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La poetisa cubana Georgina Herrera Cárdenas falleció este lunes a los 85 años, tras varios días hospitalizada con COVID-19 en la sala de terapia intensiva del Hospital Salvador Allende, en La Habana.
La profesora e investigadora María Caridad Cumaná anunció la triste noticia desde sus redes sociales. “La poesía cubana está de luto”, afirmó en su post, donde también compartió una selección de versos de la ilustre escritora.
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Además de poemas, Herrera Cárdenas fue autora de cuentos y novelas, guionista de radio y televisión. Nació en 1936 en el municipio de Jovellanos, Matanzas, un territorio de fuerte presencia yoruba. En su obra estuvieron presentes siempre los temas religiosos y la identidad negra.
A los 14 años publicó sus primeros versos en diarios de La Habana. En ellos mostró ya la calidad intimista, personal, que marcaría toda su creación posterior. “Su poesía revela aspectos hermosos o terribles de la cotidianidad, con una audacia que roza una inocencia esencial, sin abandonar la lucidez de una sensibilidad que la poetisa parece entresacar de rincones turbios y que ella aclara con la sencillez y la ternura”, expresó la también poeta, filóloga y periodista cubana Mirta Yánez, citada por el sitio web Mentekupa.
En 1962 Georgina Herrera publicó su primer texto, titulado GH, a través del grupo literario El Puente. Sus poemas no tienen un ápice de panfleto político, como era habitual en la época, sino que presentan un tono personal, profundo, centrado en el género y la racialidad.
Hizo de sus versos un espacio para reivindicar las luchas de la mujer, y de manera particular de aquellas que cargaban el estigma de ser negras. Lo hizo siempre desde su propia experiencia y subjetividad, como conversación cercana y emotiva con sus lectores.
“Mis orishas y mis negras viejas/ no necesitan/ que en un rincón les pongan alimentos/ ni agua para la sed./ Lo que les quema la garganta son las ganas de justicia./ Visto así,/ los he puesto a viajar,/ no en esos barcuchos,/ atenazados por los traficantes./ El viaje,/ ahora, es al revés./ Puse alas en mis palabras/ y en las palabras están ellos”, reza una de sus obras más reconocidas, que lleva por título Las aguas van cogiendo su nivel.
Hace apenas unos días, como parte del Festival del Cine de La Habana se estrenó el documental Otra vez ante el espejo, de la realizadora Rebeca Chávez, donde se expone parte de la vida y obra de la escritora, quien a pesar de sus méritos no tenía todo el reconocimiento social e institucional que merecía.
En 1974 publicó los libros Gentes y cosas y Granos de sol y luna; en 1989, el poemario Grande es el tiempo, mientras que Gustadas sensaciones salió en 1996. Gritos fue publicado en 2004, África en 2006 y Hay Gatos y liebres o Libro de las conciliaciones en 2010. Sus poemarios fueron traducidos a varios idiomas, forman parte de antologías poéticas y un libro con selección de su poesía ganó en 2016 el Premio de Libro Latino en la categoría de Poesía Bilingüe.
“Es la poeta cubana más sencilla del último siglo. La más paciente y emotiva, quizás la más consciente de la simultaneidad del sufrimiento y la alegría, de la fugacidad de lo terrible y la permanencia de lo amable. Su mirada limpia y tristísima extiende su maternidad hacia la gente y las cosas sensibles. Sus versos nacieron iluminando la pobreza real, atravesando discriminaciones y otros pesares hasta revelarnos el envés de lo doméstico y convertirse en reina cimarrona, mensajera de nuevas sublevaciones del corazón y la esperanza”, afirmó el poeta y crítico literario Roberto Zurbano sobre la obra de Georgina Herrera Cárdenas.
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