Héctor Luis Valdés: Salir de Cuba a cambio de la excarcelación de Esteban Rodríguez

Entrevista exclusiva del periodista y activista cubano con CiberCuba, desde el aeropuerto de El Salvador, donde se encuentra varado junto a su colega y amigo, luego de ser ambos forzados por las autoridades a abandonar Cuba.


Este artículo es de hace 2 años

El gobierno cubano ha querido matar dos pájaros de un tiro. La misma operación que realizara en 2021 la Seguridad del Estado con el artista Hamlet Lavastida y su pareja, la poeta Katherine Bisquet, la ha repetido ahora con los periodistas Héctor Luis Valdés y Esteban Rodríguez: el excarcelamiento de uno de los dos, a cambio de la salida forzosa, o destierro, de ambos. No se puede hablar de una salida voluntaria cuando esa salida ocurre bajo amenaza de encarcelamiento en caso de retornar. Tampoco se puede hablar de liberación.

Ni Hamlet Lavastida, ni Esteban Rodríguez ahora, fueron liberados. Ambos fueron sacados de sus celdas por las mismas autoridades que les habían privado de libertad y trasladados bajo custodia al aeropuerto internacional de La Habana. Sin escalas ni tiempo para despedirse de nadie. Lavastida, luego de tres meses en el cuartel general de la Seguridad del Estado que es Villa Marista, y Rodríguez, luego de ocho meses en el Combinado del Este; periodos en los que fueron sometidos a castigos y malos tratos.


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Rodríguez y Valdés, a diferencia de Lavastida y Bisquet, no conforman una pareja amorosa, pero sí son amigos y colegas. El afecto que les une, el compromiso que cada uno siente hacia el otro, lo han demostrado no solo en redes sociales sino en los momentos en que han sufrido represión, y la Seguridad del Estado ha querido jugar con eso.

Rodríguez, además, es un hombre que padece varias enfermedades crónicas: asma, hipertensión, diabetes y una cardiopatía congénita. Una prisión cubana, para él, como preso político, puede suponer un riesgo serio para su vida. Desde el 13 de noviembre, además, lo estaban confinando en una celda a la que se le dice "el sarcófago", por sus dimensiones y por la falta de ventilación.

Cuando la Seguridad del Estado le dijo a Héctor Valdés que sacaba de la prisión a su amigo, que era básicamente sacarlo de una tortura, a cambio de que se fueran del país y no retornaran, él hizo lo que probablemente cualquier otra persona hubiera hecho en su lugar: aceptó.

Ahora ambos se encuentran varados en el aeropuerto de El Salvador, luego de que el gobierno nicaragüense les hiciera saber, a través de la aerolínea Avianca, que no podían entrar a su territorio. No pensaban quedarse allí, pues Nicaragua es otra dictadura aliada a la de Cuba, sino que pensaban emprender la peligrosa travesía migratoria que tantos cubanos y centroamericanos siguen hacia Estados Unidos.

Ninguno de los dos tenía visa para otro lugar del mundo y Nicaragua es de los pocos países que, desde hace pocos meses, permite el ingreso de cubanos sin otra cosa que su pasaporte. Sus gobernantes saben que la mayoría no se quedará ahí de todas formas. Pero, sin aún explicar por qué, impidió la entrada a Valdés y Rodríguez, y en estos momentos ambos esperan por que algún gobierno democrático y solidario, les extienda una mano.

Para conocer más su historia, CiberCuba dialogó con Valdés Cocho por teléfono.

CiberCuba: ¿Cuál es la situación actual de ustedes?

Héctor Luis Valdés: Nosotros fuimos expulsados ayer, 4 de enero, a las 5:20 de la mañana. Nosotros fuimos expulsados del país hacia un vuelo que hacía escala en Tocumen [Panamá], de Tocumen iba a San Salvador, de San Salvador a Nicaragua, y de ahí nosotros entonces íbamos a coger la ruta que cogen todos los cubanos hacia Estados unidos. Yo y Esteban.

