aprende. De ahí, paso a la Escuela de Gimnasia en una plaza mejor remunerada pero ¿quién te dice? a los dos meses, me proponen trabajar como metodóloga en la Comisión Nacional de Esgrima y claro, no lo pensé dos veces.

Yo que te conozco desde adolescente sé que lo que tú quisieras es entrenar. Tu carisma, tu método de trabajo, tu experiencia, el estar graduada del Instituto Superior del Deporte te da un prestigioso aval ¿no te lo han propuesto nunca?

A mí me encantaría entrenar, pero en los equipos nacionales las plazas disponibles requieren de personal experimentado que haya trabajado con niños, con jóvenes. Además, hay un tabú de no aceptar mujeres como entrenadoras de esgrima ¡no hay ni una! Sólo en áreas, en EIDES. Pero en selecciones nacionales… ¡no!

Así que desde 2013 estoy como metodóloga y ahora además secretaria de la Federación. Esto me ha valido para aprender mucho con el roce de grandes técnicos. He tenido la oportunidad de desempeñar cargos internacionalmente a distintos niveles como en la Comisión de Fair Play (juego limpio).

¿Dista mucho la esgrima cubana actual de la que tú viviste, verdad?

A ver Julita… países que nunca resonaron en la arena internacional hoy día han experimentado un salto cualitativo gigantesco y en muchos casos, en ese auge, ha tenido mucho que ver nuestros técnicos, que se han ido como colaboradores deportivos.

Todo lo contrario sucede aquí: nuestra especialidad ha ido en franco retroceso. Sabes lo costoso que resulta el andamiaje, para decirlo de alguna forma, que requiere un esgrimista de cualquier arma: vestimenta, seguridad, armas. Los eventos cada vez exigen más y nosotros apenas tenemos los recursos imprescindibles.

Estamos haciendo lo posible, con la ayuda de colaboradores y el propio organismo deportivo, para no perder la iniciación de la esgrima en el país pues sabes los implementos lo caros que son; o sea, la masividad es prácticamente imposible de lograr y ella es la base donde se sustenta la superestructura.

A esto súmale la práctica de la esgrima en silla de ruedas que, gracias a la profesora María Mercedes del Risco que mucho trabajó para lograrlo, ya tenemos Campeonatos Nacionales de Esgrima para Discapacitados. Yo estoy al frente de esta modalidad y créeme es muy difícil.

Todo se resume en la caída de la esgrima cubana a nivel mundial.

¿Qué decirte? No se puede tapar el sol con un dedo. Claro que no son los resultados de antaño cuando discutíamos finales en Juegos Olímpicos y Copas y Campeonatos Mundiales. Ni en sueños. Son otras generaciones de jóvenes; el pensar es diferente. A pesar de todo, somos campeones centroamericanos del deporte, título que habíamos perdido. En los Panamericanos, arañamos alguna medalla. Se trata de levantar pero es muy difícil. Estoy siendo realista, no pesimista.

¿Y cómo llegas a la cima de la pirámide del alto rendimiento?

Después de competir por la escuadra de la ESPA (Escuela de Perfeccionamiento Atlético) provincial en Juegos Nacionales Escolares y Juveniles, topes nacionales de adultos, eventos inter provinciales, regionales, y a pesar de haber llegado tarde a la esgrima, 13 años (la edad apropiada para comenzar la práctica de la esgrima es 7 u 8 años).

Pero tenía todas las condiciones, fenotipo perfecto, estatura y movilidad para integrar la selección nacional.

Mi mamá no confiaba mucho, lo cierto era que no quería separarse de mí; yo sólo tenía 14 años, estaba criada en casa. Al final, apostó por mi futuro y así llegué a La Habana, a la entonces ESPA Nacional que estaba en Playa, lamentablemente cerrada en 1991. Ya sabes, en pleno periodo especial; aquello fue muy duro.

