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La producción de alimentos en Cuba no marcha: Respuesta a una Mesa Redonda

La producción agropecuaria en Cuba no puede avanzar sin cambios, necesarios y urgentes, en la estructura de los derechos de propiedad. Las 63 medidas, o los “parches” expuestos por el ministro no sirven para aumentar la productividad y eficiencia del sector, y están causando un daño añadido a las tensiones de los precios y la inflación.

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Este artículo es de hace 2 años

Una nueva edición de Mesa Redonda tuvo lugar este martes para informar sobre el impacto de las 63 medidas en la agricultura y los resultados en el comienzo del año de la producción de alimentos y su industrialización. Randy Alonso contó con la participación del ministro de la Agricultura, Ydael Pérez el de Industria Alimentaria, Manuel Sobrino.

Lo mismo que el día anterior hicieron las señoras Feitó y Bolaños, a estos dirigentes castristas les tocó “vender” humo con sus actuaciones a una audiencia que, después cuando sale a la calle y observa la realidad, no puede menos que distanciarse de los que dirigen el país. Poco a poco van cavando su propia tumba.

La Mesa estaba dirigida a explicar ¿cómo marcha la producción de alimentos en Cuba? Si alguien tiene alguna idea de la respuesta, que me lo haga llegar. Hablamos el mismo idioma que 600 millones de personas en todo el mundo, pero después de escuchar a los ministros, sigo sin saber nada. Y lo que es peor, sin entender lo que dijeron.

El ministro de la Agricultura abrió el fuego, y dedicó la primera parte de su larga intervención para felicitarse por el éxito de las “63 medidas que buscan dinamizar la producción agropecuaria en el país”. Una cantaleta que se ha convertido en recurrente, y que parece seguir la estela del ministro Gil cuando anunció más de 30,000 toneladas de productos agro en enero, sin especificar ni cuáles ni cómo. Igual que cuando se habla del forraje para el ganado. Nunca ha habido tanta falta de respeto a una ciudadanía por sus dirigentes.

Peor es aún que se rían de uno. Y eso es lo que hizo el ministro Pérez cuando dijo que las “63 medidas” están destinadas a dinamizar la agricultura reduciendo trabas y dando incentivos para producir, atribuyendo el éxito de la implementación de las medidas a una “gran integración de todos los organismos de la administración central del Estado, así como de los gobiernos locales, para su preparación, divulgación y capacitación”. Parece evidente que el ministro ha constatado la realidad de lo que ocurre: en el surco están poco interesados o nada, en estas medidas.

Unas medidas, organizadas burocráticamente en siete grupos de trabajo (1), que según el ministro surgieron del “trabajo sistemático con científicos, académicos, expertos y productores, el desarrollo del sistema educativo en todos los niveles, así como la comunicación efectiva con la población”. No hay cama pa' tanta gente. Le bastaría haber trabajado las medidas con los productores agropecuarios, y sabría qué se tiene que hacer.

En particular, al referirse al grupo de Estructura, en el que aún se podía tener alguna esperanza de que se abordara la cuestión clave de los derechos de propiedad de la tierra, el ministro explicó que está “enfocado en fortalecer las estructuras municipales y aligerar otras estructuras empresariales y estatales, fortaleciendo el Sistema Empresarial Agroindustrial Municipal”.

En concreto del sistema empresarial habló de poda de estructuras indirectas, lo cual no está mal, pero cuidado con pasarse de frenada porque se puede afectar la productividad del trabajo

Si se quiere que los productores agropecuarios sean la base fundamental del sector, el ministro debe saber que hay que ir más lejos. La cuestión de los derechos de propiedad le está esperando. Si se pretende que los 400,.000 productores registrados en la actualidad aumenten, solo lo podrá conseguir facilitando el acceso a los derechos de propiedad de la tierra, y no solo por la vía de la eliminación de trabas y burocracia.

Reconoció que “el país atraviesa uno de sus momentos más críticos en cuanto a insumos, fertilizantes y combustibles”. Otra cantaleta que se repite una y otra vez, pero que solo es atribuible a la incapacidad del régimen para lograr que esas producciones se obtengan en la economía nacional. No hay inconveniente de ningún tipo para que en Cuba se produzcan fertilizantes y combustibles para el sector agropecuario. Otros países lo hacen. Si en Cuba no se logra, no se podrá producir más.

Del tema financiero, dijo que “se está trabajando en tres pilares fundamentales en relación con la adquisición de divisas: créditos externos, proyectos de colaboración internacional y la inversión extranjera”. Complicado asunto, cuando todas las divisas que entran al país siguen centralizadas en el gobierno, impidiendo que los actores económicos puedan hacer uso de ellas. Así no se puede producir más.

En concreto, de las operaciones financieras, destacan los bajos resultados alcanzados. El ministro dijo que la Banca de Fomento y Desarrollo Agropecuario, de septiembre a diciembre de 2021 otorgó financiación por 1,427 millones de pesos, que benefició a 1,303 productores, con préstamos a un tipo de interés de 1,5% para la producción de arroz, plátano, yuca, guayaba, porcino, ganado vacuno, frijol y papa. No presentó una evaluación de esta actividad financiera que, en todo caso, alcanzó dimensiones muy reducidas, lo que confirma que los productores agropecuarios siguen dando la espalda a los bancos. Hacen bien.

