Desaparece por abandono estatal locomotora patrimonial de Sancti Spíritus

La responsabilidad por el cuidado del objeto museable recaía en diferentes instituciones como el Ministerio del Transporte, el grupo empresarial Azcuba y por supuesto, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC).

Locomotora patrimonial desaparecida en Sancti Spíritus © Escambray
Locomotora patrimonial desaparecida en Sancti Spíritus Foto © Escambray

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Este artículo es de hace 2 años

Una locomotora de vapor, declarada Patrimonio Cultural de la Nación, desapareció en la ciudad de Jatibonico, Sancti Spíritus, como consecuencia del abandono estatal.

Un reporte del periodico provincial Escambray denunció el hecho y reveló que la responsabilidad por el cuidado del objeto museable recaía en instituciones como el Ministerio del Transporte, el grupo empresarial Azcuba y por supuesto, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC).


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La locomotora fue construida en 1917 por Baldwin Locomotive Works, en Filadelfia, Estados Unidos, y tras su llegada a Cuba perteneció al ingenio Vitoria, convertido por el gobierno en el central Simón Bolívar en el municipio Yaguajay. La provincia llegó a contar con 11 máquinas, de las cuales hoy solo existe una.

A pesar de su antigüedad, la Baldwin No. 1363 se mantuvo activa hasta 2002, cuando un fracasado experimento de las autoridades, conocido como la Tarea Álvaro Reynoso, determinó que su uso fuese descontinuado. Ese proceso de reestructuración, cuyo propósito era modernizar el parque ferroviario del país, resultó en la paralización absoluta de un gran parque de locomotoras de vapor que, a pesar de sus valores históricos, cayeron en el olvido.

No fue hasta 2011 que una investigación del CNPC descubrió que apenas quedaban 270 de estos equipos, en condiciones ya de deterioro avanzado. Para intentar salvarlas, ese organismo creó un expediente y declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a 245 máquinas, de las cuales para 2020, sólo sobrevivían 136.

“Del parque de Yaguajay, cuatro se las llevó Eusebio Leal. Otras se trasladaron al central Marcelo Salado Lastra —antiguo Reforma— convertido en museo, en Caibarién, y la 1,363 fue para Jatibonico. La única existente hoy en Yaguajay logré regresarla desde La Habana porque la usó Camilo”, explicó el investigador espirituano Gerónimo Besánguiz.

No obstante, se supone que en Cuba exista un marco jurídico para velar por la protección de objetos museables, tradiciones y edificaciones. Dentro de estas regulaciones sobresalen la propia Constitución de la República, el Código Penal vigente y las leyes De Protección al Patrimonio Cultural y De los Monumentos Nacionales y Locales.

Anait Gómez, directora del Centro Provincial de Patrimonio de Sancti Spíritus, admitió que en muchas ocasiones resulta fatal entregar estos equipos a instituciones estatales que no reconocen su valor y que los ubican en cualquier espacio sin tener en cuenta las más mínimas condiciones.

“Tenemos que hacer un proceso de concientización, porque muchas entidades no saben lo que tienen, no planifican un presupuesto para conservar sus bienes o cuando cambian de directivo se engavetan las Actas de Responsabilidad. Eso ha provocado que se hayan deteriorado algunos. A veces hemos tenido que dar baja y otros los hemos recogido para protegerlos nosotros u otra entidad”, explicó.

Besánguiz señaló que en 2011 la locomotora desaparecida fue a parar en al central Uruguay en Jatibonico donde apenas recibió cuidados, pues las últimas instantáneas que se le hicieron la mostraban en mal estado y con un predominante color marrón, evidencia de óxido.

“La durabilidad de ese tipo de bien está en correspondencia con el grosor de la plancha con que se chapistee. A la de Jatibonico la vi en fotos hasta tapada de hierbas”, agregó.

En 2016 se anunció la construcción de una bioeléctrica en ese ingenio (el montaje aún no se termina), casualmente en el mismo sitio donde estaba ubicada la locomotora de más de 100 años de antigüedad.

El gobierno local determinó mover la máquina hasta la base de ómnibus del municipio. En ese lugar permaneció abandonada hasta que un trabajador de Azcuba detectó que había desaparecido por completo.

De acuerdo con el texto de Escambray, la mole de hierro fue desmembrada en los primeros tres días que siguieron a su traslado. El Consejo Nacional de Patrimonio decidió iniciar una investigación que involucra a las entidades que debían garantizar su protección.

Sin embargo, el daño está hecho y un fragmento importante de la historia y la identidad cubana ya no existe. Hechos similares ocurren a lo largo de todo el país, donde otros monumentos caen en la desidia y perecen ante la mirada indolente del gobierno.

En enero de 2021 se denunció el deterioro de un busto del General Antonio Maceo, ubicado en la localidad de Aguacate, en Mayabeque. Imágenes enviadas a CiberCuba permitieron comprobar que la escultura descansaba sobre un pedestal desvencijado, cuyo lado izquierdo estaba destruido. Asimismo, el parque donde se encontraba no contaba con iluminación nocturna, tenía bancos arrancados y varias farolas rotas.

En marzo de ese mismo año varios policías cubanos fueron captados orinando el monumento a Julio Antonio Mella, frente a la Universidad de La Habana. Una usuaria en la red social Facebook hizo la denuncia y expresó que se trataba de una profanación por lo que cuestionó la falta de castigo para esos individuos.

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