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Damas de Blanco: Historia de un movimiento pacífico liderado por mujeres en Cuba

Los días 18,19 y 20 de marzo de 2003 el gobierno cubano encarceló a 75 opositores políticos, activistas, bibliotecarios y periodistas independientes que luego fueron sometidos a juicios sumarios y condenados a penas que oscilaron entre los 6 y los 28 años de cárcel. Sus madres, esposas e hijas decidieron agruparse en el movimiento pacífico conocido como Las Damas de Blanco.

Laura Pollán, líder fundadora de las Damas de Blanco, fallecida en 2011 © Oliet Rodríguez/Blog "Historias cubanas"
Laura Pollán, líder fundadora de las Damas de Blanco, fallecida en 2011 Foto © Oliet Rodríguez/Blog "Historias cubanas"

Este artículo es de hace 2 años

A 19 años de la llamada Primavera Negra, el régimen cubano todavía enfrenta el desafío histórico de uno de los movimientos de resistencia cívica más genuinos de las últimas seis décadas: Las Damas de Blanco.

Los días 18,19 y 20 de marzo de 2003 el gobierno cubano encarceló a 75 opositores políticos, activistas, bibliotecarios y periodistas independientes que luego fueron sometidos a juicios sumarios y condenados a penas que oscilaron entre los 6 y los 28 años de cárcel.

Al calor de esos sucesos, las madres, hijas y esposas de los detenidos se unieron para reclamar pacíficamente su liberación en torno a la líder y fundadora del movimiento, Laura Pollán, una maestra recordada por sus alumnos como "una voz que los enseñó a pensar", según relató uno de ellos, el escritor Oliet Rodríguez.

Laura Pollán y Damas de Blanco. Foto: Oliet Rodríguez

En su blog Historias cubanas, Rodríguez cuenta sobre la fundación del movimiento: "Cuando su esposo fue encarcelado por sus ideas en la primavera del 2003 quise saber la razón de la injusticia. Esa tarde apenas pudimos hablar, en la sala de su casa se agolpaban muchas esposas, madres e hijas de personas, como su esposo, arbitrariamente encarcelados. Muchas buscaban consuelo en su palabra y otras, dominadas por la ira, pedían acciones enérgicas en contra del sistema represor. En aquel momento su voz pausada entregó el apoyo a los que lo necesitaban y la energía a los que pedían acción, pero dejó bien claro que la violencia estaría siempre alejada de su proceder. Decidieron exigir la liberación de sus esposos en lucha pacífica y con la ayuda de Dios. Irían a misa todos los domingos a una iglesia en Miramar, se vestirían de blanco pacífico y se armarían apenas de un gladiolo en las manos de cada mujer de la misma manera en que Martí ofrecía su rosa blanca al que arrancaba su corazón".

Las mujeres empezaron a reunirse en búsqueda de solidaridad común y llegaron a encaminarse, en un pequeño grupo, hasta la Plaza de la Revolución en La Habana para expresar su desacuerdo. En las consideraciones de quienes presenciaron aquellas acciones iniciales estaba la referencia al movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo, nacido en la Argentina de finales de los años 70 para reclamar justicia por sus familiares desaparecidos.

El primer día que estas mujeres cubanas salieron a las calles llegaron vestidas de blanco y con una flor al cuartel de la Seguridad del Estado en Villa Marista, y desfilaron hasta La Habana Vieja para pedir la libertad de sus familiares.

La aparición del grupo fue un desafío frontal que no se esperaba Fidel Castro, quien desacostumbrado a la confrontación de la población, no pudo más que lidiar con las mujeres a través de distintas formas de represión.

Las Damas de Blanco enfrentaron una férrea campaña de descrédito, y acciones de violencia física y psicológica cada vez que salían a caminar por la ciudad, especialmente los domingos, cuando se reunían en las iglesias.