Cuando llegamos a Tocumen no hubo ningún tipo de dificultad. En el aeropuerto José Martí tampoco tuvimos dificultades y en El Salvador tampoco. Cuando llega el vuelo que nos iba a trasladar a Nicaragua, Avianca nos dice que el gobierno de Nicaragua había emitido la orden a la aerolínea de que Esteban Rodríguez y yo no podíamos entrar al país. Nos llamaron por el altavoz, fuimos al buró donde se hace el check-in, y ahí nos lo dijeron, en la sala 7.

Cuando supimos eso, automáticamente preguntamos a dónde podíamos ir a quejarnos y buscar una solución, porque nosotros estamos en un país que no es el nuestro, y estábamos de tránsito, en una escala, y no podemos quedarnos acá. Entonces nos dijeron que eso lo tenía que solucionar Copa.

Cuando hablamos con Copa, nos dice que no tiene que solucionar eso, porque cuando hicimos el check-in, todo estaba correcto y volamos con la aerolínea, que eso es cuestión de las autoridades nicaragüenses que tomaron esa decisión a última hora, y estamos acá. No podemos regresar a Cuba, no podemos continuar hacia Nicaragua. Estamos varados aquí.

¿Por qué no pueden regresar a Cuba?

Porque nos dijeron que si regresábamos Esteban iba a ser procesado por desorden público y resistencia, y también porque supuestamente se fue como huyéndole a la justicia, aunque ellos fueron los que lo expulsaron.

O sea que lo tratarían como si Esteban se hubiera escapado de la prisión.

Exactamente. Ellos lo tomaron como eso, como que Esteban escapó de la prisión. Ellos lo van a tomar así, y si regresa lo van a procesar por desorden público, resistencia y por eso también de que estaría huyendo de la justicia.

Por supuestamente ser un prófugo.

Exacto. Esa fue la amenaza que le hicieron a Esteban, y a mí por supuesto por ser cómplice de la huida y de toda esa historia. Un invento horroroso.

¿A Esteban lo sacaron directamente de la prisión para el aeropuerto?

Directamente. Esteban vio a su mamá en la terminal 3 del aeropuerto José Martí, que la llevaron para que se despidiera de él, unos minutos. La mamá incluso sufrió un desmayo cuando vio a su hijo pasar inmigración y la tuvieron que atender inmediatamente.

¿No pudo ver ni a sus hijas, ni a su esposa?

No, Esteban a las niñas no las pudo ver. Él nada más que pudo ver a su madre cinco minutos y en el sexto minuto la madre sufrió un desmayo. Esteban aún tiene incluso las ampollas en los pies de las shakiras.

¿Ustedes pidieron asilo político ahí en el aeropuerto a El Salvador?

Nos presentamos a las autoridades de inmigración y lo pedimos, pero nos dijeron que ellos no pueden dar el asilo político, que ellos no son los que lo dan. Le dijimos entonces que nos indicaran quién lo daba y nos dijeron que era una institución a la que ya hemos escrito y no nos ha dado respuesta alguna.

Las autoridades de inmigración del gobierno salvadoreño lo que nos dicen es que acá no podemos estar, que ellos nos pueden permitir que estemos en el aeropuerto, pero no de por vida. Los que me atendieron fueron oficiales de inmigración, nos atendieron en muy buena forma, con tremenda decencia, y nos permitieron cargar nuestros celulares. Nos dijeron que nos acomodáramos y pasáramos la noche, pero que ya hoy había que buscar una solución.

¿Tú fuiste parte de la negociación para que Esteban saliera de la cárcel?

Sí, sí.

¿Era una condición para que Esteban fuera excarcelado que tú te fueras del país junto con él?

Exactamente, exactamente.

Y era algo con lo que, imagino, no te sentías cómodo, porque en el pasado habías publicado que no querías irte de Cuba.

Yo había rechazado esa petición en tres ocasiones. No referente a Esteban, sino en las tres ocasiones que ellos me lo propusieron a mí, y yo las había rechazado porque no me interesaba, pero ya Esteban estaba presentando un cuadro verdaderamente preocupante, porque Esteban estaba adelgazando a la velocidad de la luz.

