El debut del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en Tik Tok confirma su déficit de cubanía, tendencia a la frivolidad y su desbordada pasión guarachera y mal gusto para vestir, simulando desenfado.
El mandatario ha aparecido, por vez en primera en la popular red social, junto a dos reclutas latinoamericanos, a los que La Habana matraquea, intentando reeditar la "Operación Verdad", de 1959, para limpiar su imagen de represor y suavizar las críticas por las largas condenas a prisión de los manifestantes del 11J, pero despreciando a periodistas cubanos, capaces de hacerlo mejor que esos aliados temporales de la dictadura más antigua de Occidente.
Cuba padece una grave crisis estructural, que ha impedido a Díaz-Canel y su equipo legitimarse popularmente, y los problemas serios no se resuelven con peterpanadas ridículas; si el presidente quiere comunicar que convoque a periodistas cubanos, incluidos representantes de los medios independientes, y se someta a un tercer grado, abordando el desastre nacional, que no es económico, como pretende propagandizar la matriz ideológica comunista, sino política e institucional, con consecuencias jurídicas, económicas y sociales.
Hace años, que en Cuba palpita una solapada corriente de xenofobia, debido a la permanente postergación del nacional frente al extranjero, especialmente si el foráneo es aliado o simula apoyo al tardocastrismo; Raúl Castro Ruz intentó aliviar parcialmente ese sentimiento con la eliminación del odiado régimen de apartheid turístico y comercial, pero no fue suficiente porque los extranjeros devengan sueldos reales y los cubanos de miseria.
La pasión musical del presidente va en aumento; ya lo hemos visto casineando y amagando con un guaguancó, pero ahora ha revelado parte de su ideario: El barrio, base de su teoría política, inspirada en la vieja canción latinoamericana "Con medio peso", que tiene diferentes versiones, pero que las emigradas Hermanas Márquez decían en Nueva York y parte del mundo con inigualable autenticidad.
"Por medio peso compré una plaza, y esa plaza tenía una fuente; ya tengo plaza, tengo la fuente y, todo eso, por medio peso; con medio peso compré una guagua, y esa guagua me dio un carrito, ya tengo plaza, tengo la fuente, tengo una guagua, tengo un carrito y, todo eso, por medio peso..."
Díaz-Canel esbozó en Tik Tok que -conociendo los problemas del barrio- se conocen los del municipio, averiguando los del municipio, se saben las dificultades de la provincia y, detectando las deficiencias provinciales, se descubren las fallas de la nación... ¡este hombre es una mina!, años de formación universitaria, en el Colegio Nacional de Defensa, la Ñico López y hasta Doctor en Ciencias Técnicas, pero sin descuidar jamás la guaracha.
Para desgracia de Cuba, su presidente no necesita adversarios; actúa como su peor enemigo, incluido ese look Miami Vice, de grises pulóver y chaqueta desentallada y zapatos color mostaza, atuendo que solo faltó coronar con un buen cadenón de oro para conectar con los macetas de Tik Tok y los barrios empobrecidos, recién descubiertos, tras su viaje a Júpiter y vuelta a la realidad, tras el 11J.
Ya avisó el compañero General de Ejército, cuando fatigado por tanta reforma inconclusa, le vendió la administración de la finca a Díaz-Canel, definiéndolo como el único superviviente de la política de cuadros del partido comunista; cuando Raúl Castro se saltaba el guión era matador...
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