Represión contra Damas de Blanco, al frente Laura Pollán. Foto: Oliet Rodríguez

Rodríguez, quien presenció uno de estos actos, relata: "En unas semanas decidí ir a la Quinta Avenida a verlas desfilar. Quise apoyarlas y a la vez descubrir el alcance de su protesta. Ese domingo, en las aceras de la calle 42 demasiadas personas conversaban sin motivo aparente cerca de varias guaguas. Los habían llevado hasta el lugar y cerca de la Séptima Avenida les repartían pan con jamón envueltos en nylon y una lata de refresco. Caminé por la Quinta Avenida y me detuve enfrente de la Iglesia de Santa Rita a esperar a que acabara la misa. Los mismos que sobraban en las calles ya habían merendado y se agolpaban dos cuadras más allá. La vi salir por la puerta de la iglesia junto a sus compañeras, completas de blanco y con los gladiolos en las manos y sentí orgullo de ser cubano y de conocerla. Mi premio fue su sonrisa al verme. Las seguí en su paseo hasta que la turba les impidió el paso".

Represión contra Damas de Blanco. Foto: Oliet Rodríguez

"Los colores marcaban el contraste, de un lado el blanco tranquilo de mujeres pacíficas y silenciosas, con flores como armas y del otro una agresividad multicolor desagradable, rostros desencajados y frases obscenas. La escuché decirle a una jovencita con licra y bajichupa que le manoteaba con insistencia en la cara sus improperios 'También lucho por tu libertad hija mía'. La situación se salía de control, los gritos insultantes se volvían más agresivos y el cerco de la turba se cerraba conmigo dentro. El punto de ruptura ocurrió cuando las damas de blanco comenzaron a corear la palabra 'Libertad', que parece que en boca de quien no está autorizado a decirla es una indecencia. De la nada aparecieron unas mujeres vestidas de militar y comenzaron a intentar llevárselas de allí. Usted y sus compañeras lucharon por su derecho a protestar sin violencia y se lanzaron al suelo para intentar hacer la agresión más difícil. (...) Cuando nos soltaron la acompañé a verse el brazo, le dolía muchísimo y luego supimos que se lo habían fracturado", contó el exalumno de Pollán.

La lucha de estas mujeres vio sus frutos siete años después, en 2010, cuando todos los encarcelados -intelectuales, comunicadores independientes, bibliotecarios y activistas- salieron de prisión gracias a negociaciones entre la Iglesia Católica cubana (solicitada por el movimiento) y el gobierno de España, donde se exilió la mayoría.

El esposo de Pollán, Héctor Maseda, también fue liberado, así como Ángel Moya, el esposo de Berta Soler, quien asumió la dirección de las Damas de Blanco tras la muerte repentina y en extrañas circunstancias de su fundadora en 2013.

Laura Pollán, su historia

Durante la Primavera Negra, Laura Pollán enfrentó junto a su hija el encarcelamiento de su esposo, el economista Héctor Maseda, presidente del Partido Liberal Democrático de Cuba y periodista independiente.

Sin embargo, antes, desde las aulas, había enfrentado numerosas injusticias y muestras de represión contra sus alumnos. Rodríguez recuerda el día en que impidió que la turba dirigida por el director de la escuela ingresara al aula para hacerle un acto de repudio a un alumno llamado Jorge.

"Los padres de Jorge habían decidido irse del país y usted se postró en el marco de la puerta y le dijo al director trasvestido en esbirro las palabras que suenan todavía en mi recuerdo: 'En esta aula yo soy la maestra, cada uno de mis alumnos es mi hijo y mi responsabilidad, aquí jamás se ofenderá, ni se vejará a nadie y menos a un niño, vergüenza debería darle señor director'. Esa tarde acompañamos Usted y yo a Jorge, todavía temblando, a su casa. Cuando me dejó en la puerta de la mía, me miró a los ojos y me dijo que no pusiera jamás en mi boca las palabras de otros", recuerda.

La opositora había invitado a todas las mujeres de la sociedad cubana a sumarse al movimiento, que se fortaleció y logró ejercer más presión sobre el gobierno, que finalmente aceptó el diálogo con la Iglesia por la liberación de los detenidos.