En cuanto a la resolución 173/2021 del Banco Central de Cuba destinada a facilitar el acceso al crédito (de capital de trabajo y de inversión) para los productores agropecuarios financiando el 50% de los intereses por el presupuesto del estado a partir del Fondo de Desarrollo y flexibilizar las garantías, tampoco está para celebraciones, Con esta ayuda del presupuesto, que entraña más gasto público (y déficit) se concedió financiación por 4.673 millones de pesos. Tres veces más que la Banca de Fomento y Desarrollo Agropecuario, pero igualmente no se presentó evaluación de resultados. Así tampoco se produce más.

De los servicios de seguro, en sus dos modalidades de seguro de inversión y de cosecha, se dijo que tan solo han llegado a 9,000 productores, un porcentaje que no alcanza ni al 2% del total en otra clara manifestación de lo lejos que está el ministro de la realidad agropecuaria del país. El coste echa para atrás a muchos.

También pasó revista a las tarifas fijas en la electricidad y el agua, justificando la bonificación a cargo del presupuesto del estado, a pesar de la situación mundial que existe con los precios del combustible que han roto lo fijado en el plan. Del servicio de agua señaló que muchas de las protestas acarreadas por la Tarea Ordenamiento se han corregido. Parece mentira que se tuvieran que adoptar estas soluciones en aquel momento. El ministro se curó en salud diciendo que “aunque está todo aprobado, puede haber alguien haciéndolo mal”. Increíble.

Por lo que respecta a impuestos, el ministro habló de los beneficios en el pago de impuesto sobre ingresos personales a los productores agropecuarios a través de la reducción de la tasa impositiva de un 5% a un 2%, no solo a los productores individuales, también a las CPA y la UBPC. Una medida insuficiente, claramente inflacionista, porque ha obligado a los productores a trasladar el impuesto a los precios mayoristas a fin de no perder dinero. La presión fiscal sobre la agricultura sigue siendo elevada.

A continuación, pasó revista a asuntos tan diversos, como “la ficha de costo del arroz que presenta dificultades, al no haber fertilizantes”.

Dijo que “las cooperativas pueden trabajar con capital extranjero, autorizando también a los productores facultades para importar y exportar”. Anunció los trabajos “también en la modalidad de Agricultura de Contrato de conjunto con el Mincex para diseñar esquemas innovadores que combinen mecanismos de cooperación internacional con la inversión extranjera”.

También reconoció escasos avances en una de las “63 medidas” los llamados polos exportadores, por la dificultad de lograr un nivel de moneda libremente convertible, “que permita comprar en nuestras tiendas, que todavía no tienen un buen abastecimiento”, y por ello, anunció que se han vendido más de 13 millones de insumos en MLC a los productores.

En este punto, anunció con tono enfático, que “más de 10,000 productores (menos del 3% del total) han pasado por las tiendas y han comprado. Los productos más vendidos fueron piensos, electrodos, botas, PVC, machetes, neumáticos, puntillas, detergentes y desinfectantes”, reconociendo que la oferta es insuficiente sin llegar a atender las necesidades. Nada ayuda a producir más.

De hecho, en vez de apostar por un mercado potente de insumos en moneda nacional, el ministro se adhirió a las tesis del titular de economía, según la cual “hay que incrementar la exportación y las soluciones internas que puedan llevar a la MLC”. La obsesión con la MLC y su centralización en manos del estado, en contra de los intereses de la agricultura. Así no se puede producir más.

También señaló las normas jurídicas dirigidas a aumentar la producción agropecuaria y los productores; en total, siete decretos leyes, 11 decretos y 19 resoluciones. “Todas relacionadas con la mecanización, el riego, el drenaje agrícola y el abasto de agua; las semillas y los recursos fitogenéticos; el gestor de fuerza de trabajo agropecuario; y la vinculación de usufructuarios con empresas estatales y cooperativas, entre otras”. La eterna creencia de los comunistas cubanos de que se puede dinamizar la economía con publicaciones en la Gaceta oficial. Falso.

Para los trabajadores agropecuarios estatales, el ministro pretende que “se desprendan de aquellos sistemas de pagos muy complicados que existen y por ello, se les autoriza a pedir créditos directos al banco y no tienen límites en el salario de modo que están en igualdad de condiciones con el productor individual”. Como si este fuera realmente el problema.

También señaló que “la empresa estatal deberá ser más eficiente y tener menos UEB en medio”, para añadir que “aún tenemos mucha tierra ociosa y muchos productores que son buenos y eficientes y les falta tierra”. Señaló que la gestión eficiente de la fuerza de trabajo se ve muy condicionada por “administrativos que frenan su correcto desarrollo”.

