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El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) la condena de 23 años de cárcel impuesta a un joven cubano con discapacidad intelectual por manifestarse el 11 de julio en la isla.
Ese organismo, con sede en España, presentó la historia clínica de Walnier Luis Aguilar Rivera, donde aparecen los antecedentes que demuestran que desde niño ha requerido tratamiento médico y atención por el área de Psiquiatría.
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“La historia clínica de Aguilar Rivera evidencia que ha requerido desde niño tratamiento especial por psiquiatría. Especialistas del estatal Centro de Diagnóstico y Orientación certificaron desde 2014 que era un niño y adolescente con necesidades educativas especiales, por padecer de discapacidad intelectual (retraso mental, según la terminología utilizada en Cuba)”, expresa la denuncia ante el organismo multinacional.
Pese a esto, el cubano de 21 años fue sentenciado a una larga condena por un supuesto delito de “sedición” tras salir a protestar en el barrio La Güinera, de La Habana, detalla el documento.
“La figura delictiva de sedición está escogida para sembrar terror en la población cubana: prevé condenas que oscilan entre los 10 y 20 años de cárcel, o la posible pena de muerte. La imputación, juzgamiento y probable condena por sedición forma parte esencial del patrón represivo ejemplarizante que se ha diseñado contra jóvenes que no han cejado en el deseo de seguir exigiendo derechos y libertades, y Walnier Luis es víctima del plan”, explicó OCDH al exponer el caso en la ONU.
Recordó que su padre, Wilber Aguilar, ha dicho públicamente que la familia está desesperada y que en Cuba no hay lugar para hacer una reclamación, pues él mismo ha agotado todas las instancias y nadie se interesa en leer el historial médico del joven, quien estudió en una “escuela especial” desde la adolescencia, y fue diagnosticado desde entonces con retraso mental, trastorno del aprendizaje y de la conducta, y debe permanecer medicado.
Asimismo, OCDH denuncia que las autoridades cubanas denegaron hacerle al acusado una prueba médico/psiquiátrico forense en la fase investigativa y judicial, para lograr que este fuera condenado en el juicio.
Al respecto, menciona que en 2018, "una Comisión de Reclutamiento Militar de La Habana compuesta por un equipo médico/forense, entre ellos especialistas en psiquiatría, determinó su exención del Servicio Militar por “funcionamiento intelectual limítrofe” y ser un “sujeto no apto” para asumir obligaciones naturales o cotidianas".
Actualmente se encuentra recluido en la prisión del Combinado del Este, en La Habana.
Aguilar Rivera fue detenido el 20 de julio, y estuvo en desaparición forzada por espacio de siete días, durante los cuales se le impidió el acceso a los medicamentos y se ocultó información sobre su paradero a sus padres y sus abogados.
El caso de este joven ha trascendido a la opinión pública no solo por el proceder irracional de la justicia cubana contra los manifestantes del llamado 11J, sino por las denuncias vehementes de su padre, Wilber Aguilar, en redes sociales.
En emotivos videos este hombre asegura que está "indignado" por la condena de 23 años impuesta a su hijo y ha pedido a los funcionarios del régimen "parar con este sufrimiento que vive el pueblo", en referencia a los juicios contra los que salieron a las calles el 11J.
Aguilar considera que no hay lugares en Cuba en los que pueda quejarse y "decir la verdad de lo que está pasando". Contó que ha ido a la Fiscalía General de la República y al Tribunal Supremo, pero que le han engañado e ignorado sus reclamos. "El país está revuelto, todo es mentira, todo es mentira", enfatizó en fecha reciente.
El domingo, este hombre y el padre de un menor que también está detenido, se sumaron a una convocatoria de la organización femenina Damas de Blanco para salir a las calles a exigir la liberación de los presos políticos del país.
Aunque el llamado estaba destinado a las madres cubanas, ellos dijeron que no podían quedarse de brazos cruzados, e instaron a la población del país a apoyarlos.
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