Turistas canadienses contagiados con coronavirus durante sus estancias en diciembre último en instalaciones hoteleras de Cayo Coco, en Ciego de Ávila, denunciaron a la prensa de su país las condiciones del aislamiento al que fueron llevados, al que calificaron como “pequeña prisión” y “pesadilla”.
Desde el 15 de diciembre último, Canadá recomienda no hacer viajes no esenciales, aunque aún están permitidos, pero los viajeros deben presentar una prueba negativa, realizada dentro de las 72 horas previas de su arribo al país.
Según Laurianne Gagné, de 22 años y quien se enfermó durante su estancia en el hotel Memories Caribe Beach Resort, tras dar positivo un día antes de su regreso a Quebec, fue trasladada al hotel Playa Paraíso, donde aíslan a los turistas contagiados con el virus en Cayo Coco.
"Me entró el pánico. No me dieron ninguna instrucción, así que fui directamente a aislarme en mi habitación ", declaró este miércoles al diario La Prensa, de Quebec.
Igual contó que cuando llegó al centro de aislamiento vio que el hotel estaba lleno de quebequenses infectados con el virus y que la ubicaron con otras dos mujeres más en la misma habitación.
De acuerdo con Gagné, el ambiente allí “es pesado. Todos están molestos, asustados y preocupados. No es seguro. Poníamos un silla frente a la puerta”.
Contó que en el alojamiento no hay jabón ni papel higiénico. "Lo tuvimos que pedir durante dos días", dijo, además, de que en las camas solo tenían una sábana y las lagartijas deambulaban por todo el apartamento.
Audray-Ann Lapointe, de 19 años, quien también pasó su aislamiento en ese mismo lugar reveló al citado medio que la instalación “parecía un lugar abandonado. Había arañas por toda mi cama”.
Otra turista canadiense entrevistada, Guylaine Pellerin, de 21 años, también aseguró que allí recibían las comidas en horarios aleatorios y tampoco tenían conexión a Internet para comunicarse con sus familias.
"Es como una pesadilla", afirmó Pellerin, además de apuntar que “había basura por todas partes", y que es como una "pequeña prisión".
El agua potable también es limitada. “Solo teníamos una botella de agua al día y teníamos que pelearla”, apuntó también otra joven canadiense entrevistada, Audray-Ann Lapointe.
Las tres jóvenes, que regresaron a Quebec este 3 de enero, coincidieron en que les resultó difícil comer los alimentos, porque no tenían buen aspecto o no estaban bien cocinados.
También dijeron que debieron pagar 150 dólares diarios por el alojamiento y la comida. “Al final me cobraron por una consulta médica que nunca tuve”, añadió Lapointe.
Asimismo cuestionaron las prácticas de los trabajadores de la salud de ese lugar. Lapointe contó que “una enfermera entró a nuestra habitación, se quitó la máscara y preguntó si podía usar nuestro baño".
Añadieron, que cuando llegaron se les prometió pruebas diarias, hasta que su carga viral fuera lo suficientemente baja como para poder regresar a Canadá, pero realmente solo estaba permitido una prueba cada cinco días.
Además, consideraron que las agencias de viajes tiene una deplorable falta de honestidad para exponer la situación epidemiológica de Cuba. “Mi agencia de viajes, Voyage à Rabais, me dijo que no había ningún caso de Covid-19 y que el problema estaba en Quebec. No recibimos ninguna advertencia, no esperábamos eso en absoluto", apuntó Pellerin.
“Sunwing nos estaba diciendo que no había casos en Cuba, pero hay brotes en todos los centros turísticos. Nos mintieron”, expuso Lapointe, quien recomendó, además, que todo el que pueda cancele o posponga su viaje a Cuba. "Si hubiera sabido que íbamos estar así, nunca habría ido", puntualizó.
"No quiero quejarme de mi situación, porque fue mi decisión viajar", comentó Gagné, pero “si puedo conseguir que alguien cancele o posponga un viaje, está bien".
Igual experiencia vivió el canadiense Alain St-Louis, de 52 años, quien permaneció cinco días en ese centro de aislamiento para turistas en Cayo Coco. “Pasamos por el infierno allí. Era como una prisión”, declaró este martes a La Jornada de Montreal, de Quebec.
Narró, además, que la comida estaba tan sucia que habría perdido entre 15 y 20 libras durante su estadía. En particular, habría recibido huevos cuya yema era marrón, además de hamburguesas y albóndigas mal cocidas.
También su hermana y sus dos hijas pasaron por esta amarga experiencia, y aseguraron que si hubieran leído algo así o les habrían advertido que estarían en un lugar como ese, si daban positivo en Cuba, “habrían dejado pasar ese viaje”.
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