Laura Pollán. Foto: Oliet Rodríguez

El 15 de octubre de 2011, apenas un año después de la liberación de los prisioneros de la Primavera Negra, la opositora de 63 años falleció tras varios días de internamiento en el hospital Calixto García de La Habana a causa de un agresivo virus que se alojó en su pulmón y que obligó a los médicos a ingresarla en la sala de cuidados intensivos, según la versión oficial.

Los médicos dijeron a los familiares de la activista que las pruebas realizadas por el Instituto Pedro Kourí, especializado en enfermedades tropicales, determinaron que Pollán contrajo el Virus Respiratorio Sincitial y su situación se complicó al contraer también dengue tipo IV.

Sin embargo, su muerte estuvo rodeada de misterio y muchos acusaron al régimen de provocar el fatídico desenlace.

Marcha de las Damas de Blanco. Foto: Berta Soler en Facebook

El presunto asesinato de Pollán a manos del gobierno de La Habana volvió a la palestra pública el pasado año, a raíz del destape del agente Carlos Leonardo Vázquez González, quien reconoció en televisión nacional, en el contexto de la Marcha Cívica por el Cambio convocada para el 15 de noviembre de 2021, que había trabajado durante 25 años cumpliendo órdenes de la Seguridad del Estado.

Ante la exposición del infiltrado -doctor de profesión-, el sacerdote cubano de la Iglesia Episcopal Ricardo Santiago Medina Salabarría reafirmó sus sospechas de que Pollán habría sido asesinada.

"Fue algo recurrente que durante los siete días de gravedad de Laura Pollán, esta persona (Carlos Vázquez), permaneció de guardia en la sala de cuidados intensivos. Era siempre quien abría la puerta y nos decía que no podían dar ninguna información, que no molestáramos a los médicos que todo estaba bien", reveló.

El también opositor radicado en Miami dijo, además, que cuando vistió el cuerpo de la Dama de Blanco ya muerta, sintió que tocaba "un guante lleno de agua".

Damas de Blanco. Foto: Berta Soler en Facebook

"A Laura no le pusieron diuréticos, le provocaron la muerte. La muerte fue por el exceso de líquido que tenía en su organismo", aseguró.

El religioso relató que también coincidió con el médico-agente en el velorio del líder del Proyecto Varela, el opositor Oswaldo Payá.

"Cuando me avisaron que estaba enferma supe que su padecimiento no era casual. Maestra, el régimen lo controla todo, hasta los diagnósticos de los médicos y las medicinas que le suministran a los enfermos. Usted sabía que su decisión de abrir su movimiento a todas las mujeres cubanas que quisieran, con un familiar preso o no, era su sentencia, pero la asumió de la misma manera que a sus trece años cuando decidió irse a alfabetizar porque sentía que era su deber. Sabía que el dictador era implacable con sus enemigos, sin importarle el género ni la edad", escribió Rodríguez en su blog.

Actualmente, el movimiento dirigido por Berta Soler continúa siendo reprimido cada domingo, desde que el pasado mes de enero anunciara que saldría nuevamente a las calles para exigir la liberación de los presos políticos del 11 de julio.

Damas de Blanco en una misa. Foto: Berta Soler en Facebook

"Cada dama de blanco, donde esté, tiene el compromiso moral y político de apoyar a los familiares de los presos políticos que accionen por la libertad de su ser querido, de la misma forma, las Damas de Blanco convocan a los familiares de los presos políticos a que se sumen y nos acompañen en esta justa causa", convocó Soler, en referencia a las más de 700 madres y esposas que tienen familiares detenidos por el estallido del 11J en el país.

Damas de Blanco. Foto: Berta Soler en Facebook

En 2005, el Parlamento Europeo concedió a las Damas de Blanco el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, pero nadie pudo recogerlo entonces porque el gobierno cubano no permitió a sus representantes salir del país.

El pasado año, el Senado de Estados Unidos aprobó una resolución en honor al movimiento pacífico liderado por mujeres en Cuba.

Recientemente, Washington también reconoció el trabajo de la organización opositora en el marco del Mes de la Historia de la Mujer.

"Casi todos los domingos de este año, el régimen cubano las ha detenido por intentar ir a misa y rezar por los presos políticos", escribió en su perfil de Twitter la embajada de Estados Unidos en Cuba.

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