Pasean cuadro gigante del dictador Fidel Castro por las calles de Sancti Spíritus

"Lo que me gusta de esa imagen es que concuerda el año del camión con la mentalidad del PCC (Partido Comunista de Cuba). Nada más antiguo y retrógrada. Estancados en el tiempo de procesiones al culto personal": dijo en Twitter un usuario, en reacción a la noticia.

Imagen de la caravana Foto © Escambray / Yoan Pérez

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Este artículo es de hace 2 años

A pesar de que el dictador cubano Fidel Castro advirtió que no deseaba que se realizara culto a su personalidad en Cuba tras su muerte, su voluntad ha sido y sigue siendo ignorada por sus seguidores.

Este 6 de enero, Sancti Spíritus conmemoró la llegada a este territorio de la Caravana de la Libertad, en 1959, con el paseo de un cuadro gigante de Castro montado en un jeep militar, en el que aparece con su mano derecha en el aire, en señal de saludo; informó el diario local oficialista Escambray.


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El centro de Sancti Spíritus se inundó de fotos y pancartas con la imagen de Castro, colocadas en los edificios emblemáticos de la ciudad.

"Un bosque de banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio —como en el recibimiento a la Caravana original en los inicios de aquel año crucial de 1959— acogió a los caravanistas en medio de consignas, cantos y vítores de la multitud que se agrupó en las inmediaciones del edificio de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena, en aquel entonces sede de la Sociedad El Progreso, para rememorar hoy como ayer el arribo victorioso de Fidel y sus compañeros a tierra espirituana", precisó la nota.

En las imágenes difundidas por el medio se ven niños en edad escolar, con sus uniformes de primaria, adolescentes, integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), combatientes de la revolución y oficiales del Ministerio del Interior. Una actividad que debió superar el centenar de personas, a pesar de los riesgos de la pandemia del coronavirus, que en los últimos días ha crecido en cifras de contagios en el país.

También esta semana, en La Parra, una comunidad rural de Cienfuegos, se inauguró una escultura de hormigón y ferrocemento de unos cinco metros de altura, con la forma del brazo del dictador, en homenaje a una visita que hiciera a esa zona en 1969 y al aniversario 63 del triunfo de la revolución. El mismo presidente Miguel Díaz-Canel le había dado el visto bueno en diciembre de 2021, durante una visita.

Le pusimos corazón, para que esta comunidad y Cuba lo recuerden por siempre. La tarja es de bronce; el resto, de hormigón y ferrocemento, materiales simples pero imperecederos, como Fidel: afirmó en la ceremonia inaugural el escultor Juan García Cruz, su autor, quien también ha realizado el Obelisco por los 200 años de Cienfuegos y la estatua a Los Elefantes, que simboliza al equipo de béisbol provincial.

Pero la ciudadanía no pudo contenerse y una oleada de memes circula ahora por las redes para burlarse del monumento al brazo del comandante, en cuya mano se han colocado, en lugar del lápiz original, diversos objetos característicos de la isla, como un paquete de café hola o una libreta de abastecimiento.

Con el paseo de un cuadro suyo por Santi Spíritus, tampoco han tardado en aparecer las burlas. En un post del usuario Liborio en Cuba en Twitter al respecto, varios comentarios comparan dicho culto con los que se han realizado en otros regímenes autoritarios, como la Unión Soviética o Corea del Norte.

Alguien que se identifica como Jonatha Cortador advirtió que "la isla se llenará de estatuas con el sátrapa ese y hasta habrá que saludar cada estatua y hasta no darle la espalda estilo North Korea, eso viene, prepárense, vivir para ver".

"Lo que me gusta de esa imagen es que concuerda el año del camión con la mentalidad del PCC (Partido Comunista de Cuba). Nada más antiguo y retrógrada. Estancados en el tiempo de procesiones al culto personal. #CubaEsUnaDictadura", dijo otra persona, bajo el nombre de Betorobay.

Quizás por eso, y no necesariamente por humildad, que nunca fue una de sus características, Castro no quería que se le realizara ningún tipo de homenaje. Pero el fanatismo hacia su figura que se encargó de fomentar durante más de cinco décadas, ha terminado jugándole una mala pasada.

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