En cuanto a los abastecimientos, el ministro reiteró la cifra del titular de economía, relativa a las 38,000 toneladas entregadas en enero, más que en el año anterior, hasta alcanzar un total de 128,000 toneladas entregadas, pero sin indicar la composición o cuáles han sido los efectos. Tan solo dijo que en La Habana se han promediado 540 toneladas diarias en enero y en febrero mejorará, cuando el año pasado en mismas fechas se promediaron 100, si bien reconoció que la capital necesita casi 900 toneladas diarias. Es decir, por mucho que se creciera, aún están por debajo de la mitad con este cálculo de abastecimientos que dice bien poco de quien lo presenta.

En este punto, pasó revista a dos de las principales producciones agropecuarias.

Del porcino señaló que “el país está sustentado en la importación. Se recibía un número importante de barcos que no están llegando, y se ha mantenido la genética para preservar la base. Más de 150,000 cerdos que eran comerciales para producir las crías que luego se utilizarían para la ceba. En estos momentos no llegamos a 30,000 paridas y que no están bien alimentadas”. Reconoció que no es lo mismo “utilizar un saco de pienso concentrado para alimentar a estos animales para la ceba que utilizar una hectárea de yuca para hacerla pienso porque en la ganadería y cría porcina, “la falta de alimento influye de manera negativa”.

Hizo referencia a las medidas aprobadas para estimular la ganadería, como la autorización de la comercialización de carne vacuna y el autoconsumo a los productores, después de cumplir el compromiso con el encargo estatal y siempre que garanticen que no haya decrecimiento de la masa ganadera. Señaló que al cierre del año 2021 se beneficiaron con esta medida del sacrificio 5,545 productores con 16,336 cabezas de ganado vacuno. Cifras escasas que confirman el escaso éxito de esta medida. Por eso no hay más producción.

También refirió la modificación del precio de acopio de la leche fresca, que se aplicó a partir del primero de noviembre del 2021, a razón de 20.00 CUP por litro. Según esta medida, el productor, una vez cumplido su contrato con la Industria Láctea puede comercializar los excedentes a precios por acuerdo, con la industria u otros destinos. De este asunto, no ofreció datos, de lo que cabe suponer que la aceptación fue incluso menor sin tener efectos en la producción. La cuestión es por qué estas medidas no sirven para producir más. Tal vez habría que revisar los contratos con la industria estatal, en ambos casos.

El ministro reconoció que las cooperativas son básicas para la agricultura. Casi el 80% de los productores están bajo esta fórmula para la que se elaboró un “diagnóstico participativo en los lugares y se implementaron 18 soluciones propuestas como resultado del diagnóstico”. En particular, fueron aprobados los precios de compra para cooperativas y productores iguales al de las empresas para insumos productivos, equipamiento e inversiones y de manera experimental se crearon cooperativas de segundo grado en cinco municipios del país. Tampoco ha servido para producir más.

También dedicó parte de su comparecencia a hablar de la comercialización, con referencia al contrato que “debe jugar el papel de instrumento de relación entre las empresas y los productores individuales, en los planes de siembra, producción y ventas”, para añadir a continuación, con un claro mensaje ideológico, que “se deben evitar los intermediarios en el proceso de contratación para que los productos den menos vueltas y lleguen más baratos a la población”.

Insistió el ministro en que “la persona o entidad que compra debe mostrar capacidad financiera para pagar a los productores de forma inmediata para resolver de forma definitiva los impagos a productores que ascienden a 28.813.000 pesos”. Un problema que subsiste, cuya solución exige otro tipo de medidas, como comprobar quién es el que no cumple los contratos.

Para concluir, citó, con fuerte contenido ideológico comunista, que los “principales retos de la agricultura para este año son contribuir a la consolidación del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional con el cumplimiento de las 63 medidas, así como lograr el propósito en el programa de autoabastecimiento municipal de tener una caballería de yuca y plátano por cada mil habitantes, así como otras viandas rústicas”.

También citó entre los retos “priorizar el programa de la agricultura urbana, suburbana, la soberanía alimentaria y educación nutricional, así como la siembra de patios y parcelas” y “fortalecer el control sobre el uso y tenencia de la tierra y la atención a los usufructuarios y consolidar el control de la masa ganadera son también misiones de la agricultura este año”.

No es esta la fórmula que se necesita para producir más y mejor. La producción agropecuaria en Cuba no puede avanzar sin cambios, necesarios y urgentes, en la estructura de los derechos de propiedad. Las 63 medidas, o los “parches” expuestos por el ministro no sirven para aumentar la productividad y eficiencia del sector, y están causando un daño añadido a las tensiones de los precios y la inflación. Los cubanos lo saben, y por ello, cada día hay más distancia con sus dirigentes.

(1) Estructura; Financiamientos e Inversión; Programas Productivos; Cooperativas Agropecuarias; Cuadros, Comportamiento y Formación; Ciencia e Innovación; Informatización; y Comunidades Agropecuarias

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Elías Amor

Economista, Miembro del Consejo del Centro España-Cuba Félix


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