Sin embargo, fue increíble el salto cualitativo que experimenté. Adquirí cualidades competitivas con mi entrenamiento diario y sistemático, mi físico cambió en un abrir y cerrar de ojos para bien, mi técnica se depuró. Sobrevino el golpe que significó el cierre de las ESPAS provinciales y de la noche a la mañana me vi entrenando con las grandes figuras de ese momento.

Siendo juvenil ingresé en el Cerro Pelado, donde entrenábamos, como te dije, junto a figuras como Yamila Figueroa y Milagros Palma. Yo me veía tan chiquita, 15 – 16 años, pero no me amilané; ellas me ayudaron, además de contar siempre con el apoyo de mi mamá.

Entre 1992 y 1994, nombran como preparador principal de la espada femenina a Ramón Luis, que es el que condujo a la estelarísima Taimi Chappé a su título mundial en el 92.

Recuerdo esa época como si fuera hoy porque fui testigo de la dantesca situación que vivió la hija del gran basquebolista Pedro Chappé cuando, tras casarse y partir hacia España, se le negara la posibilidad de competir por Cuba. Esa errónea política obligó a la cubana a representar a la nación ibérica y proporcionarle a su nueva tierra muchos éxitos más.

Julita, tú viviste esa época. Recordarás que nombran a Pedro Enrique, que era el segundo entrenador en la espada masculina, como primero de las niñas y él logra aunar una pequeña preselección con algunas esgrimistas mayores y otras juveniles, entre las que me encontraba yo.

Transcurrieron años hasta que en 1998 ya pasé a formar parte como adulta de la escuadra nacional.

Para mí Pedro Enrique es mi “padre blanco”, con él aprendí muchísimo. Su metodología, su educación para que fuéramos buenos seres humanos además de deportistas.

Hacíamos las giras de hasta tres meses por Europa (otros tiempos por supuesto) y compitiendo en Copas, Grand Prix, competencias disímiles pudimos ubicarnos en el universo de la esgrima, entre los primeros 16 países del mundo. Incluso, La Habana era sede de un torneo internacional que se realizaba en PABEXPO y que llegó a aglutinar lo que más valía de nuestro deporte, Espadas Doradas. Llegamos a quedar terceras en ese certamen, con un elenco muy joven y eso nos permitió saber nuestro verdadero nivel.

En 1997 la esgrima cubana llega a la cima cuando en el Mundial de Ciudad del Cabo, la final de la espada fue entre cubanas pues el título me lo ganó Mirayda García, sin dudas una fuera de serie ¿recuerdas esa final? Yo iba delante pero la experiencia de ella me superó. Además, el bronce correspondió a Taimi Chappé compitiendo por España así que el podio fue nuestro… ¡y lo digo con orgullo!

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Y claro que lo dice con orgullo porque al final… ¡todos somos cubanos y el éxito de uno se multiplica en nuestro Verde Caimán!

¡Qué mayor muestra de la grandeza de nuestra esgrima que las medallas de plata conquistadas por el equipo masculino de florete en Barcelona 92 y la individual del espadista Iván Trevejo en Atlanta 96, el bronce de Elvis Gregory en la final individual 92 y del equipo florete hombres 96; preseas y títulos mundiales del propio Elvis, Rolando Tucker, Mirayda García, Zuleydis Ortiz y la portentosa Taimí Chappé, lamentablemente fallecida y quien impuso su clase en todas las planchas de esgrima del universo representando a Cuba y España!

La esgrima cubana fue creciendo y siempre resultó ser una digna heredera del genial espadista Ramón Fonts, campeón de los Juegos Olímpicos de París y San Luis.

¿Ahora? El retroceso es notorio: una base inestable sin recursos en un deporte muy costoso, la carencia de topes internacionales, el pensar diferente, la libertad de pensamiento de las actuales generaciones, el éxodo de excelentes técnicos.

Nos queda desearle éxitos a nuestra entrevistada, Zuleydis Ortiz, la chica de mirada sincera y sonrisa de oreja a oreja. Ella sabe que ante sí tiene un sendero repleto de obstáculos.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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