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El gobierno cubano incumplió en más de un 40% el plan de entrega de viviendas previsto para 2021, pero pretende duplicar en 2022 el número de viviendas terminadas el pasado año.
Lo anterior fue discutido en una reunión de balance del ministerio de la Construcción en la que se analizó el trabajo realizado en 2021 y las perspectivas del sector para el año actual. Según el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, la reunión de balance tiene que “marcar un antes y un después” en los planes de construcción de vivienda social del gobierno que encabeza Miguel Díaz-Canel.
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“Nosotros tenemos una gran insatisfacción con el Programa de la Vivienda, que es uno de los temas que más preocupa y afecta a la población, y que siempre nos lo dicen cuando vamos a los barrios”, expresó Marrero Cruz en la reunión celebrada este viernes, a la que también asistió el viceprimer ministro Ramiro Valdés Menéndez.
Según datos publicados en las redes sociales de la Presidencia de Cuba, en 2021 se terminaron 18,645 viviendas, para un 58 % de cumplimiento de lo previsto en el plan inversionista de la vivienda. La cifra supone un 39 % del total de los nuevos hogares entregados en 2020, cuando se concedieron casi 48 mil viviendas a los cubanos con necesidades habitacionales.
La falta de materia primas de importación, el déficit de explosivos para las canteras y la caída en la producción física de materiales de la construcción debido a las limitaciones en la entrega de cemento, fueron -según las autoridades- los principales obstáculos que dificultaron que el ministerio cumpliera con los objetivos planificados.
“Los atrasos y problemas en la construcción de la vivienda también tienen entre sus causas en que muchos gobiernos locales no le están prestando la atención que lleva este programa”, señaló Marrero Cruz ante la atenta mirada de Ramiro Valdés.
La descentralización en la gestión de gobierno en Cuba tiene esa particularidad: en cuanto algo no sale como estaba planificado, las responsabilidades se empiezan a buscar en los niveles directivos más alejados de la cúpula del régimen. Y es más fácil que rueden cabezas en los gobiernos locales que en el consejo de ministros y aledaños de la Presidencia.
“Ya es hora de dar un cambio total a esa situación, y este balance tiene que marcar un antes y un después. El ministerio de la Construcción tiene que asumir con todo su peso el papel rector en el Programa de la Vivienda”, avisó tajante el primer ministro.
Según su titular, Rene Mesa Villafaña, el ministerio “controla 12 programas constructivos” y en 2021 trabajó en más de 300 obras, de las cuales 86 son de continuación para el 2022. Para este año, “el plan de construcción de viviendas duplica el número de viviendas terminadas en 2021 con mayores terminaciones y un mejor fondo en ejecución”.
“Si hemos sido capaces de inventar las vacunas para enfrentar la COVID19, cómo no vamos a ser capaces de encontrar soluciones alternativas para la construcción de viviendas”, indicó triunfalista el primer ministro de Díaz-Canel.
Lanzado en su empeño de motivar al sector, Marrero Cruz pidió a sus responsables y otras autoridades “convertir cada municipio en un gran productor de materiales de la construcción”. Según explicó, eso se conseguirá “a través de la ciencia y la inteligencia que hay en cada localidad”, capaz de “generar y producir materiales alternativos”. Con esas capacidades cuenta el gobierno de la “continuidad” para duplicar este año el número de viviendas entregadas en el anterior.
Además, para este año el sistema de la construcción se propone “satisfacer la demanda de muebles sanitarios y enchape cerámico para las células básicas habitacionales planificadas”, “aumentar la producción de cemento hasta las 1,400 toneladas”, así como las ventas con destino a la población.
La vivienda es uno de los temas por resolver del gobierno cubano y a pesar de que el discurso oficial aboga por su construcción, de acuerdo a lo que estipula la Constitución, la realidad es que el incumplimiento de los pronósticos se reitera en cada período.
Los cubanos que desean construir se enfrentan a la falta de materiales e insumos, elevados precios y trámites burocráticos que hacen muy difícil el acceso a la vivienda.
Entre los muchos problemas habitacionales que enfrenta buena parte de la población, el gobierno reconoció que en 2021 quedaron pendientes 89,496 viviendas con pisos de tierra, una cifra que aunque es inferior a la de hace dos años, continúa siendo elevada.
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