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Inditex, empresa multinacional española de fabricación y distribución textil y casa matriz de Zara, cerró sus más de 500 tiendas en Rusia y suspendió la venta 'online' en el país.
“En las actuales circunstancias no se puede garantizar la continuidad de las operaciones y de las condiciones comerciales en la Federación Rusa y se suspende temporalmente la actividad en las 502 tiendas (de las cuales, 86 son Zara) y en el canal online del país”, detallaron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en comunicado citado por El Confidencial.
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La medida es una respuesta a la invasión ordenada por Vladímir Putin a Ucrania y a las pronunciaciones recientes del gobierno ruso hacia los empresarios extranjeros.
Inditex, compañía fundada por Amancio Ortega, reconoció que Rusia constituye alrededor del 8,5% del Ebit global del grupo. “Todas las tiendas operan en régimen de alquiler, por lo que la inversión no es relevante desde el punto de vista financiero”, dijeron.
En la última semana la compañía española perdió un 13,44% en bolsa. Señalaron que su prioridad es la plantilla de más de 9.000 personas, con las que pretende desarrollar un plan especial de apoyo. También cerraron temporalmente sus tiendas en Ucrania la semana pasada.
Otras multinacionales como H&M, Mango, Tendam, Asos o Ikea, también se retiraron de Rusia esta semana. Cortefiel cuenta con unos 400 empleados en ese país y también suspenderá temporalmente su actividad.
Este viernes el viceprimer ministro ruso Andrei Belousov advirtió a los empresarios foráneos en Rusia de que podrían ser despojados de sus operaciones. Les dio tres alternativas a las empresas extranjeras.
"La empresa sigue trabajando a plenitud en Rusia (...); los accionistas extranjeros transfieren su participación para que sea gestionada por socios rusos y puedan volver al mercado más adelante (...); o cesa definitivamente sus operaciones en Rusia, cierra la producción y despide a los empleados", dijo Belousov.
Las empresas extranjeras asumen que todos las propuestas tienen riesgos, evitan una reacción en los mercados occidentales que apoyan la causa ucraniana. Quienes transfieran acciones podrían estar entregando sus compañías con pocas garantías de recuperarlas y los que abandonen completamente Rusia podrían perder todos sus bienes en ese país.
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