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La construcción del nuevo estadio de fútbol para el Inter de Miami será decidida en una votación crucial de la Comisión de la Ciudad, la cual definirá si respalda o no los planes de reurbanización en el campo de golf de Melreese.
Los planes constructivos del Miami Freedom Park incluyen un enorme centro comercial, un hotel, un parque y por supuesto, la sede para el equipo, en parte propiedad del famoso ex futbolista británico David Beckham.
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“Tenemos un acuerdo, en principio”, dijo el alcalde de Miami, Francis Suárez al diario El Nuevo Herald. Ahora todo depende de lo que decida la Comisión, añadió el político, pues en los próximos días los funcionarios de la ciudad deben comenzar a presentar los términos del contrato a los comisionados.
En 2018 se realizó el referéndum que permitió omitir una licitación pública y negociar únicamente con los propietarios del Inter de Miami para lograr la enorme transformación inmobiliaria que tendrá por escenario 131 acres de tierra al este del Aeropuerto Internacional de la urbe.
Para que el acuerdo del nuevo estadio sea aprobado, se necesitan cuatro de los cinco votos de la Comisión. Hasta el momento, uno de sus integrantes, Manolo Reyes, ha manifestado que votará en contra del proyecto, por lo que todo depende de los restantes miembros.
En las conversaciones con el Inter, franquicia de la Mayor League Soccer (MLS), se discutieron además cuatro documentos legales: dos de arrendamientos, un acuerdo de no reubicación y el último de administración de la construcción.
El nuevo estadio tendría capacidad para 25,000 espectadores y permitiría al conjunto jugar en su propia ciudad, pues desde 2020 lo hacen en su renovada instalación de prácticas en Fort Lauderdale.
Los otros propietarios de la franquicia, los hermanos Mas, quieren negociar con la ciudad un contrato de arrendamiento de 99 años sin licitación con la ciudad, que supondría entonces la construcción del complejo en lo que es hoy el único campo de golf municipal dentro de los límites de Miami.
La iniciativa pretende financiarse con fondos privados, en oposición a la forma en que se manejan otros equipos deportivos como los Miami Marlins. De esta manera pretenden generar ganancias fiscales para los gobiernos locales y estatales, además de otros beneficios públicos.
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