Esteban estaba siendo víctima de una celda a la que le decían "el sarcófago", donde lo pusieron del día 13 de noviembre en adelante, y no tenía ningún tipo de respiración en esa celda, era una celda tapiada por completo. Esteban estaba haciendo huelgas de hambre muy seguidas, por eso mismo, por los maltratos que estaba sufriendo, y ya era demasiado la situación que estaba presentando Esteban.

Entonces yo les dije: "Bueno qué es lo que ustedes quieren, ¿que yo me vaya? Yo me voy, pero suéltenlo también". Porque Esteban ahora es que está un poquitico envuelto en carne, pero Esteban estaba más delgado que yo, y era preocupante. Esteban está pesando 87 kilogramos.

¿Y con qué peso entró a prisión?

Con 130 kilogramos, si Esteban estaba obeso.

Ahora mismo, ¿qué es lo que necesitarían ustedes?

Nosotros lo que estamos pidiendo, para cualquier país un asilo o un refugio político, porque ya llevamos 24 horas vagando por este pasillo, que ya yo me sé la cantidad de cuadrados que tiene. No hemos comido, no hemos tomado agua, hemos tomado agua de las neveras que están acá en los pasillos, pero no hemos comido. Lo único que tenemos en el estómago es café.

¿Y tienen dinero?

Lo que nos queda es 20 dólares y, para colmo de los males, el aeropuerto no cuenta con oficinas de Western Union. Porque muchas personas que nos han escrito por privado, que están dispuestas a ayudarnos, pero no hay manera de enviar nada, porque el aeropuerto no cuenta con oficinas de Western Union, ni siquiera con bancos, porque ya averiguamos.

¿El pasaje para Nicaragua lo pagaron ustedes?

Sí, sí, aquí yo tengo los boletos. Aquí yo tengo el boleto de Tocumen a San Salvador, que todo transcurrió bien, que fue por Copa, y el de Avianca de San Salvador a Nicaragua, que fue al que no nos dejaron subir. Y en todas las escalas sabían nuestro destino final, que es lo que yo digo: ¿por qué nos hicieron llegar hasta aquí? Yo estoy aterrado, aterrado. El cansancio ya me lo estoy sintiendo, son 24 horas sin dormir, 24 no. Súmale los días anteriores que yo llevaba sin dormir a raíz de todo esto.

¿Porque esto fue algo de última hora?

Sí, fue de quince días para acá.

Cuando las autoridades te propusieron eso, ¿fue hace quince días?

Exacto, exacto. Yo tengo unas ojeras que no son normales en mí. Mi mamá está desesperada en Cuba, desesperada. La mamá de Esteban padece de los nervios y también está desesperada. Y Esteban es hipertenso, diabético, asmático, y todo el reguero de enfermedades que tiene Esteban.

Fíjate hasta dónde yo llego: si yo tengo que regresar a Cuba, yo regreso, pero a Esteban que le den asilo en cualquier lugar. Si yo tengo que regresar a Cuba y enfrentarme a eso yo solo, yo regreso, pero a Esteban me le tienen que dar asilo en algún lugar, aunque sea en La Patagonia, pero si yo tengo que regresar a Cuba de aquí yo no me muevo hasta que a Esteban no le den asilo. Si regresa, lo van a meter preso de nuevo, y con más años. Ya, yo regreso a Cuba, pero él no. Él no.

No me da la gana que yo vea a mi amigo de nuevo partirse en tres, como lo estaba viendo yo. No me da la gana. Yo regreso. Vaya, yo regreso a Cuba, pero cuando yo vea a Esteban montarse en un avión y que me lo saquen para cualquier país donde le den el asilo político. Yo regreso. ¿Ellos me quieren a mí como trofeo? Yo regreso. Yo regreso y que hagan conmigo lo que les dé la gana, pero a Esteban me lo tienen que montar en un avión.

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